El último homenaje de Blanca a su hija asesinada en 2023: contar quién era
Carla, de 26 años, fue estrangulada en Gerona el 26 de julio. Había salido con su asesino unos meses siete años atrás
Su madre quiere advertir a otros progenitores de posibles 'monstruos' que acechen a sus víctimas
«Me ha arrebatado a mi hija Carla para siempre. Como premio, él ha tenido menú navideño»
Blanca posa para ABC en Barcelona el día en que Carla hubiese cumplido 27 años
No hay dolor más inefable y contra natura que el de Blanca Gutiérrez Gil. Su hija Carla yace desde el 26 de julio de 2023. Sus cenizas están en casa de su madre, que no puede ni quiere despegarse de ella, su unigénita. El ... penúltimo homenaje de Blanca a Carla es velarla, hablar de ella, mostrar su rostro, reivindicar su nombre: Carla, 26 años. Y contar cómo era: vital, enamorada de su trabajo como recepcionista en el hotel Peninsular de Gerona, apasionada de sus tortugas, de los viajes que no había podido realizar por la economía poco boyante en casa, vital, sana, confidente de su madre...
El último tributo será el juicio a Antoni (Toni, como le llaman), interno desde el pasado verano en la cárcel de Figueras por ser el (presunto, en todo caso) asesino confeso de Carla Fernández. Su condena es lo que aguarda cada día desde entonces Blanca, lo que la retiene con vida en esta Tierra donde ya no encuentra motivos para seguir pisándola cada mañana. Esta madre que, generosa, presta su tiempo y su conversación a este periódico afirma lapidaria: «Yo ya estoy muerta». «Me estoy preparando porque ese juicio, que tardará un año y medio o dos aún, es la fecha máxima para que yo aguante en este mundo, pero quiero una pena dura y que él no salga pronto a la calle y pueda hacerle lo mismo que le hizo a mi hija a otras chicas».
Ayudar a otros padres a advertir las señales de que puede estar pasándoles lo mismo a sus hijos sin que ellos pestañeen siquiera es el otro gran objetivo vital de esta mujer. Porque ella sigue reprochándose haber «pecado» al ser sumamente educada y no haber ido a hablar con los padres del amigo de su hija para frenar los indicios de lo que aleteaba como cierta obsesión. «No se ve, nunca piensas que te tocará a ti. Te encuentras un 'monstruo' de estos y no lo ves venir», lamenta.
El supuesto despecho de Toni venía porque habían salido unos meses siete años atrás y Carla decidió pasar página porque eran mejores amigos que novios. Carla tenía otra ilusión desde hacía ya un lustro, además de su piso comprado en 2021. Pero la recepcionista accedió en abril de 2022 a compartir una habitación de su inmueble con su amigo, apremiada por el pago de la hipoteca. Pronto surgieron los problemas en la convivencia, Carla detectó síntomas de que Toni quería algo más y puso freno. Él acabó enfadándose y yéndose de la casa compartida. Era octubre de 2022, solo habían transcurrido unos meses, pero el criminal ya comenzó a orquestar su plan mortal.
Control y aislamiento
Se hacía el encontradizo con ella y con su madre, aparecía en lugares que frecuentaba la joven y a pesar de que sí estuvo años intentando aislarla de los suyos y acosándola, ciertamente nadie pensó de él nada más que era «algo raro». «Tiene estética paramilitar, hace 'parkour', levantamiento de pesas, es fuerte..., pero de ahí a ser un asesino nunca lo pensamos», dice Blanca.
La constatación de que Carla tenía miedo era que Blanca la acompañaba frecuentemente hasta el portal de su casa, sobre todo cuando tenía el turno nocturno en el hotel. A las once de la noche del 26 de julio de 2023 Carla salió del establecimiento y ahí estaba su madre. Conversaron animadas y caminaron durante 25 minutos. Alguna vez la joven comentó que había visto una sombra, e incluso habían intentado forzar la cerradura de su piso en la calle Bilbao. Blanca rememora cómo se despidió de ella esa última vez. «Él debía saber que normalmente la dejaba en el portal y yo ya no subía. Como esa noche, ella me dijo si quería subir, pero que tenía hambre, yo le dije: ve a cenar. La vi entrar, le deseé que descansase. Él la esperó en el rellano del ascensor, tapado con sudadera y capucha, guantes, pantalones largos... en plena ola de calor en Gerona. Tuvo la frialdad de esperar a que ella abriese la puerta, desconectase la alarma y entonces se abalanzó sobre ella». No se han hecho públicos los detalles de la autopsia de Carla, cuyo cadáver estaba atado y con signos de estrangulamiento.
Balance de un año trágico
55
mujeres han sido asesinadas durante 2023. Han dejado 56 menores de edad huérfanos.
2
casos están actualmente en investigación, por lo que de confirmarse, el balance sería de 57 feminicidios, la cifra más alta de los últimos ocho años. En 2019 hubo 56 víctimas mortales.
9
mujeres fueron asesinadas en Cataluña, el 16,4% de los crímenes machistas del país. Carla fue la octava del año en esta comunidad, tras Ruth, Isabel, Arantxa, Sandra, Kirsty, Lidia, Francy. Solo Andalucía está por encima de Cataluña: 16 mujeres (el 29,1% del país) fueron asesinadas en 2023.
2
menores de edad fueron asesinados para hacer daño a su madre.
No acaba aquí el relato de esta madre que con una gallardía verdaderamente encomiable relata los hechos estremecedores. Toni «hizo el paripé buscando una coartada el día posterior»: fue a buscar a Blanca a su trabajo y preguntar por su hija, de quien no sabía nada. La progenitora, extrañada porque ya no se hablaban, intuyó entonces que algo malo había pasado y en el 'impasse' de ir a su casa y acudir al piso de su hija, el asesino había acudido al inmueble de la calle Bilbao, persuadió a una vecina de que necesitaba entrar a por sus cosas, se descolgó de balcón a balcón (de un cuarto a un tercero) para entrar en el piso de Carla por la terraza y hallar su cadáver. «Quería justificar de algún modo por qué estaban sus huellas en la casa y salió chillando que Carla estaba muerta».
Blanca prosigue: «Tuvo la sangre fría de disimular y tratar de librarse de la prisión, pero enseguida que acudí al piso y vi a la Policía abajo grité que era él». Al ser retenido, confesó que «había intentado hacerle un mataleón a mi hija y que se le había ido de las manos, pero no concuerda con las huellas que había en el cuerpo y los testimonios de vecinos que serán fundamentales en el juicio». «Cuando lo vea de nuevo cara a cara, le preguntaré por qué no la dejó viva, podía haberle hecho cualquier cosa y eligió matarla. Lo tenía muy pensado», alega.
«No es la víctima 30, de 55»
Blanca rompió su silencio hace poco, en la semana del 25-N, el Día Internacional contra la Violencia contra la Mujer, y comenta por qué está haciendo de nuevo de tripas corazón, y más en una fechas tan duras como las navideñas. El año 2023 ha sido trágico. Se cierra con 55 mujeres asesinadas y varios casos más en investigación que empeorarían un balance muy negro, pero Blanca clama por que no se recuerde a las víctimas con números, sino con sus historias. «Desde que murió mi hija, hay 25 mujeres más que seguro dijeron 'pobrecilla esa niña de Gerona a la que han matado', sin imaginar que luego podrían ser ellas, que le puede pasar a cualquiera. Las penas tienen que ser más duras para que asesinos como el de mi hija no piensen que les sale barato matar y que pueden hacerlo nuevamente al cabo de un tiempo entre rejas».
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Y zanja: «Yo no quiero que se hable solo de Carla como la asesinada o víctima número 30 de 2023. Quiero que se hable de Carla, mi hija, una persona encantadora».