¿Qué son las pseudoterapias que causan polémica entre la Ministra de Sanidad y Pablo Motos?

En un vídeo, el presentador de Antena 3 señalaba que había encontrado una máquina de «regeneración celular» que llevaba buscando meses. Junto a él, la doctora Anna Baeza explicaba las características del aparato. «Nuestro método integra nueve disciplinas holísticas para que nuestros huéspedes alcancen sus objetivos y desarrollen su máximo potencial», promociona el centro.

A la polémica entró la Ministra de Sanidad, que rápidamente calificó en Twitter que el tratamiento al que se había sometido Motos como una «pseudoterapia» que «solo tiene efecto en el bolsillo» y señalaba que «pueden poner en riesgo la salud».

Las palabras de la ministra le han ocasionado también una querella por parte de la formación política IUSTITIA EUROPA y la Asociación Nacional de Profesionales y Autónomos de las Terapias Naturales (Cofenat) que consideran que la ministra ha cometido con sus afirmaciones supuestos delitos de odio e injurias.

La polémica, ya a tres bandas -el vídeo de Motos, las palabras de García y la querella de las asociaciones mencionadas- han colocado en el centro del debate las denominadas 'psudoterapias'. Pero, ¿a qué se refiere concretamente este término?

Según los Ministerios de Sandidad, Consumo y Ciencia, una 'pseudoterapia' es aquella «sustancia, producto, actividad o servicio con pretendida finalidad sanitaria que no tenga soporte en el conocimiento científico ni evidencia científica que avale su eficacia y su seguridad». Desde la Organización Médica Colegial de España (OMC) subrayan que este término se emplea para definir una «propuesta de cura de enfermedades, alivio de síntomas o mejora de salud, basada en criterios sin el respaldo de la evidencia disponible».

Los ministerios de Ciencia y de Sanidad disponen de un portal denominado #coNprueba con acciones «frente a las pseudociencias y pseudoterapias».

En su plan se pretendía revisar 139 terapias para determinar si se consideraba que tenían evidencia científica o no. La OCU recoge que, tras esa revisión, se concluyó que 73 no tenían soporte científico que avalara su eficacia. Asimismo, de otras 66 sí existían estudios publicados, pero no por ello se dan por buenas porque se deben analizar en profundiad todos esos estudios.

Al margen de las definiciones, la Fundación Josep Carreras señala que una de las principales diferencias entre las pseudoterapias y los fármacos regulados ante dolencias es que los primeros pasan muchas fases de comprobación de sus efectos y garantizar su seguridad. De media, señalan, «un medicamento puede tener una fase de pruebas, comprobaciones y vigilancia de más de 10 años», mientras que las pseudociencias carecen de estos protocolos.