Los rescates se apagan en la zona cero y dejan paso a la maquinaria pesada
Doce constructores, los primeros detenidos por defectos en la edificación
Enviado especial a Antioquía (Turquía)
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Iniciar sesiónCuando se terminan todos los calificativos sobre el terremoto sufrido por el este de Turquía y norte de Siria, comienza a verse el nuevo rostro de Antioquía. El temblor ha borrado del mapa esta ciudad histórica convirtiéndola en una zona cero sepultada en un ... mar de escombro.
Ahogada por el polvo y sorda por el rugido de la maquinaria pesada, aquí ya no hay especio para equipos de rescate. Es la hora de las máquinas y estas solo se paran cuando encuentran un cuerpo sin vida. Turquía comenzó a no asignar destinos a algunos equipos internacionales como los llegados de Alemania y, según fuentes diplomáticas europeas consultadas, permanecen a la espera de saber si pueden seguir o deben abandonar el país. La decisión se tomará en 24 horas porque solo un milagro puede ya permitir rescatar a gente con vida.
«Viendo la ciudad parece un escenario de la guerra entre Ucrania y Rusia, pero ha sido voluntad de Alá y ahora tenemos que salir adelante, no podemos hacer otra cosa», explica Ibrahim Kulic, veterano constructor de 86 años que ha decidido quedarse en su casa de la ciudad vieja y no abandonar Antioquía con rumbo a un hotel en Antalia, solución temporal ofrecida por las autoridades, o irse a vivir a una tienda como han hecho sus vecinos. La casa de los Kulic se mantiene orgullosamente en pie en medio de una ciudad vieja que, tras aguantar siglos y siglos, ha terminado por venirse abajo. La parte nueva de la ciudad, al otro lado del río, está aun peor.
Pasan los días desde que se produjo «mayor desastre del siglo en la región», según Naciones Unidas, y Recep Tayyip Erdogan, acosado por las críticas de las víctimas y de la oposición, anuncia «pasos concretos rápidos para la reconstrucción». El problema es que el temblor ha debilitado la figura del presidente y es una figura muy cuestionada por la lenta respuesta ofrecida, un líder que se ha hecho vulnerable cuando parecía todopoderoso tras sus dos décadas en el poder.
Una de las primeras decisiones de las autoridades fue la de ordenar la detención de doce constructores en Gaziantep y Sanliurfa porque unos edificios construidos recientemente por ellos forman parte de la lista de los más de 6.000 que han quedado destrozados. No serán las únicas porque el fiscal e Diyarbakir, una de las diez provincias turcas afectadas, emitió orden de arresto para 29 personas vinculadas también con la construcción.
Empiezan los saqueos
Erdogan también prometió mano dura con los saqueadores que aprovechan que las casas están vacías para robar objetos personales.
El señor Kulic levantó su casa de tres pisos con sus manos y «se movió mucho con el temblor, pero sigue en pie. Uno de los problemas que han agravado el desastre es la corrupción, la forma de operar de algunos constructores que prefieren meterse dinero al bolsillo en vez de invertir en buen material». Su hijo se ha mudado a vivir allí con su esposa y tres hijos.
Ahora, desde la terraza divisan una ciudad herida y no reconocen las callejuelas de su barrio, cubiertas por cascotes y en total silencio.
«Sin ayuda de expertos internacional no saldremos adelante, estamos hablando de levantar una ciudad de sus cenizas y eso no puede hacer Turquía sin ayuda», opina su hijo, Cekdar, quien tiene la complicada tarea de ir cada día a por ayuda a los centros abiertos por diferentes organizaciones no gubernamentales y grupos de voluntarios. No tienen ni agua, ni electricidad, pero han recuperado la cobertura del móvil y ya están en contacto con el resto de la familia.
Frontera de Siria
En la ciudad vieja hay calles por las que solo se puede pasar corriendo por el riesgo de que algunos edificios colapsen. Algunos templos han resultado dañados, sobre todo cúpulas de mezquitas, y la catedral sirio ortodoxa es polvo. Qannan Sertel tiene cerrado su negocio, como el resto de comerciantes, y se prepara para llevar su mítica tienda de dulces a Ankara porque «aquí no hay manera de trabajar, se necesitarán muchos años para que vuelva la vida, eso sí, el terremoto no podrá con la relación que tenemos aquí entre confesiones y saldremos adelante juntos».
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