Así se sacrifican en España los animales de acuerdo a los ritos islámico y judío
Nuestro país, como la mayoría de los europeos, contempla la excepción al aturdimiento previo que Bélgica impone
Una «rápida y profunda» incisión en el cuello permite un sacrificio «sin sufrimiento innecesario»
Estrasburgo avala la prohibición del sacrificio animal según el rito musulmán y judío
Sacrificio de acuerdo a la norma halal en Melilla para la celebración musulmana de la fiesta del cordero
La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), que avala que la normativa belga que prohíbe el sacrificio de animales sin aturdimiento previo no vulnera la libertad religiosa no tiene repercusión en nuestro país. La sentencia, que rechaza los argumentos de una veintena ... de personalidades y organizaciones musulmanas y judías belgas, pone fin a un conflicto abierto en 2019, cuando las autoridades del país, tanto en la región flamenca como en la de Valonia, decidieron eliminar la excepción de la obligación del aturdimiento a la que se acogían ambas confesiones, entre otros requisitos, para certificar estas carnes como adecuadas para el consumo de sus creyentes.
En general, la normativa europea establece que está prohibido sacrificar a un animal fuera de un matadero y sin aturdirlo antes con una descarga eléctrica, aunque también admite la posibilidad de excepciones en el caso de que la ley choque con las tradiciones religiosas. Es el caso de España, en el que la 'Ley 32/2007, de 7 de noviembre, para el cuidado de los animales, en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio', contempla en su artículo 6 que «cuando el sacrificio de los animales se realice según los ritos propios de Iglesias, Confesiones o Comunidades religiosas inscritas en el Registro de Entidades Religiosas», las autoridades «no exigirán el cumplimiento» de «las obligaciones en materia de aturdimiento».
La excepción española para los sacrificios con un componente religioso es habitual en el resto de Europa. Sólo Suecia, Dinamarca, Eslovenia, Islandia, Noruega y, ahora, Bélgica, obligan al aturdimiento previo. Finlandia, por su parte, exige incluso que el animal esté sedado antes de ser sacrificado. Sin embargo, las normas sobre alimentación musulmanas y judías establecen que el animal debe estar sano en el momento de su sacrificio y que debe desangrarse por completo, por lo que la muerte se practica con un rápido y certero corte en el cuello.
«Que no haya aturdimiento no implica que no tengamos en cuenta el bienestar animal. Al contrario, es una de nuestras prioridades», ha explicado a ABC Isabel Romero, directora del Instituto Halal de Junta Islámica, una de las entidades certificadoras de nuestro país. De hecho, la web de la institución, al describir las características que debe tener una carne para ser considerada halal ya establece que «los animales permitidos deben ser sacrificados sin sufrimiento innecesario y cumpliendo el conjunto de condiciones establecidas».
Por lo general la carne halal proviene de animales permitidos -están prohibidos el cerdo y el jabalí, los animales carnívoros y carroñeros y las aves con garras- que se han criado de forma natural, no intensiva y que no han sido tratados con hormonas o medicamentos, sobre antibióticos, por temor a que estos puedan ser un derivado porcino. Además, en el momento del sacrificio, el rito marca que el animal debe estar totalmente sano y que no sufra innecesariamente, por lo que se practica una rápida y profunda incisión en la cuello, que secciona la yugular y la carótida, mientras se invoca el nombre de Alá.
La incisión en vida también es fundamental para que el animal se desangre completamente, ya que la sangre es otro de los alimentos considerados 'haram', impuros. La sangre es considerada una sustancia nociva por los musulmanes y el hecho de que la carne quede absolutamente desangrada también facilita su conservación.
Así lo explica Romero a este diario, al señalar que el aturdimiento eléctrico «no garantiza la vida del animal en el momento del sacrificio». Además, explica que «es imprescindible que el animal esté vivo porque si no, no se desangra y tiene impurezas». Por esa razón, confían en que «España siga excluida de esta decisión del TEDH» y se siga «respetando» la excepción como parte del como un «derecho a la libertad religiosa recogido en la Constitución, la ley orgánica y los acuerdos de cooperación con las confesiones».
A la responsable de la Junta Islámica, le parece «llamativo» que sea «un tribunal de derechos humanos el que avale esta consideración desde un punto de vista del bienestar animal, porque da la impresión de que no lo tenemos en cuenta, cuando es fundamental en nuestros sacrificios». Sobre sus consecuencias, alerta que, de extenderse a toda Europa supondría «limitar la libertad y el derecho de alimentarse de acuerdo a sus convicciones religiosas a millones de personas».
El 'kashrut' judio
En el caso del judaísmo, la normativa es muy similar y se deriva de la Torá, los primeros cinco libros de la Biblia hebrea. De hecho, en la práctica, es el Islam quien se inspira en los preceptos alimentarios de la norma judía, más de un milenio después de que fueran escritos. Así el 'cashrut' o 'kashrut', que en hebreo significa «correcto» o «apropiado», se refiere a los preceptos judíos que determinan con precisión qué alimentos se pueden o no ingerir. Los que que cumplen los preceptos de la religión son denominados 'casher' o 'kosher'.
En cuanto a la carne, se permite la consumición de «animales cuadrúpedos si son rumiantes y si tienen la pezuña hendida», según explica la Federación de Comunidades Judías en España (FCJE) . Además, la Torá también enumera unas veinte aves impuras -las rapaces, la avestruz y la gaviota entre ellas- y son aceptadas como válidas la gallina, pollo, pato doméstico, paloma común, ganso, codorniz. Más tarde también se aceptó el pavo.
Todos estos animales deben ser sacrificados de acuerdo a la 'halajá', la norma judía. Así, explican desde la la FCJE «el shojet (matarife) realiza el degüello ritual, llamado 'shejitá', según el procedimiento tradicional, que consta de varios pasos; degüello, revisión de la carne (enfermedades, lesiones o defectos), extracción de partes y vísceras impuras, extracción de la sangre (enjuague preliminar, inmersión en agua, salado, enjuague después del salado)».
La carne de un animal puro sacrificado con esta técnica y que ha pasado todo el control se vuelve apta para el consumo y recibe el certificado de Kashrut. La insistencia en que el animal esté sano antes del sacrificio y pierda toda la sangre durante el sacrificio hace recomendable para los judíos el que no sea aturdido previamente, aunque también aceptan como 'kosher' carne de animales sacrificados con esta técnica, siempre que el resto de pasos se cumpla escrupulosamente.
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