Tamara Falcó, Andrea Bocelli o Caritina Goyanes, el secreto de Medjugorje que atrae a los famosos

Pero lo que llama la atención es la gran cantidad de famosos que han acudido hasta esta pequeña población de Bosnia-Herzegovina donde han experimentado una profunda experiencia espiritual. Andrea Bocelli, Jim Caviezel, Tamara Falcó, María Vallejo-Nágera, Caritina Goyanes, Mar Torres, Eduardo Verástegui, Roberto Mancini, Umberto Tozzi o Carmen Russo son algunos de ellos, muchos relacionados con las crónicas de sociedad. ¿Qué tiene Medjugorje para atraerles?

La escritora María Vallejo-Nágera fue una de las primeras en acercarse. Era el año 2000 y en lugar todavía se escuchaban los ecos de la guerra de Bosnia que había devastado el país cinco años antes. Según cuenta en su libro 'De María a María', Vallejo-Nágera vivía en Londres y había oído hablar de las apariciones a unas amigas anglicanas que querían volver al pueblo y le pedían que ella que les acompañara. Allí «había algo importante de naturaleza espiritual» que querían compartir.

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Javier Martínez-Brocal | Corresponsal en El Vaticano

María, que en aquellos momentos se declaraba atea, se negó pero las amigas le insistieron a lo largo de una cena. Después de muchas excusas y razonamientos para tratar de eludir el viaje, María cuenta en su libro que «el cielo intervino, Dios irrumpió en un alma ciega, torpe e ignorante». De repente, en aquella misma cena, algo contactó con lo más profundo de su alma y, «de forma tierna y clara», le dijo: «Hija mía, ¿por qué me temes? Ven: te espero aquí», y acabó aceptando.

Ya en Medjugorje y después de participar en la misa, María y el resto de los peregrinos se dirigieron al encuentro con uno de los supuestos videntes, y según explica, a medida que se acercaban al lugar en que iba a tener lugar el acto, Vallejo-Nágera empezó a cambiar su visión sobre el lugar, y notó «un incontrolable deseo de levantar la mirada» hacia el cielo. A partir de ahí se convirtió y ha dedicado más de una decena de libros a 'la Gospa'.

La experiencia de Vallejo-Nágera apunta a uno de los elementos que se repite en los testimonios de quienes han quedado marcados por la peregrinación a Medjugorje: el encuentro con los videntes. Precisamente una de las cuestiones que ahora desaconseja el Vaticano que en su nota señala que «a las personas que van a Medjugorje se les debe orientar fuertemente a aceptar que las peregrinaciones no se hacen para encontrarse con supuestos videntes, sino para tener un encuentro con María, Reina de la Paz, y, fieles al amor que ella tiene por su Hijo, encontrarse con Cristo y escucharle en la meditación de la Palabra, en la participación de la Eucaristía y en la adoración eucarística».

Algo parecido le ocurrió a Jim Caviezel, el actor que interpreta a Jesucristo en la película 'La Pasión' de Mel Gibson. Su contacto con el fenómeno Medjugorje le llegó en 2000, en Irlanda, cuando estaba rodando 'La venganza del conde de Montecristo' y fue invitado por Ivan, uno de los videntes, a participar en una de las apariciones. Sí, en aquellos momentos los videntes organizaban oraciones en las que contaban, como reclamo, con la supuesta aparición de la Virgen. Luego el Vaticano desaconsejaría este tipo de celebraciones

Según ha contado en varias entrevistas, Caviezel se encontraba en un momento de búsqueda espiritual. En la primera 'aparición' no sintió nada. «Tengo tantos pecados que no soy el tipo de persona santa para esto», pensó. Sin embargo, en la siguiente ocasión el vicente le pidió que estuviera a su lado. «Le miraba y noté la diferencia cuando él supuestamente la vió», explica Caviezel. En ese momento de arrebato místico invocó a la Virgen: «Si estás ahí, haz algo. Aquí estoy, esperando-. Y en mi alma sentí una explosión de amor, me levanté y empecé a llorar. Y eso fue todo».

Según él mismo ha confesado, a partir de ese momento vivió un rápido proceso de conversión marcado primero por el dolor, con «el corazón roto por todos los años» en que había estado separado de Dios, para después despertar y sentir «un gozo enorme». De esa forma narra Caviezel el haber encontrado lo que tanto buscaba.

Similar fue la experiencia de la influencer Mar Torres, que viajó a Medjugorje en pleno bajón anímico tras su ruptura sentimental con Froilán, el sobrino del Rey. En noviembre de 2020 narró en directo su experiencia a través de su cuenta de Instagram, en unos post que ahora están borrados. «Os voy a contar un poquito sobre mi conversión, porque es brutal», explicaba entonces en un vídeo en directo. «Mi conversión fue algo muy 'heavy'. Todo empezó con un grupo de jóvenes y con las Hijas del Amor Misericordioso (HAM). La verdad es que fue brutal. La experiencia de Medjugorje, no sé cómo explicarlo».

La influencer explicaba que ya había estado allí seis años antes, «pero no tiene nada que ver cuando tienes a Dios y tienes la fe y sobre todo cuando tienes familia tan grande como los HAMamigos», como denominan al grupo de seguidores de esta congregación religiosa. Lo cierto es que Mar Torres experimentó otra de las particularidades de Medjugorje: el refuerzo del colectivo a sus propias convicciones.

La pequeña localidad, de apenas cuatro mil habitantes, duplica o triplica cada día su población con miles de peregrinos que comparten un mismo sentimiento religioso y una similar búsqueda de una fuerte experiencia mística, por lo que no es extraño que se cree una particular sinergia espiritual. No es un fenómeno exclusivo de Medjugorje. Ocurre en otros santuarios como Lourdes y Fátima y en encuentros multitudinarios como las Jornadas Mundiales de la Juventud, de donde surgen también muchas conversiones y vocaciones a la vida religiosa.

Algo que también llamó la atención al tenor Andrea Bocelli, que cantó incluso en una de las celebraciones. «He contemplando un hecho del se extrae una certeza, a Medjugorje se acercan todos los años millones de personas para rezar y de aquí nace la certeza de que este hecho es positivo porque la oración es el aspecto fundamental para quien cree», afirmaba. «El aspecto positivo de todo esto es el hecho de que tantas personas se trasladan desde cualquier parte del mundo para estar juntas y rezar. Si se parte del evangelio que dice: donde dos o más de vosotros rezan en mi nombre allí estaré yo, yo creo que esto [lo que ocurre en Medjugorje] es un modo extraordinario de rezar».

Le ocurrió lo mismo a Tamara Falcó. Ya había vivido con anterioridad una experiencia de conversión pero en agosto de 2022 peregrinaba hasta el lugar. «Han sido unos días maravillosos en Medjugorje Youth Festival de la mano de la Gospa (La Virgen en serbio). He llorado, reído, cantado y evidentemente rezado. Para todos los que estéis leyendo esto es que la Virgen os está invitando a venir… es así como funciona. Yo he tenido la suerte de que mis amigos de la Macrofiesta del Rosario me han incluido en su peregrinación. […] Os mando a todos un beso enorme desde este sitio maravilloso». Con estas palabras y un carrusel de fotografías resumía la semana que había pasado en Medjugorje, a la par que publicitaba a los organizadores de la peregrinación.

Unas experiencias en la que redunda el testimonio de la recientemente fallecida Caritina Goyanes. «La primera vez que fui a Medjugorje fue en una peregrinación con un grupo de amigas. Llegué en un momento personal especial y la paz que sentí nada más llegar provenía sin duda de la Virgen y de Jesús. Ni he olido a rosas, ni he visto el sol bailar, pero se respira pureza, amor. Impacta ver esa cantidad de gente creyente», explicaba en el estreno de una película documental sobre Medjugorje. Caritina peregrinó en varias ocasiones, alguna de ellas acompañada por su marido, Antonio Matos.

El testimonio de Caritina también incide en otra de las características del lugar, el ambiente de espiritualidad que se puede vivir. En las oraciones, las eucaristías, las adoraciones eucarísticas, bien sean en la parroquia de Medjugorje o al aire libre, donde impera la cuidada liturgia y el silencio. Eso mismo vivió Umberto Tozzi y su esposa Monica en la cima de la colina Podbrdo en Medjugorje, donde supuestamente tuvieron lugar algunas de las apariciones. «Escuché un extraño silencio que me hizo mucho bien. Me dejó aturdido porque es como si estuviera protegido, relajado, sin más problemas. Aquí, eso sí. Este fue el sentimiento más agudo que he experimentado y espero volver a intentarlo».

En definitiva, el secreto de Medjugorje no es uno, ni tan siquiera secreto. Ni tampoco es exclusivo del lugar, aunque la firme convicción con que lo narran quienes lo han vivido, la presencia constante en redes sociales y el cierto misterio que ha envuelto las apariciones -y sigue haciéndolo tras la indefinición de la declaración vaticana- haya conseguido que Medjugorje y 'la Gospa' no resulten extrañamente familiares para una sociedad cada vez más secularizada.

Así, la enigmática seducción que provoca conocer a los supuestos videntes, a quienes afirman tener un contacto directo con la divinidad, se une al deseo de búsqueda, a la necesidad de respuestas en difíciles momentos personales o de bajón anímico. Y si a ello le agregamos el cuidado y solemne ambiente de espiritualidad y el refuerzo colectivo y la sinergia emocional de ver como miles de personas comparten a la vez los mismos sentimientos, necesidades y convicciones, el cóctel está servido. Tanto para famosos como para anónimos.