Resurgir en libertad
El retorno del buitre negro a los Pirineos, una historia de esperanza y conservación
Galería: las imágenes del regreso del buitre negro al Pirineo
Como un enjambre de abejas, cientos de buitres negros, leonados, quebrantahuesos y alimoches manchan el cielo del Punto de Alimentación Suplementaria de la fundación Trenca. Gerard, uno de los componentes del equipo de la fundación, termina de distribuir por el muladar los últimos restos de ... carroña. Sin previo aviso, centenares de buitres se precipitan hacia el muladar. La imagen es impactante: el ruido de las alas de los buitres conforme se acercan da fe de las dimensiones de estas aves, tantas veces incomprendidas y, sin embargo, tan necesarias para el equilibrio de un ecosistema.
Gerard observa con fascinación la escena. Desde pequeño, siempre le han fascinado las aves, sobre todo las rapaces y necrófagas. «Tuve la suerte de que mis padres me llevaban al campo siempre que podían y, según me cuentan, siempre estaba con los prismáticos observando aves. Pero creo que me han fascinado porque pueden volar y para mí es un sinónimo de libertad», asegura mientras observa con sus prismáticos cada ejemplar que se posa sobre el muladar.
El buitre negro (Aegypius monachus) desapareció de los Pirineos durante la segunda mitad del siglo XIX. Hoy, casi 200 años después, y gracias a distintas iniciativas públicas y privadas, podemos afirmar que la colonia de buitre negro está consolidada en el Pirineo. Así lo avalan las últimas cifras aportadas por la fundación Trenca, dedicada a la conservación, en el marco del proyecto de preservación de la especie promovido por la Generalitat de Cataluña y la propia fundación con el apoyo de Endesa.
El optimismo en la recuperación del buitre negro se inició en 2010, cuando se produjo el primer nacimiento en libertad de buitre negro en la cordillera en más de un siglo. Desde entonces, la colonia localizada en la Reserva Nacional de Caza de Boumort no ha dejado de crecer. Además, desde 2016, la colonia se ha reforzado con la llegada de ejemplares exógenos, procedentes tanto de otros puntos de la península ibérica como de Francia. Varios de esos visitantes se han quedado y han criado con buitres negros de Boumort, reforzando la conexión entre las colonias ibéricas y francesas.
Gerard no deja de observar a cada buitre que se posa sobre el muladar. Lleva un conteo exhaustivo de cada ave e impresiona el conocimiento y cercanía que tiene con cada una de ellas. «Mi trabajo es hacer el seguimiento de la colonia de buitre negro de la Reserva Nacional de Caza de Boumort (Lleida). Después de 10 años observándolos, llegas a conocerlos físicamente por rasgos faciales, pero también por sus comportamientos, ya que cada uno tiene sus peculiaridades. Observamos sus momentos más íntimos en la época de celo, cómo construyen los nidos y cómo cuidan a sus polluelos. Al final, forman parte de mi día a día».
La Reserva Nacional de Caza de Boumort, gestionada por la Generalitat de Cataluña, es el centro neurálgico de la reintroducción de la especie en el Pirineo. Como es natural, el porcentaje de individuos nacidos en Boumort aumenta, mientras que el porcentaje de individuos reintroducidos disminuye. Boumort se convierte así en un puente ecológico entre poblaciones. Aparte de recuperar un territorio de cría histórico para el buitre negro, garantiza la conectividad y el intercambio genético entre poblaciones y reduce su riesgo de extinción.
Las aves necrófagas desempeñan un papel primordial en el funcionamiento de las cadenas tróficas mediante la eliminación de cadáveres en el campo. Son los sanitarios del monte
Concienciar e involucrar a la población local en la conservación de la especie ha sido una de las claves para su recuperación en el Pirineo. A pesar de la inmerecida mala fama que las acompaña, las aves necrófagas desempeñan un papel primordial en el funcionamiento de las cadenas tróficas mediante la eliminación de cadáveres en el campo. Son los sanitarios del monte, de ahí su gran valor. Además, indirectamente, contribuyen también a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por otro lado, la recuperación del buitre negro, así como la del quebrantahuesos, han sido factores clave en el aumento del turismo de observación de aves en la zona, atrayendo cada año a más personas que quieren observar y conocer de cerca estas majestuosas aves. Esto ha impulsado el turismo, cada vez más incipiente, en el Pirineo.
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