Regalan al Papa un caballo pura raza árabe

El Pontífice, en su época como obispo de Chiclayo (Perú) ya demostró que es un consumado jinete, y no era extraño verle pasear a lomos de un equino para desplazarse. Ahora que está viviendo en el Vaticano se desplaza, en caso de necesidad, en coche —el popular 'Papamóvil'—, pero aún así muchos creyentes se quedaron con la idea de la pasión de León XIV por los caballos.

Uno de ellos es el polaco Andrzej Michalski, dueño y fundador de la granja Michalski Stud, en la localidad de Kolobrzeg-Budzistowo. Aprovechando la audiencia general de cada miércoles, este empresario ha decidido entregarle al Papa uno de sus ejemplares mejor cuidados y más queridos, bautizado como Proton, al que ahora el Pontífice o los eclesiásticos que le ayuden en la Ciudad Santa tendrán que cuidar hasta encontrar un nuevo dueño.

Y es que el destino de Proton, de 12 años, será ser subastado. Según ha confirmado la oficina de prensa vaticana, van a usar los beneficios para recaudar dinero que se destinarán a los más necesitados.

«Cuando vi las fotos del que luego sería el futuro Papa a caballo en Perú, se me ocurrió la idea de regalarle un hermoso caballo árabe, uno que estuviera a su altura, y blanco, porque el blanco corresponde naturalmente a la sotana blanca del Papa», explicó Michalski a 'Vatican News'. Para el risueño feligrés, este gesto es su manera de agradecer la labor del Papa en sus primeros meses y además responder a su llamamiento para reforzar el amor mediante acciones concretas, durante su exhortación 'Dilexi te'.

En cuanto a Proton, se puede decir que es de una estirpe única. Su padre es originario de Estados Unidos y su madre era una yegua comprada a una princesa de Jordania. El caballo nació en Janów Podlaski, donde Michalski lo compró siendo aún un potrillo que se acabó convirtiendo en el orgullo de su yeguada. «Se mueve con una elegancia extraordinaria y es excepcionalmente hermoso», destacó el criador.

Como no podía ser de otra manera, el Papa recibió el obsequio de muy buena gana y muy agradecido. «Estaba muy contento; llevamos juntos al caballo. Estaba encantado, y nosotros, felices», relató Michalski. Durante el encuentro también le leyó una carta en la que el propietario describía las actividades de su yeguada y pedía una bendición con motivo de su próximo 30.º aniversario, que se celebrará el año que viene.