Sumar pide legalizar la marihuana pese a las reticencias de los expertos

La iniciativa, firmada por los diputados de IU dentro de Sumar, Félix Alonso y Enrique Santiago y dada a conocer este jueves, se fija en el ejemplo de Alemania, donde «se acaba de aprobar una ley que, apostando por el autocultivo y los clubs cannábicos, legaliza el consumo propio y la tenencia del cannabis de hasta 50 gramos en el domicilio privado y 25 gramos en la vía pública», según explica el texto al que ha tenido acceso ABC.

En su escrito, el grupo parlamentario Sumar, destaca el «prohibicionismo» que se ha aplicado desde siempre «como única respuesta» y que, según explican, «no ha dado resultados y se muestra ineficaz para atajar el problema del tráfico y de las mafias». «En realidad -señalan-, se mantiene una actitud un tanto hipócrita cuando se acepta el consumo de algunas drogas como el alcohol y el tabaco, se permite la dispensa con consentimiento sanitario de otras, como la metadona, pero se impide a la ciudadanía decidir sobre una cuestión estrictamente privada, como es el consumo regulado de marihuana».

Noticia Relacionada

Sumiller de cannabis, la profesión del momento en Alemania

Rosalía Sánchez

La legalización del uso recreativo abre nuevas oportunidades laborales. Se buscan científicos con conocimientos específicos y experiencia en los campos de cultivo

Como apoyo, el texto registrado ante el Congreso recoge algunas conclusiones de un informe elaborado por la Jefatura de los Mossos d'Esquadra donde se plantean «modificaciones legales para combatir con mayor eficacia el tráfico de marihuana o cannabis». «Al parecer, la policía catalana está especialmente preocupada por este fenómeno que, en su opinión, va camino de enquistarse y convertir a Cataluña en una narcoeconomía», explican los dos diputados firmantes.

En el informe citado, los Mossos «reclaman propuestas para aumentar las penas del tráfico de marihuana en un intento de luchar con mayor efectividad contra las mafias y organizaciones criminales» y exigen «claridad para conocer la legalidad de ciertos productos relacionados con la marihuana que aparecen en el mercado y que carecen de regulación». Reclaman también la «regularización de la actividad de los clubes cannábicos para poder realizar con garantías inspecciones y labores de control». Unas reclamaciones que, según se desprende del tono del escrito de Sumar, se podrían resolver si se favorece la legalización del comercio del cannabis para consumo recreativo.

Sin embargo, la iniciativa de Sumar contrasta con algunos informes, como el publicado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), la entidad de la ONU encargada de la cuestión. El informe, hecho público el pasado año señala que legalización del cannabis para uso lúdico no ha logrado la pretendida reducción en el consumo de drogas ni, tampoco, ha logrado acabar con el tráfico ilegal, que coexiste con el oficial, en aquellos lugares en que es legal.

«Vemos con preocupación la trivialización con respecto al uso no médico del cannabis, la tendencia a su legalización, principalmente en Latinoamérica y parte de Europa», explicó, tras la presentación del informe, César Arce Ríos, vicepresidente segundo de la JIFE. El informe destaca que los mercados ilegales de marihuana siguen operativos en los lugares donde se ha legalizado su consumo, pese a que la medida, como plantea Sumar ahora en su escrito, estaba destinada a desarticularlos.

En concreto, según el texto de la ONU, el mercado ilegal supone un 40% en Canadá, casi el 50% en Uruguay y hasta el 75% en California. La razón, según Arce, es que este tráfico ilegal permanece a pesar del cambio legislativo, porque en él se vende a precios más baratos y una marihuana con mayor contenido de THC, el componente psicoactivo del cannabis.

El informe también asegura que la legalización no disminuye el consumo de marihuana con fines lúdicos, sino que por contra, «parece dar lugar a un incremento del consumo, sobre todo en la juventud». Los autores argumentan el uso de la palabra «parece» porque carecen de datos oficiales, pero sí que han fundamentado su conclusión en los oficiosos y en la incongruencia de la información facilitada por las entidades públicas. «Por ejemplo, tomamos los datos de un país que informa que se ha estancado o ha disminuido el consumo, pero por el otro lado hay mucha venta e importación de cannabis, es decir, no coinciden los datos. Y, por otro lado, tenemos informes de ONG que indican que el consumo ha crecido. Por eso usamos la palabra 'parece', hasta tanto no tengamos un informe oficial y congruente de los países, no queremos afirmar que el consumo ha aumentado», explican.