'Santo subito' o doctor de la Iglesia. ¿Qué reconocimientos le esperan ahora a Benedicto XVI?

La decisión depende de Francisco, que podría tomarla en cualquier momento, acortar los procesos establecidos o permitir que sigan su curso habitual

'Santo subito'. Al final de la ceremonia, una gran pancarta en italiano desplegada entre el público reclamaba una petición que ha ido circulando, boca a boca, durante estos días de luto: que Benedicto XVI sea proclamado santo de forma inmediata. No ha sido la ... única. También una serie de cardenales y laicos han sugerido que el Pontífice sea proclamado doctor de la Iglesia.

Dos distinciones íntimamente relacionadas y que, en un principio, encajarían con la figura, vida y obra de Joseph Ratzinger, pero que no es previsible que se den lo súbito que demandaba este jueves la plaza de San Pedro.

La expresión 'santo subito' apareció por primera vez en el funeral de Juan Pablo II en 2005, promovida por un grupo de cardenales y fieles que buscaban que el Pontífice fuera canonizado de forma inmediata, fundamentados en la fama de santidad que le envolvía.

Quienes lo promovían, pretendían un procedimiento exprés que ya se había empleado en otros momentos de la historia de la Iglesia, pero que contrastaba con el estipulado por el propio Juan Pablo II. En 1983, había establecido que el proceso de canonización a una persona no puede abrirse hasta pasados cinco años de su muerte. Una norma que sigue vigente.

En ese sentido, el objetivo era que el colegio cardenalicio, que se reunía para preparar el cónclave, o a lo sumo el siguiente Pontífice, cambiara la norma y recuperara los «santos por aclamación», un proceso que se fundamenta en la máxima 'vox populi, vox Dei' (la voz del pueblo es la voz de Dios), y que era habitual hasta la Edad Media.

Sin embargo fue el propio Joseph Ratzinger, en calidad de decano del colegio cardenalicio, quien se encargó de enfriar aquella petición. Primero convenció a los sectores más reivindicativos de que era más adecuado dejar la decisión en manos del siguiente Pontífice. Luego, ya como Benedicto XVI, decidió otorgar una dispensa al proceso de canonización de su antecesor, y permitió iniciarlo apenas unos meses después de su muerte, pero sin ningún otra prescripción que lo acortara.

Así, la beatificación de Juan Pablo II, no llegaría hasta seis años más tarde, en 2011, y la canonización, ya presidida por Francisco, sería en 2014. Con esos precedentes, y teniendo en cuenta que en sus palabras de estos días, Francisco ha preferido destacar de Benedicto XVI su «sabiduría» o «dedicación» antes que su fama de santidad, no parece que vaya a atender a los cánticos de 'santo subito' que ha podido escuchar en San Pedro cuando rezaba una última oración ante su féretro. De momento, el inicio del proceso de canonización tendrá que esperar el plazo que establece la norma canónica.

Similar suerte puede encontrar la petición de reconocimiento de doctor de la Iglesia que han promovido algunos cardenales, encabezados por Angelo Bagnasco, arzobispo emérito de Génova, Christoph Schönborn, arzobispo de Viena -y que fue alumno de Benedicto XVI en su etapa de profesor-, y el cardenal Gerhard Müller, anterior prefecto de Doctrina de la Fe.

A pesar de que la Iglesia solo ha proclamado 37 doctores en toda su historia, la magna obra teológica de Joseph Ratzinger bien podría auparle hasta esa distinción. «Yo lo comparo con San Agustín, su maestro, me atrevo a colocarlos uno al lado del otro«, ha explicado el cardenal Schönborn, para justificar su petición.

«Su enseñanza, obras, ministerio episcopal y petrino. Después de siglos hemos tenido un papa teólogo, un maestro de la teología. Quedará entre los grandes que recordaremos en los siglos venideros, recordaremos a Joseph Ratzinger en el siglo XX como recordamos a John Henry Newman en el XIX y a Tomás de Aquino y Buenaventura da Bagnoregio en el XIII«, ha añadido el arzobispo de Viena, en referencia a doctores ya proclamados o en vías de serlo.

Tan solo hay un inconveniente: todos los doctores de la Iglesia habían sido proclamados santos con anterioridad. Así, aunque la decisión depende exclusivamente del Pontífice, no parece que Francisco vaya a saltarse también esa norma no escrita. La proclamación, de nuevo, no parece inminente.

La vía, más bien, parece ser la de ir paso a paso, apremiando, si es necesario, los plazos, como ha indicado el cardenal Raymundo Damasceno Assis, arzobispo emérito de Aparecida (Brasil). «Creo que lo canonizarán pronto» ha explicado estos días. «Era una persona humilde y de gran humanidad, en contra del estereotipo que circuló sobre él», ha justificado. Entonces, tras ser elevado a los altares, Benedicto XVI podría ser el trigésimo octavo doctor de la Iglesia. Pero eso, quizás, ya no le corresponda a Francisco decidirlo.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios