Vivir de alquiler envejece el doble de rápido que fumar o no tener trabajo

Un equipo británico empleó bolsas de sangre de 1.420 personas, a las que realizaron metilación del ADN para medir la edad biológico de las personas. Este proceso consiste en realizar modificaciones químicas que intervienen en el envío de señales dentro de las células y en la activación o desactivación de los genes. Los organismos más jóvenes tienden a tener una mayor cantidad de sitios de metilación en comparación con aquellos más avanzados en edad. La rapidez con la que esta metilación decrece a medida que envejecemos está influida por diversas circunstancias y, en cierto sentido, influye en la velocidad de nuestro proceso de envejecimiento. Desde hace una década es el factor biológico más preciso con el que se cuenta para conocer la edad real.

Hace unos años se estudiaba en base con el acortamiento de los telómeros. Estos miden la edad biológica, no la que aparece en el DNI, conocida como edad cronológica. Se sabía que los hábitos saludables –como no fumar, no beber alcohol, tener una dieta equilibrada o hacer ejercicio– favorecían su longitud. Pero hasta la fecha nadie había añadido a esa receta saludable contar con una propiedad a tu nombre.

Además de las muestras genéticas de los encuestados, los participantes rellenaron una serie de cuestionarios donde debían indicar problemas en su vivienda como la cantidad de ruido, el frio, los niveles de moho y luz o la contaminación acumulada. Todos estos datos los cruzaron con el Estudio Longitudinal de Hogares del Reino Unido (UKHLS, generalmente denominado Understanding Society), el registro histórico de viviendas británico.

Cuando se añadieron a la mezcla las circunstancias históricas de la vivienda, los repetidos atrasos en la compra de casas y la exposición a la contaminación/problemas ambientales la modificación de los genes se asoció con un envejecimiento biológico más rápido. Sin embargo, aquellos encuestados que vivían en viviendas sociales, con un menor costo y mayor seguridad de permanencia en el hogar, no detectaron suficientes diferencias en el ADN, al igual que aquellos que contaban con una casa propia.

Los investigadores observaron que «el impacto del alquiler en el sector privado, a diferencia de la propiedad absoluta, fue casi el doble que el de estar sin trabajo en lugar de estar empleado. También fue un 50% mayor que haber sido exfumador en comparación con no haber fumado nunca. En concreto, los alquilados sumarían cada siete años uno 'extra'.

A pesar de los datos que respaldan al estudio, los investigadores indican que se trata de un «trabajo observacional y, como tal, no se puede establecer como la causa-efecto definitiva de envejecimiento». También reconocen limitaciones en sus hallazgos. Señalan, por ejemplo, que »no había medidas contemporáneas de la calidad de la vivienda, y los datos de metilación del ADN provinieron únicamente de encuestados europeos blancos«, por lo que el envejecimiento podría variar dependiendo de la raza del inquilino o si la vivienda de alquiler es de nueva construcción y tiene menos problemas estructurales.

No obstante, sugieren que los resultados muestran que entre los futuros avances de salud para la sociedad se debería tener en cuenta la calidad de las viviendas. Según sus palabras, «Nuestros resultados sugieren que las difíciles circunstancias de la vivienda afectan negativamente a la salud a través de un envejecimiento biológico más rápido. Sin embargo, el envejecimiento biológico es reversible, lo que pone de relieve el importante potencial de los cambios en las políticas de vivienda para mejorar la salud».

Teresa Rubio Tomás, investigadora postdoctoral en el Institute of Molecular Biology and Biotechnology (IMBB) de Grecia, explica en declaraciones al SMC España que podemos 'rejuvenecer' a nivel biológico con cambios en nuestro estilo y calidad de vida. «Menos estrés psicológico, buena dieta y ejercicio físico, y en general todo lo que implica salud física y mental. Tal y como destacan los autores, la posibilidad de revertir en envejecimiento biológico da una base científica a la inversión en políticas relacionadas con el acceso a viviendas de calidad, pues la mejora de la calidad de vida retrasa el envejecimiento biológico».

La publicación sostiene que hasta el momento, las decisiones políticas en el Reino Unido han favorecido principalmente a propietarios e inversores, mientras que los inquilinos experimentan niveles significativos de «estrés e incertidumbre». Esto se debe a la constante amenaza de desalojo, el temor a los aumentos en el costo del alquiler y la continua búsqueda de mejores condiciones de vida en otros lugares.

Además, y a pesar de haber sido realizado en Reino Unido, los investigadores concluyen que sus hallazgos «probablemente sean relevantes para la vivienda y la salud en otros países, especialmente en aquellos con políticas de vivienda similares».