«No se puede pedir respeto a un alumno si no lo tienen ni los padres»
Un nuevo informe alarma del aumento de casos de depresión entre los profesores en todas las etapas
«Los colegios se han convertido en aparcaniños», se quejan los docentes que reclaman más medios
Más del 30% de los docentes dicen que los insultos y la intimidación son su principal fuente de estrés
Los docentes Pilar Romero, Ignacio Dutrus y Carolina Novella del colegio Claret de Madrid
Blas López lleva 33 años ejerciendo la docencia. Camino Rodríguez De Sadia, 32. «Casi nada», bromea. Pilar Romero lleva 25 y recuerda que su juego favorito, de pequeña, era ser maestra. Francisco García también tiene otros tantos en las espaldas, ... 23; Ignacio Dutrus, 10; Carolina Novella, algo menos, cuatro. Ninguno dice haber perdido la vocación. Todo lo contrario. Pero tampoco ocultan su «frustración»; su «desbordamiento»; la sensación, incluso, de estar haciéndolo «mal», de sentirse «cuestionados»; de necesitar «más recursos» para poder sacar adelante las clases; de tener «sensación de miedo» y hasta de ir a trabajar pensando que queda «un día menos para la jubilación».
Estas declaraciones se escuchan en boca de profesores de centros públicos y privados, de todas las etapas educativas y con muchos o pocos años de antigüedad. Así lo aseguran a ABC algunos profesores consultados y que muestran un estado anímico del profesorado español que cada vez va a peor y que se pone más de manifiesto sobre todo cuando se les pregunta sin tener que salir en la foto.
De hecho, de acuerdo con un informe publicado hace tan solo cinco días por la Fundación SM, dos de cada cinco docentes trabajan con indiferencia y distanciamiento, casi 20 veces más que en 2007. O dicho de otro modo: de un 2 por ciento que trabajaba en estas condiciones en 2007 se pasó este año a un 38 por ciento.
«La hipótesis más evidente es que los profesores están poniendo una cierta distancia emocional como mecanismo de autodefensa ante una serie de problemas que escapa, en algunas ocasiones, a su rol como educadores», señala Ariana Pérez Coutado, coordinadora de Investigación y Evaluación Educativa de la Fundación SM.
El 39,6% de los docentes ha pedido ayuda por sufrir acoso
Estudio del sindicato Csif
Este informe, para el que se ha encuestado a 600 docentes de Infantil, Primaria y Secundaria, destaca también que un 39 por ciento de los docentes ha padecido ansiedad y depresión, un 37 por ciento agotamiento físico y mental y un 33 por ciento falta de ilusión, apatía o pérdida de interés. «Es importante destacar que la profesión docente es una de las más propensas a presentar el síndrome de 'burnout' [docente quemado]. Cabe esperar que las personas que se dedican a trabajar dentro de lo que se denominan profesiones asistenciales o de servicio público, como los profesionales de la enseñanza, al verse sometidas a un gran desgaste profesional, se encuentran más afectadas por este síndrome», señala el informe.
Un problema del que ya alertó el sindicato Csif en noviembre pasado con un estudio (hecho en centros públicos y con 997 casos evaluados) que avisaba de que un 51 por ciento de los docentes recurrió el año pasado a 'Ayuda Profes', un servicio de atención específica para atender a los profesionales de la enseñanza del sindicato para denunciar casos de 'burnout' sufridos en el desempeño de sus tareas.
Mantener la disciplina
Pero, ¿qué lleva a los profesores a esta situación? «Las causas son múltiples, al igual que las fuentes de estrés en el trabajo: ser intimidado o insultado verbalmente por el alumnado, adaptar las clases a las necesidades educativas especiales (NEE), atender al bienestar emocional y la salud mental, ser considerados responsables del aprendizaje, escuchar las demandas de las familias, no disponer de tiempo y lograr mantener la disciplina», apunta el informe de la Fundación SM. Respecto a la primer fuente de estrés (la intimidación o insulto) es algo de lo que también alerta el informe del Csif.
El sindicato señala que el 39,6 por ciento de los docentes ha pedido ayuda por sufrir acoso (producido en redes sociales) y un 8 por ciento por padecer casos de violencia, la mayor parte en Secundaria y ejercida por el alumnado en forma de violencia verbal, señala el sindicato, sobre todo insultos graves, lo que hace que los docentes se quejen de indefensión y de falta de autoridad (las agresiones físicas suponen el 16 por ciento del total de casos de violencia registrados).
«El problema parte de que los chavales no tienen valores en casa, viene de su educación de raíz, que está en el domicilio familiar», asegura sin rodeos Francisco García, profesor de Secundaria y 1º de Bachillerato en el Instituto Luis García Berlanga de Coslada (Madrid). «Cuando llamamos a un padre por un conflicto en el aula o porque su hijo le ha faltado el respeto a algún profesor nos damos cuenta de que el hijo es así porque el padre lo es; no se puede pedir respeto a los alumnos si los padres no lo tienen», agrega este profesor que asegura haber visto situaciones de agresiones verbales pero también física incluyendo «empujones o collejas».
«A partir de 4º de Primaria se nota el cambio y en 5º y 6º el respeto no lo sientes como antes»
Ignacio Dutrus
Profesor de Primaria del colegio Claret
Todos coinciden en que la figura del profesor no se respeta como antes y que el cuestionamiento aumenta conforme los alumnos crecen. «Antes venía implícito, ahora no. En mi caso son alumnos muy pequeños y no contestan pero como he sido profesor de 1º a 6º de Primaria he visto cómo evolucionan: en 1º y 2º el docente es sagrado, en 3º también...A partir de 4º ya se empieza a notar el cambio y en 5º y 6º ya eres cuestionado, el respeto no lo sientes como antes», dice Ignacio Dutrus, profesor de Primaria del colegio Claret.
«Moro de mierda»
«Los jóvenes no respetan a ningún tipo de autoridad. Ni a nosotros ni a otras fuentes de autoridad como puede ser, por ejemplo, la policía. En Primaria aún se mantiene pero en los institutos, no. Es un problema que surge de igualar a los enseñantes con los que aprenden. Antiguamente el maestro tenía autoridad y eso hoy está reflejado en una ley que es papel mojado: hay familias que te gritan, te vocean. Se ha quitado la autoridad de los padres que ahora son amigos de los hijos y eso se traslada a todas las facetas de la sociedad, donde estamos los docentes», analiza Blas López, jefe de estudios del colegio Luis Vives de Parla.
«Se ha quitado la autoridad de los padres que ahora son amigos de los hijos»
Blas López, jefe de estudios del colegio Luis Vives
«Antes, un maestro llamaba la atención de un alumno y este sabía que en casa le iban a preguntar qué hizo, ahora tienes al día siguiente al padre preguntando por qué se ha sancionado al niño», continúa López. Este jefe de estudios, que también fue tutor y profesor de gimnasia recuerda que durante el último conflicto en el centro el propio alumno sancionado reconoció haber proferido insultos xenófobos a otro compañero marroquí («moro de mierda»; «vete en patera que es de donde has venido») y aún así la familia se quejó y justificó las frases del chico. «Nos ocurrió con un chico de once años», relata López alarmado.
Por eso entiende que muchos docentes vivan con indiferencia, como apunta el informe de SM. «Se ponen una coraza porque no aguantan tanta presión». De hecho, asegura que hay un aumento importante de las bajas psicológicas. «Hay malas contestaciones y la agresividad se manifiesta en el desacato a la autoridad, en no entender por qué las cosas tienen que ser así...Es la forma que emplean para transmitir su descontento o disconformidad», apunta por su parte Camino Rodríguez De Sadia, directora del colegio Claret, que remarca que no sufren problemas de agresividad física pero sí verbal.
«Nos faltan medios, como la ayuda de técnicos de integración social, no para castigarlos sino para reconducir su conducta»
Fran García
Profesor en el Instituto Luis García Berlanga de Coslada
Otro frente con el que lidian es el de tener que hacerse cargo de problemas que no son intrínsecos de la escuela. «Nos dedicamos a resolver problemas sobre todo tras el fin de semana cuando vienen familia quejándose de que se insultan por WhatsApp y ahí es cuando nosotros iniciamos los protocolos por posibles casos de acoso. Lo que no entiendo es cómo un crío de diez años tiene un móvil sin supervisión», dice López. En la misma línea opina García: «Los institutos y colegios se han convertido en aparcaniños por culpa de los padres», señala. Ambos destacan que hay muchos problemas de conducta que tienen como origen la convivencia de los niños y adolescentes en hogares desestructurados.
Falta de medios
También hay unanimidad en el reclamo de más medios ante aulas con una ratio alta de estudiantes con problemas diversos. Cuestión que también puso sobre la mesa un docente del centro de Jerez de la Frontera donde un joven sacó dos cuchillos e hirió a compañeros y profesores. «El docente tiene que hacerse respetar pero nos faltan medios, como la ayuda de técnicos de integración social, no para castigarlos sino para reconducir su conducta», señala García. «Faltan profesionales en el aula, un profesor para una ratio de 30 no permite abordar las necesidades al cien por cien del alumnado, si atiendo al que tiene TEA me dejo a los otros 29 sin atender bien, aunque nos dejemos la piel es imposible», apunta Novella.