El Vaticano avisa al sínodo alemán de que no puede cambiar la moral católica ni tiene autoridad sobre los obispos

Le dice que «nuevas doctrinas representarían una amenaza para la unidad de la Iglesia»

Pretende aprobar cuestiones como el sacerdocio femenino, la eliminación del celibato obligatorio o la bendición de parejas del mismo sexo

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El Papa Francisco bendice a los fieles durante el ángelus del domingo EFE

Javier Martínez-Brocal

Corresponsal en el Vaticano

La Santa Sede alza el tono contra el sínodo de la Iglesia de Alemania, técnicamente llamado 'camino sinodal', e intenta evitar que dé lugar a un nuevo cisma en la Iglesia católica.

La historia comienza en 2018, cuando un informe sobre abusos ... cometidos por eclesiásticos en Alemania lleva a algunos obispos a interrogarse sobre si son responsables sólo quienes los han cometido, o si hay situaciones sistémicas en la Iglesia que los provocan o facilitan.

Se delineó entonces un proceso de debate que comenzaría en Adviento de 2019 y terminaría en primavera de 2023, en el que participarían al mismo nivel 115 laicos y otros 115 obispos, religiosos y sacerdotes, distribuidos por orden alfabético. Están abordando cuestiones relativas a cuatro grandes ámbitos: Poder y separación de poderes en la iglesia; Relaciones de pareja y sexualidad; Sacerdocio; y Papel de la mujer en la Iglesia. Para aprobar las resoluciones finales, hará falta el acuerdo de dos tercios de la asamblea, y también de dos tercios de los 69 obispos.

Del 8 al 10 de septiembre se reunirán en Fráncfort para aprobar cuestiones como el sacerdocio femenino, la eliminación del celibato obligatorio, la bendición de parejas divorciadas o del mismo sexo, o la revisión de la moral sexual en el Catecismo de la Iglesia Católica. Obviamente sus decisiones son recomendaciones, pero el Vaticano ha lanzado la alarma por la presión que están sintiendo algunos obispos y fieles para que ya sean puestas en práctica.

«Para proteger la libertad del Pueblo de Dios y el ejercicio del ministerio episcopal, parece necesario dejar claro que el 'Camino sinodal' en Alemania no tiene el poder de obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevos enfoques de la doctrina y la moral», ha asegurado la Santa Sede con un inédito comunicado especial dado a conocer este jueves.

El texto, con tono grave, avisa de que «no es lícito poner en marcha en las diócesis, sin un entendimiento concordado a nivel de la Iglesia universal, nuevas estructuras o doctrinas que representarían una herida a la comunión eclesial y una amenaza a la unidad de la Iglesia». Entre líneas se avisa del peligro de un cisma si el «camino sinodal» decide en la práctica cambiar la doctrina católica o, por ejemplo, el modo de nombrar nuevos obispos.

No son posibilidades remotas. El pasado domingo, Marc Frings, secretario general del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), dijo abiertamente que pretenden cambiar la doctrina sobre la homosexualidad con una «declaración consciente contra lo que dice el actual catecismo, que ha sido crítico con la homosexualidad desde mitad de la década de los 70, degradándola y acusándola de pecado».

Otra de las resoluciones que se votará en septiembre solicitará a los sacerdotes que «bendigan» a «parejas que se aman», en referencia a divorciados que han contraído matrimonio civil o personas del mismo sexo que mantienen relaciones afectivas. Hace unos meses el Vaticano descartó esta posibilidad por su semejanza con la boda religiosa, y propuso como alternativa la bendición individual de cada persona.

Además de otros cambios en la moral sexual católica, solicitan cambios en el proceso de nombramiento de nuevos obispos, de modo que se escuche y se tenga en cuenta la opinión al respecto de asambleas de laicos.

El Vaticano no entra por ahora en el mérito de estas supuestas «propuestas», pero les solicita que «confluyan en el (otro) Sínodo que está promoviendo la Iglesia universal (desde el Vaticano), para un enriquecimiento mutuo y un testimonio de esa unidad con la que el cuerpo de la Iglesia manifiesta su fidelidad a Cristo el Señor». Se refiere al Sínodo sobre la sinodalidad, que está abordando entre otras cuestiones el modo de implicar a los laicos en el gobierno de la Iglesia.

Con este cuadro se entienden mejor las palabras del Papa Francisco en una entrevista del 14 de junio pasado a medios de comunicación de los jesuitas. «Al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, monseñor Bätzing, le dije: 'Hay ya una muy buena Iglesia evangélica en Alemania. No necesitamos dos'», explicaba entonces el Papa. Además, dijo que le preocupa que esa discusión sinodal se limite a «élites intelectuales y teológicas», y quede «influenciada por las presiones externas».

Con este comunicado, el Vaticano por primera vez reconoce que soplan vientos de cisma en Alemania e intenta aplacarlos, antes de que se conviertan en otro «huracán Lutero».

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