Sarna, la enfermedad que ya no es de los pobres, repunta en España
La Asociación Española de Dermatología advierte de que estamos en una onda ascendente por no cumplir los tratamientos ni identificar a los contactos de los pacientes
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Madrid
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Iniciar sesiónSarna. Solo pensar en ella provoca picores por todo el cuerpo. Era la enfermedad de los pobres, un mal vergonzante asociado a malas condiciones higiénicas y a tiempos pretéritos. Pero esta infección de la piel nunca ha abandonado al ser humano, ni tampoco a los ... ciudadanos del 'primer mundo'. La sarna o escabiosis nos acompaña desde la antigüedad y aún es una gran desconocida.
Se asumía que era una enfermedad más frecuente en invierno, cuando las personas se juntan más por el frío, y de zonas húmedas. También de personas debilitadas, que viven en espacios comunes, como las residencias de ancianos, centros de reclusión o donde viven personas institucionalizadas. Pero las reglas están cambiando: «La sarna puede afectar a cualquier persona, de cualquier edad, situación de salud y condición socioeconómica», afirma la dermatóloga Cristina Galván, vicepresidenta de la Asociación Internacional para el Control de la Escabiosis .
Un ácaro que pone sus huevos en la piel
La infección la causa un parásito humano, un ácaro que se introduce en la piel con tanto sigilo que sus víctimas no se percatan de la invasión hasta seis semanas después, cuando empieza el picor y las molestias características. La urticaria es la reacción del sistema inmune a la actividad que durante esas semanas ha desempeñado este arácnido microscópico de ocho patas. Al entrar en contacto con la piel empieza a cavar túneles donde deja sus huevos. Después las larvas que salen de la eclosión llegan a la superficie de la piel donde maduran y pueden propagarse a otras zonas o a la piel de otras personas.
La sarna es contagiosa, pero se necesita un contacto directo y prolongado de piel con piel de, al menos, veinte minutos. «Por eso sería extraordinariamente raro que se contagiara alguien de sarna en el probador de una tienda», tranquiliza Galván.
No se transmite tan fácil, aunque los dermatólogos tienen la impresión de que en España está protagonizando un aumento sostenido del número de casos en los últimos años. No hay registros de incidencia de la enfermedad, pero se disponen de datos indirectos por el incremento de recetas de los medicamentos para su tratamiento.
Esta enfermedad irrumpe en forma de ondas epidémicas. La tendencia al alza en España coincidió con la pandemia del Covid, el momento en el que los españoles pasaron más tiempo confinados. Cuando lo que más preocupaba era el nuevo coronavirus, hubo casos que no fueron tratados, bien por miedo a acudir a un centro sanitario o porque no se le dio importancia. Y también muchos enfermos que no han seguido el tratamiento adecuado, tal y como acaba de demostrar un nuevo estudio de la Academia Española de Dermatología.
Enfermos mal tratados
La investigación, con la participación de especialistas de quince comunidades autónomas, aporta 186 casos con sarna activa con un rango de edad de 0 a 91 años, aunque la mitad eran jóvenes menores de 28 años.
Los resultados muestran que el tratamiento prescrito no fue eficaz. No tanto porque el medicamento no funcionara si no porque no se cumplió de forma correcta. El 65% de los pacientes diagnosticados que acudieron a la consulta ya habían sido tratados previamente. De estos, solo un 36% había cumplido con la pauta adecuada. En estos casos no se había tratado a las personas convivientes o que hubieran mantenido un contacto estrecho con riesgo de contagio. El estudio refleja, asimismo, que el 50% no contó con un documento escrito y claro con las recomendaciones, algo que hubiera ayudado en su cumplimiento.
Rastrear los contactos de los últimos dos meses
Galván, primera autora de este estudio, cree posible que aún estemos en una ola de intensificación de contagios y «el manejo de los casos debe mejorar«. Considera clave la coordinación entre dermatólogos, médicos de atención primaria, alergólogos y servicios de urgencias, todos los profesionales que podrían participar en una detección precoz de los casos.
«En la mayoría de los casos los pacientes llegan dos meses después de que el parásito les infectara y, lo más difícil, es convencerles de que llamen a los contactos más íntimos de los últimos dos meses para que ellos también reciban tratamiento», explica la dermatóloga. En algunos casos se ha tenido que recurrir a rastreadores de la pandemia para hacer frente a brotes, como sucedió en el País Vasco.
El diagnóstico se suele retrasar porque los síntomas tardan en aparecer y cuando lo hacen son tan inespecíficos que podría obedecer a otras causas, desde una alergia a una urticaria común.
Cómo saber que ese picor es sarna
La forma más fácil de asociarlo a la sarna es tener en cuenta que este tipo de picor aumenta por la tarde y en la cama. También es infrecuente notarlo en la cara y en la cabeza, «aunque dé la sensación de que te pica hasta el alma», dice esta especialista. Otra pista clave es ver cómo una molestia que le empezó a alguien de la familia, aparece un mes más tarde en otro miembro familiar.
El tratamiento, si no hay otras complicaciones, consiste en utilizar permetrina, el mismo pesticida que se utiliza para el tratamiento de los piojos aunque a dosis diferente. Además se recomienda lavar toda la ropa con la que se ha tenido contacto a más de 50 grados o congelarla en una bolsa si la temperatura excesiva pudiera estropearla.
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