El Príncipe destaca su compromiso con la «dignidad del ser humano»
Es la primera vez que Don Felipe pronuncia un discurso ante el Santo Padre
ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS
Los Príncipes de Asturias se volcaron ayer para dar a Su Santidad el Papa «la bienvenida más cordial y respetuosa a España», pero también para transmitirle un claro mensaje de reconocimiento por su compromiso con determinados valores. «Quiero reiteraros nuestro enorme aprecio por vuestro compromiso ... con la paz, la libertad y la dignidad del ser humano. Nos reconforta muy especialmente en los tiempos complejos y de crisis que vive el mundo», afirmó Don Felipe. «Tiempos en los que la guerra y el terrorismo, el hambre y la pobreza, la injusticia y el dolor, requieren de la firmeza, del compromiso personal y del esfuerzo de los gobernantes de la tierra y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad», agregó.
Era la primera vez que el Heredero de la Corona se dirigía en público a un Sumo Pontífice, pues todos los encuentros mantenidos con anterioridad, ya fuera con Juan Pablo II como con Benedicto XVI, fueron de carácter privado o en presencia de Su Majestad el Rey y, por tanto, fue Don Juan Carlos quien pronunció los discursos.
Ayer, Don Felipe aprovechó su intervención para defender, una vez más, unos valores que la Corona siempre ha postulado y que ABC ha venido apoyando de forma reiterada y muy especialmente en las últimas semanas.
Gestos y palabras de cariño
Ni las palabras del Heredero de la Corona ni los gestos de la Princesa pudieron ser más cariñosos con el Santo Padre. Vestida con una sobria falda tableada de color gris y una chaqueta corta a juego, Doña Letizia acompañó al Príncipe hasta la escalerilla del avión del Papa. Benedicto XVI fue invitado a bajar por el introductor de embajadores y a pie de pista le aguardaron los Príncipes, quienes se inclinaron para besar su anillo, primero Don Felipe y después Doña Letizia. Era la segunda ocasión en la que veían al Papa en persona, después de la visita a Valencia en 2006.
Tras los himnos nacionales, primero el del Vaticano y después el de España, los Príncipes acompañaron a Su Santidad mientras recorría la interminable alfombra roja que terminaba en el escenario instalado para la ceremonia de bienvenida.
Allí aguardaban las autoridades nacionales —entre ellos, tres ministros: Pérez Rubalcaba, Caamaño y Blanco—, así como los responsables autonómicos, locales y eclesiásticos, que pasaron a saludar al Papa y a los Príncipes. Eran tantos los cardenales y obispos que Don Felipe y Doña Letizia, con buen criterio, fueron suavizando su inclinación y, al final, solo hicieron el ademán de besar el anillo de los purpurados.
Gracias «de corazón»
El Heredero de la Corona tomó la palabra para dar la bienvenida al Santo Padre «en nombre de Sus Majestades los Reyes, de nuestras instituciones y del pueblo español» y desearle «de corazón» «una estancia muy feliz». Don Felipe le agradeció el gesto de visitar España por segunda vez —el próximo agosto será la tercera— en cinco años de Pontificado, y recordó las dos estancias de su predecesor, Juan Pablo II, en la ciudad de Santiago, «que os espera con los brazos abiertos».
«Símbolo de concordia»
También hizo una reflexión sobre el Camino de Santiago, del que Don Felipe ha recorrido numerosos tramos en muchas ocasiones de su vida, desde que era un niño. La última vez, el pasado mes de mayo con la Princesa. Un «maravilloso itinerario espiritual y cultural», dijo, que «se ha convertido en verdadero símbolo de concordia, de fraternidad y de solidaridad», «el primer proyecto europeo común…», «un maravilloso regalo de la Historia para España y para los ciudadanos de todo el mundo», añadió.
Igual que ha hecho en el pasado, señaló el Heredero de la Corona, España desea hoy «transmitir desde Santiago su voz comprometida y solidaria con los problemas y necesidades de tantos pueblos y seres humanos». Don Felipe terminó su intervención con las siguientes palabras: «Muchas gracias, Santidad, por volver a España y querer aportarnos en estos días la profundidad y serenidad de vuestras palabras».
Tras los discursos, los Príncipes mantuvieron un encuentro privado con el Papa de diez minutos de duración y que fue calificado de «afectuoso y cordial». Después de esta reunión, Benedicto XVI recibió al vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. Al finalizar los encuentros, Don Felipe y Doña Letizia acompañaron al Santo Padre hasta el «papamóvil» y se despidieron hasta las cuatro y media de la tarde, cuando volvieron a reunirse en la misa del Peregrino que ofició Benedicto XVI en la plaza del Obradoiro. Hasta esa hora, los Príncipes permanecieron en el Hostal de los Reyes Católicos, de donde salieron a pie para asistir a la misa. Al celebrarse la ceremonia en un espacio abierto y cuando empezaba a caer la tarde, Doña Letizia se protegió del frío con un abrigo color marfil.
Despedida en el aeropuerto
El Heredero de la Corona y su esposa siguieron la misa desde el lado del Evangelio. Fue la segunda misa del Peregrino a la que han asistido en los últimos seis meses, ya que el pasado mes de mayo acudieron a una eucaristía en la catedral después de recorrer un tramo del Camino de Santiago para ganar el Jubileo. Cuando finalizó la ceremonia y, con ella, la visita pastoral del Papa a Santiago de Compostela, los Príncipes le acompañaron al aeropuerto para despedirle.
El Santo Padre llegó anoche a Barcelona, donde hoy estará acompañado por Sus Majestades los Reyes. Por la mañana, Don Juan Carlos y Doña Sofía mantendrán un encuentro privado con el Papa antes de la celebración de la misa en la Iglesia de la Sagrada Familia y, por la tarde, el Rey pronunciará un discurso en la ceremonia de despedida que se celebrará en el aeropuerto.
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