El traje nuevo del emperador
Como por arte de birlibirloque, algunos gobiernos «deciden» que hormonar y mutilar a niños, niñas y adolescentes que se autodefinen como «trans» es un derecho
Sonia Gómez
Proteger a la infancia, defender sus derechos, es un logro del que los países desarrollados presumen, y no faltos de razón. Pero hete aquí que llega el siglo XXI y como por arte de birlibirloque, algunos gobiernos, muchos de ellos autodefinidos como progresistas (como es ... el caso de España) «deciden» que hormonar y mutilar a niños, niñas y adolescentes que se autodefinen como «trans» es un derecho.
Un «derecho» que les convierte en pacientes de por vida y de forma irreversible, y que (está ya científicamente probado y denunciado por feministas, madres, médicos/as y psicólogas/os) les acarrea efectos secundarios de esterilidad, anorgasmia, osteoporosis, problemas cardiovasculares y cánceres precoces, entre muchos otros.
Y esto sin mencionar las mutilaciones de órganos sanos: dobles mastectomías, extirpación de úteros, ovarios y penes; y las diferentes e interminables cirugías reconstructivas que, queridos lectores y lectoras, ya se hacen a diario en nuestro país.
Pero lo más alarmante es que estas criaturas, muchas de ellas «convencidas» por redes, contagio social o charlas dictadas en las propias escuelas, tienen la potestad de autodiagnosticarse, y basta una visita a las unidades de género de los hospitales para salir con una receta bajo el brazo.
Si no fuera por la barbarie que significa y el dolor que ocasiona a jóvenes y familias, sería digno de risa pensar que las personas pueden cambiar de sexo a su antojo. Si no fuera porque una parte de la sociedad, la prensa y hasta ¡la academia! lo defienden y aplauden, sería el guión de la película más distópica jamás imaginada.
Tenemos que detener esta infamia. Tenemos que denunciar hasta el cansancio a aquellos que la hacen posible. Tenemos que proteger a nuestros hijos e hijas.
El emperador está desnudo, señoras y señores. Y si no alza su voz toda la sociedad para gritarlo, serán nuestra infancia y adolescencia quienes paguen las terribles consecuencias.
es integrante de Confluencia Movimiento Feminista
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