Las prostitutas vuelven a tomar las calles por el intento de trasladar el Barrio Rojo de Ámsterdam a los suburbios
Las trabajadoras sexuales acusan a la alcaldesa de utilizarlas como chivo expiatorio para controlar la criminalidad y el turismo
Las prostitutas se rebelan por el intento de mover el Barrio Rojo de Ámsterdam
AFP
Centenares de trabajadoras sexuales y residentes del norte y sur de Ámsterdam se manifestaron el jueves contra el proyecto de la alcaldía para desplazar la prostitución del famoso Barrio Rojo hacia un «centro erótico» en los suburbios. Los manifestantes desfilaron con máscaras para ... ocultar su identidad, y con pancartas que decían «salven el Barrio rojo». Las primeras movilizaciones ocurrieron en abril de este año, cuando la alcaldesa, Femke Halsema, tomó la decisión de eliminar todo rastro de prostitución del emblemático centro de Ámsterdam.
Los residentes no quieren ver un nuevo «burdel» en sus barrios. Según el plan de las autoridades hay tres lugares posibles en el norte y el sur de la ciudad. La alcaldía debe definir de aquí a fin de año el lugar para este controvertido «centro erótico», y argumenta que se deben disminuir las molestias y la criminalidad relacionadas con el turismo de masas.
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Salvaguardar las vitrinas con luces de neón escarlata
Los habitantes de zonas afectadas se unieron a la manifestación de las trabajadoras sexuales, que esperan conservar las vitrinas con luces de neón escarlata cerca de los canales del centro histórico.
La protagonista de la polémica es la alcaldesa Femke Halsema, quien defiende con todas sus fuerzas su plan, pero no logra convencer. «No es posible», afirma una madre entre lágrimas tras un encuentro entre la alcaldesa y los residentes de uno de los tres lugares planeados para la creación del centro erótico.
Los residentes temen que el alboroto del Barrio Rojo llegue a sus calles mientras que las trabajadoras sexuales acusan a la alcaldesa de utilizarlas como chivo expiatorio en su intento por controlar la criminalidad y el turismo de masas en el centro de la ciudad. «La alcaldesa dice que sólo somos una atracción turística y que la gente viene a burlarse de nosotros y a humillarnos», dice una trabajadora sexual. «Pero no es así», añade a la AFP esta trabajadora, que se identifica como Michelle.
Ámsterdam, meca de la prostitución legal, trata de librarse de su imagen de «ciudad del pecado» y trata de reducir el turismo de fiesta. »Siempre habrá resistencia, independientemente de cuál sea la solución elegida«, señala a la AFP Halsema, visiblemente cuestionada durante sus encuentros con los residentes.
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