Veteranos del 11-S acuden a Maui para colaborar en la búsqueda de víctimas, con 1.300 personas sin localizar

Después de pasar varios días cortada, incluso para los residentes, para no entorpecer las labores de búsqueda de víctimas, las autoridades decidieron reabrirla el martes por la noche para residentes, personal de emergencia y trabajadores esenciales, y para el público general a partir de este miércoles.

«Era ya el momento de abrir la carretera y descomprimir la angustia de la gente», dijo el gobernador de Hawái, Josh Green, al 'Honolulu Star-Adviser', sobre la principal vía que conecta el oeste de Maui, la parte más afectada por los incendios, con el resto de la isla.

La razón principal de la angustia no desaparecerá con la apertura de la carretera. La última cifra de muertos está en 110 fallecidos, pero se sabe que serán muchos más. Según el recuento oficial, todavía quedan 1.300 personas sin localizar, en un proceso agonizante para sus familias. Las autoridades han reconocido que quedan muchos días duros por delante.

«En los próximos diez días, el número de fallecidos podría duplicarse», reconoció Green en una entrevista en la cadena CNN. «No quiero tratar de estimar un número final porque nuestra gente está trabajando muy duro ahora mismo».

Las malas expectativas de Green tienen que ver con una realidad. Hasta el miércoles por la mañana en Hawái, los equipos de búsqueda solo habían peinado un tercio de la superficie quemada de Lahaina, que ardió de manera violenta el martes y miércoles de la semana pasada por un fuego azuzado por vientos huracanados. La localidad, de 12.000 habitantes, quedó tomada por las llamas en pocas horas. De momento, es el fuego más mortífero de EE.UU. en el último siglo. El único incendio con más víctimas se remonta a 2018, entre Minnesota y Wisconsin, que acabó con la vida de 453 personas.

Las primeras víctimas identificadas de la tragedia no se conocieron hasta el martes por la noche. Se trata de Robert Dyckman, de 74 años, y Buddy Jantoc, de 79. La identificación de los muertos, con cadáveres consumidos por el fuego, es uno de los desafíos para las autoridades. Hasta Lahaina se han desplazado expertos de las cuatro esquinas de EE.UU. para colaborar en esos esfuerzos.

Entre ellos hay veteranos de las tareas de identificación de restos en la montaña de escombros que dejaron las Torres Gemelas de Nueva York tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. También antropólogos de varias universidades, expertos en detectar y analizar restos humanos, y que participaron en las mismas tareas en la última gran tragedia con incendios de EE.UU., el que mató a 85 personas en el norte de California en noviembre de 2018 y que tuvo características similares a los de Lahaina: la combinación de gran sequedad en el terreno y fuertes vientos.

Las autoridades han comenzado a solicitar muestras de ADN a los familiares de posibles víctimas para lograr la identificación.

Mientras tanto, prosigue la búsqueda de restos humanos con la ayuda de una veintena de perros especializados. Todavía no se ha registrado ninguno de los edificios de varias plantas de Lahaina, los que tienen más riesgo de sufrir daños estructurales.

La estimación de la Agencia de Gestión de Emergencias de Maui es que el coste de reconstruir Maui será de 5.500 millones de dólares. De momento, el Gobierno de Joe Biden ha asegurado que proporcionará toda la ayuda necesaria. «Todos los activos que Maui necesite estarán ahí», dijo el presidente de EE.UU. el martes durante una visita a Milwaukee, en referencia a los equipos de emergencia y miembros del Ejército desplazados a Hawái. «Y seguirán allí todo lo que necesiten».

Poco después, la Casa Blanca anunció que Biden visitará Maui el próximo lunes. El mandatario había dicho que acudiría a la isla junto a la primera dama, Jill Biden, «tan pronto como sea posible», pero que esperarían hasta «no entorpecer las labores de búsqueda».