Valentín Fuster: «Deberíamos reducir nuestro colesterol a niveles de recién nacido»
El cardiólogo propone medidas agresivas y actuar antes de que aparezca la enfermedad cardiovascular. Una ecografía en las piernas permitiría detectar quién tiene más riesgo
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Madrid
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Iniciar sesiónEl cardiólogo Valentín Fuster tuvo una crisis existencial hace diez años. Lo sabía casi todo sobre la patología cardiovascular, en la que llevaba gran parte de su vida investigando. Pero se dio cuenta de que más importante que tratar la enfermedad era trabajar ... en proteger la salud. A partir de ese momento dio un giro a su investigación y empezó a diseñar una nueva estrategia científica para intervenir en personas sanas, esas que aún no han desarrollado la enfermedad pero podrían hacerlo. Desde entonces su objetivo ha sido reducir la oleada de pacientes que cada año sitúan a la enfermedad cardiovascular, como la más letal del mundo.
Empezó a fijarse en las arterias sanas, las que aún no se han endurecido ni estrechado y buscó señales entre la población de 20 a 40 años para poder predecir el riesgo con años de antelación. Esa nueva estrategia se ha ido plasmando en cuatro estudios científicos que este viernes desmenuzó en una conferencia con motivo de la 42 Lección Memorial de la Fundación Fernández-Cruz que preside el profesor Arturo Fernández-Cruz.
Esos estudios corroboran la intuición que tuvo hace diez años. «Estamos perdiendo un tiempo precioso esperando que se produzca el primer infarto para empezar a tratar la enfermedad cardiovascular. Cuanto más tarde se actúe, habrá menos beneficios para el paciente y lo combatiremos a un coste más alto», insistió al auditorio de la Real Academia de Medicina, donde le escuchaban otros cardiólogos y la consejera de Sanidad de Madrid, Fátima Matute.
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Nuria Ramírez de Castro
La enfermedad cardiovascular empieza a gestarse muy pronto. Por eso el director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), Valentín Fuster, propone realizar intervenciones precoces con pruebas poco costosas. «Bastaría con una ecografía de las piernas para detectarla», explicó. Pidió al auditorio olvidarse de los niveles de riesgo de colesterol asumidos como seguros y que todavía indican las guías clínicas con las que trabajan los cardiólogos. «Niveles de 120 mg/dl no son normales», aseguró. Su propuesta es reducir la cifra de colesterol LDL o 'malo' en la población sana, aunque con algún signo de enfermedad, a niveles tan exigentes como los 70mg/dl, es decir como los de un recién nacido.
Una batalla en el interior del organismo
El organismo humano libra un auténtica guerra contra el colesterol. Una batalla en la que «sabemos que una persona sin factores de riesgo (diabetes, colesterol, hipertensión, tabaquismo...) también puede sufrir un infarto por condicionantes genéticos», asegura. Y en la que la edad cronológica poco tiene que ver con la edad biológica. De ahí que insista en abordar el riesgo cardiovascular desde edades precoces.
Defendió una educación que ponga el foco en los hábitos saludables en la infancia, con recordatorios a lo largo de diferentes etapas y donde la educación entre de lleno en las familias. No solo para proteger el corazón sino el cerebro, porque la enfermedad vascular también es la responsable del alzhéimer. «La conexión corazón y cerebro es crítica», insistió el director del CNIC.
La Fundación Fernández-Cruz entregó también en el mismo acto el premio con el que cada año reconoce los avances científicos que avanzan en las enfermedades implicadas en el envejecimiento.
CardioRed o cómo llevar el mejor médico al paciente
Este año se ha premiado el proyecto CardioRed1 de la Comunidad de Madrid «que lleva la ciencia al enfermo», resumió Fernández-Cruz. La iniciativa nació desde los profesionales sanitarios para mejorar la gestión de recursos y la atención de los pacientes en Madrid. Cuatro hospitales (Clínico San Carlos, Príncipe de Asturias de Alcalá, Severo Ochoa de Leganés y el Hospital de Fuenlabrada) trabajan en red y coordinados con el SUMMA 112 y los 43 centros de salud de estas áreas.
La idea es ofrecer la mejor atención sin mover al paciente para realizar procedimientos que requieren una especialización. En lugar de enviar a los enfermos a centros más especializados y alejados, CardioRed hace posible que el profesional sea quien se desplace para practicar su intervención al centro más cercano al enfermo. Esto no solo consigue mejores resultados en salud para el paciente, sino que fomenta un espíritu de confianza y respeto entre los profesionales y líderes de los distintos centros.
Con el impulso del Clínico San Carlos
Este modelo de trabajo comenzó con el impulso del Hospital Clínico San Carlos. Primero se empezó a colaborar con el Severo Ochoa y tras comprobar que daba resultados se extendió al Príncipe de Asturias (2012) y al de Fuenlabrada (2018). Ahora el objetivo es ampliarlo a más centros sanitarios de la comunidad.
El cardiólogo Carlos Macaya puso la semilla de este proyecto en 1998. Ayer el director del proyecto, Julián Pérez Villacastín, recogía el galardón de la fundación Fernández-Cruz, dando las gracias a todos los profesionales que lo hacen posible. «Es un premio colaborativo. Lo más importante son los equipos humanos para hacer posible que todo funcione. CardioRed es el ejemplo de que basta con cambiar la organización para trabajar mejor y conseguir mejores resultados, aunque no se tengan más recursos».
Este último premio se suma a una lista de galardones de prestigio que la fundación ha otorgado en los últimos años, como Carlos López Otín, Juan Carlos Izpisúa, María Blasco o Shinya Yamanaka, entre otros.
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