La Reina Sofía salva la escasa representación institucional española en el funeral de Benedicto XVI
Una exigua delegación que contrasta con la de 2005 tras el fallecimiento de el anterior Papa, Juan Pablo II
La Reina Sofía conversando con
No hay una forma de medir el cariño de un Papa hacia una tierra, pero si algo puede servir de indicador es valorar las ocasiones en que ese Pontífice ha visitado ese país. Juan Pablo II viajó en ocho ocasiones a su patria, Polonia, ... seguida de Estados Unidos (7), Francia (6), y México y España (con 5 viajes cada uno). En el caso de Benedicto XVI, menos prolífico en viajes, el ranking lo encabezan a la par su país natal, Alemania, y España, con tres visitas cada uno de ellos.
Una predilección por nuestra tierra que, sin embargo, no ha sido reconocida por el actual Gobierno, que ha optado por una representación política de bajo nivel, salvada solo por la presencia de la Reina Sofía, que conoció personalmente a Benedicto XVI y le acompañó en cada de sus tres visitas a España.
Por debajo de la Reina, la representación se ha reducido a la del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, al que Pedro Sánchez le encomendó, en su nombramiento en 2020, las relaciones con la Iglesia católica. Además, les acompañó la actual embajadora ante la Santa Sede, Isabel Celaá.
Una exigua delegación que contrasta con la presencia de los jefes de Estado de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, e Italia, Sergio Mattarella en este caso, acompañado también por la primera ministra, Giorgia Meloni-, las dos únicas delegaciones oficiales convocadas por el Vaticano. A ellos se han sumado otros jefes de Estado, como el presidente de la República de Lituania, Gitanas Nauseda; el de Polonia, Andrzej Duda; el de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, que ha decretado este jueves día de luto en el país luso; la de Eslovenia, Natasa Pirc Musar; el de Togo, Faure Essozinma Gnassingbe y la de Hungría, Katalin Novak.
En la lista de primeros ministros está el de la República Checa, Petr Fiala; la de Gabón, Rose Christiane Ossouka Raponda; el primer ministro de Eslovaquia, Eduard Heger; y el lugarteniente del Gran Maestre y jefe de la Soberana Orden Militar de Malta, John Timothy Dunlap.
La presencia de la Reina Sofía ha sido providencial para que la delegación española no fuera ubicada entre los últimos puestos dentro del protocolo vaticano. Junto a los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde, han sido los representantes de casas reales católicas, por lo que han sido situados en el primer banco, el más cercano al altar donde presidía el Papa, junto a las delegaciones oficiales de Alemania e Italia y los jefes de Estado. Bolaños, como ministro, ha sido situado en segundo plano, justo detrás de la Reina Sofía.
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En 2005, en el entierro de Juan Pablo II, la delegación española estuvo presidida por los Reyes Juan Carlos I y Sofía, a los que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, había solicitado que encabezaran la representación oficial. En ella, además del entonces presidente del Ejecutivo, participó también el jefe de la oposición, Mariano Rajoy, y los ministros de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y de Justicia, Juan Fernando López Aguilar. Una representación al más alto nivel, que contrasta con la que este jueves se ha visto en la plaza de San Pedro.
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