Las reservas de agua están en su nivel más bajo en casi 30 años

Ha llovido poco este año hidrológico. Los datos de la Agencia Estatal de Meteorología indican que de octubre a julio han caído 419 litros por metro cuadrado, siendo por ahora el cuarto año hidrológico más seco de la serie.

«Todavía es pronto para hablar de sequía histórica, pero sí es bastante importante», dice Samuel Biener, meteorólogo de Meteored, quien apunta a que «si la sequía se mantiene en otoño e invierno, tendremos problemas».

Las primeras medidas de ahorro han llegado ya a algunas zonas. El oeste y sur peninsular es el que más ha sufrido y las cuencas del Guadiana y Guadalquivir son las que más preocupan, mientras que en los embalses de litorales y prelitorales de Valencia, Alicante y Murcia se encuentran en una situación relativamente buena. «Ya sólo queda esperar a ver qué sucede en otoño e invierno», dice Biener, aunque en las zonas más castigadas será difícil revertir el déficit a corto plazo.

«Este año los modelos climáticos nos hablan de un otoño bastante seco. Y eso nos obliga a ser muy cuidadosos en el gasto de agua. Incluso en algunas zonas de las que se han mencionado (Andalucía, Galicia) han comenzado ya las restricciones porque la situación comienza a ser grave», explica Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante y director del Laboratorio de Climatología de esta universidad.

La solución a la sequías, opina el experto, deben realizarse antes de que aparezcan. «Si ya se han declarado oficialmente la situación se vuelve agobiante porque dependemos básicamente de que cambie la tendencia registrada de las precipitaciones y comience a llover por encima de lo normal», explica Olcina. Porque si el porcentaje del agua embalsada baja por debajo del 40% en el conjunto del país, estaríamos ya ante una sequía grave. «Y si bajan del 30% la situación se vuelve muy grave».

Mapa de la sequía que azota a Europa

Déficit de

precipitaciones

Recuperación total

condiciones normales

Déficit de

humedad del suelo

Recuperación temporal

de la humedad del suelo

Alerta por estrés de la vegetación

tras la sequedad del suelo

Recuperación temporal

de la vegetación

Fuente Obsevatorio Europeo Sequía (Comisión Europea) / ABC

Mapa de la sequía

que azota a Europa

Déficit de

precipitaciones

Déficit de

humedad del suelo

Alerta por estrés de la vegetación

tras la sequedad del suelo

Recuperación total

condiciones normales

Recuperación temporal

de la humedad del suelo

Recuperación temporal

de la vegetación

Fuente Obsevatorio Europeo Sequía (Comisión Europea) / ABC

La situación es límite en muchas comarcas andaluzas, informa J. J. Madueño. No llueve. Falta agua hasta para el consumo humano. Diez municipios de la sierra de Huelva continúan con las restricciones nocturnas de agua desde el pasado mes de julio. Las reservas de los acuíferos han disminuido hasta el punto de estar exhaustos. Sierra de Aracena y Picos de Aroche se mantienen las restricciones. Se ha solucionado el problema en Archidona (Málaga), donde la rotura de una bomba en uno de los pozos tenía sin suministro al municipio en horario nocturno. Varios pueblos de Málaga tienen sanciones de hasta 3.000 euros por hace mal uso del agua de la red de abastecimientos y en Iznalloz, un pueblo de Los Montes de Granada, un nuevo pozo y un aljibe en la sierra están garantizando el suministro que se pierde cada verano por el aumento de población y la falta de lluvias.

Cataluña es una de las zonas más afectadas por la sequía, informa Anna Cabeza. Este lunes las cuencas internas estaban al 43%, según datos de la Agencia Catalana del Agua (ACA), casi cuarenta puntos por debajo de las cifras de hace un año. La situación, además, ha llevado a implantar medidas preventivas en 135 municipios de tres cabeceras de ríos (Ter, Llobregat medio y Anoia-Gaià), que desde la semana pasada están en fase de alerta hidrológica. Antes ya estaban afectados una quincena de municipios de la comarca del Anoia.

En estas zonas no se depende de grandes embalses ni acuíferos y, por la caída de las reservas en las captaciones propias, se han tenido que limitar los usos agrícolas (en un 25%), ganaderos (10%), industriales (5%) o usos recreativos que impliquen riego, como las fuentes ornamentales, el llenado de piscinas o la limpieza de coches, por ejemplo. El abastecimiento doméstico no está limitado, aunque se fija un consumo máximo de 250 litros por habitante y día para que los depósitos municipales tengan garantizadas, como mínimo, estas cantidades. Todo ello ha llevado, además, a que algunos municipios ya estén preparando camiones cisternas para garantizar agua de boca si la situación se complica més.

Ripoll, en Gerona, es uno de los municipios afectados por esta situación. Capital de comarca, con 10.700 habitantes, empezó con las medidas para minimizar el uso del agua y no malbaratarla hace unas semanas al ver «un bajón muy importante» en la fuente que habitualmente los abastece. «La gente está preocupada pero lo entiende. Aquí, en verano, casi cada tarde llueve algo, pero este año, desde mayo, podemos contar con los dedos de una mano las veces en que esto ha sucedido», explica a ABC el acalde, Jordi Munell.

La difícil situación, además, se ha agravado porque los niveles de arsénico en el río Freser, que también suministra a Ripoll y que este verano presenta un caudal muy bajo, se situaron hace una semana por encima de los límites establecidos por culpa de los bajos niveles de agua. Por ello se ha tenido que recomendar que temporalmente no se use el agua del grifo para beber o cocinar para evitar este mineral. Aunque ayer los análisis notaban una mejoría, los controles aconsejan seguir unos días más con esta restricción. El Ayuntamiento habilitará, por ese motivo, un servicio para suministrar agua potable a las familias vulnerables o la gente mayor.

Más allá de este caso, los responsables del ACA no descartaban ayer que las restricciones lleguen a afectar al área metropolitana de Barcelona en los próximos meses. «La evolución dependerá de si varían los consumos y de si llueve», aseguró durante una entrevista en Catalunya Ràdio, Jordi Molinst, jefe del área de abastecimento del ACA.

Para tratar de minimizar riesgos, y teniendo como referente el triste episodio de 2008 (cuando las cuencas internas autonómicas bajaron al 20%), la Generalitat lleva meses con un plan para hacer frente a la sequía. Este martes, además, se celebrará la primera reunión de la Comisión Interdepartamental de Sequía, en la que participarán varias consejerías y donde se prevé trabajar para buscar «soluciones coordinadas» si la situación no mejora en los próximos meses. «Tenemos que hacer un uso racional del agua», clamaba hace escasos días el presidente catalán, Pere Aragonès.

En Castilla y León, al menos seis de las nueve diputaciones provinciales han iniciado el reparto de agua en los pueblos ante la gravedad de la sequía, informa Henar Díaz. Entre los más afectados, Soria, León y Salamanca. En esta última, desde el pasado 19 de julio un total de catorce localidades han requerido camiones cisterna, que han repartido casi 460.000 litros de agua. «Comparado con el mes de julio del pasado año se ha multiplicado por cinco la demanda», confirma Román Hernández, diputado de Medio Ambiente. ¿Las zonas más afectadas? «Principalmente, la Sierra», donde a la escasez del recurso hídrico por la sequía se suma la multiplicación de la población por estas fechas. Aunque todavía no han recurrido a restricciones, «algunos municipios han cortado el agua de noche para que los depósitos se llenen». En Soria, desde principios de julio son casi una decena de pueblos los que han requerido el suministro de agua mediante cisternas, y en la Diputación de Palencia sólo la semana pasada recibieron siete peticiones. Habrá muchas más, pronostica Urbano Alonso, diputado de Acción Territorial: «Nevó muy poco en invierno y tampoco ha llovido. Tenemos el cóctel perfecto. Me han llamado alcaldes diciendo que fuentes que habían visto manar toda la vida ahora están secas».

La Institución provincial leonesa ha proporcionado en lo que va de verano un total de 540.000 litros, repartida entre ocho poblaciones. Uno de estos municipios es Santa Catalina de Somoza, una localidad enclavada en la comarca de la Maragatería y perteneciente al municipio de Astorga. Con 50 habitantes censados, su población se triplica en verano entre peregrinos –está enclavada en el Camino de Santiago Francés y veraneantes–. El municipio leonés sufre un mal endémico con el abastecimiento de agua, que este año se ha visto agravado con la sequía. Llevan desde mayo requiriendo camiones cisterna: «En primavera con cinco a la semana nos valía: ahora necesitamos de ocho, unos 80.000 litros», apunta Vicente García, presidente de la Junta Vecinal: «Estamos muy mal. El manantial no echa nada», añade, recordando que llevan años esperando un sondeo que no termina de llegar. Un mal que está afectando también a los animales: «Hay vacas que no tienen dónde beber. Si no es por el agua que nos traen los jardineros de Astorga se morirían».

En la provincia de Toledo, la Mancomunidad del río Pusa, formada por 10 ayuntamientos de la zona de La Jara, ha alertado de los posibles problemas de abastecimiento de agua para las próximas semanas, informa María José Muñoz. Las altas temperaturas, las escasas precipitaciones y el bajo nivel de los ríos y embalses -junto con el consumo excesivo de agua- hacen prever que el servicio pueda verse afectado.

El alcalde de Santa Ana de Pusa, Serafín Diego Esteban, señala que «para evitar una posible sequía y desabastecimiento de los hogares, recomendamos a los municipios mancomunados tomar medidas para evitar un consumo excesivo de agua que pueda poner en jaque el suministro a los ciudadanos». Aconseja restringir el uso de agua para el riego de huertos, lavado de coches o llenado de piscinas.

Este lunes, 1 de agosto, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha señalado que, de momento, la situación por la sequía en la región no ha provocado problemas de abastecimiento, aunque no se descarta que los haya. La consejera portavoz, Blanca Fernández, ha dicho que el presidente Emiliano García-Page ha pedido a los consejeros de Agua, Agricultura y Desarrollo Rural, y de Desarrollo sostenible que realicen una «recapitulación» de la situación en la comunidad autónoma. La situación es complicada y no se descarta que haya problemas de desabastecimiento. La zona que más preocupa es la del Campo de Calatrava (provincia de Ciudad Real), donde ya se han puesto en marcha medidas como la planta de ósmosis para abastecer a 40.000 personas y se han retomado las obras de la Tubería Manchega, que será la «solución definitiva» para decenas de pueblos.

En Galicia se teme que este 2022 se viva un episodio de sequía similar o peor que el de 2017, cuando llegó a peligrar el abastecimiento de ciudades como Vigo, informa Natalia Sequeiro. Las reservas de agua son ya menores que las que había hace cinco años y la Comunidad ha vivido el año hidrológico más seco de toda la serie histórica desde 1980. Actualmente se ha decretado la alerta en el río Cabe (en la provincia de Lugo). En Orense, las cuencas del Sil y del Limia están en prealerta, la misma situación que se vive en el Lérez, que abastece a los municipios de la Ría de Pontevedra. Desde la semana pasada, estos ayuntamientos han acordado tomar medidas para el ahorro de agua como la prohibición del uso del agua destinada a llenar piscinas, el riego de jardines y otros usos lúdicos; así como suprimir baldeos, lavapiés, duchas en las playas y el lavado de vehículos por los particulares. El alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, valoró ayer que «la situación del Lérez no es peor que hace una semana». En apenas 20 días de julio, el caudal se había rebajado un 73 %.

Ni rastro de restricciones en la Comunidad Valenciana ni en Murcia, informa José Luis Fernández. Tras una primavera lluviosa, las reservas en los embalses están al 60% (Júcar) y 40% (Segura). «Por ahora no se contemplan restricciones al abastecimiento. Pero estamos en una situación de prealerta y va a depender de cómo evoluciona la situación este mes de agosto», dice la Mancomunidad de Canales del Taibilla, que abastece a 80 municipios, casi todos de Murcia y Alicante.

El Ayuntamiento de Valencia anunció posibles restricciones en junio, al presentar su Plan de Emergencia para el abastecimiento por sequía, e incluso multas, pero solo si llegaba el caso.