El primer paseo de Juana tras 210 días en la UCI
El Hospital Gregorio Marañón organiza un dispositivo especial para que una paciente de 70 años que llevaba siete meses hospitalizada salga a la calle
«Me ha encantado volver a ver los árboles y los pajaritos»
Madrid
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Iniciar sesiónSu corazón ha soportado un infarto masivo, un ictus y siete operaciones a vida o muerte que ha ido encadenando durante estos últimos siete meses. Juana, de 70 años, una paciente compleja con numerosas patologías asociadas, es una superviviente nata.
Llevaba más de ... 210 días sin ver más allá de las cuatro paredes de la Unidad de Cuidados Críticos Postquirúrgicos del Gregorio Marañón y hace unos días, por primera vez, pudo salir a la calle para darse su primer paseo fuera del hospital, en el céntrico distrito madrileño de Retiro. «Nada más salir comenzó a decir, '¡ay los árboles, los pajaritos!', estaba muy contenta», cuenta Bárbara González, enfermera de la Unidad de Cuidados Críticos Postquirúrgicos, una de las sanitarias que han hecho posible este paseo tan especial.
Durante estos meses ha permanecido en una situación muy crítica, entre la vida y la muerte, pero durante los dos últimos meses empezó a recuperarse y a hablar. «Dijo que quería salir a la calle y entre las compañeras nos planteamos la posibilidad de bajarla al patio del hospital. Se lo comentamos a su médico y nos dio su aprobación», explica Esperanza Juria, enfermera de la Unidad de Cuidados Críticos Postquirúrgicos. Tras la luz verde de los médicos, un sistema de baterías para soportar todos los dispositivos médicos a los que necesita estar unida, hizo el resto.
«Cuando se lo comentamos nos dijo que no la mintiéramos, pero al vernos prepararlo todo se le dibujó una sonrisa y se puso muy contenta», recuerda su enfermera. El personal del hospital dispuso un sistema móvil para poder dar soporte a las necesidades clínicas de Juana y conectar a baterías móviles los aparatos que controlan los distintos dispositivos de la paciente. Tras acondicionarla, con su marido y su hija, iniciaron el trayecto desde la Unidad de Cuidados Críticos Postquirúrgicos al patio central del Hospital Gregorio Marañón. Juana no paraba de repetir «aquí estoy muy bien, mejor que arriba». Y pidió: 'mañana más'. Para nosotras ha sido una gran satisfacción y para la paciente su mejor medicina», explica.
«Le encantó salir y sentir el aire de la calle. Ella siempre ha sido una mujer muy activa, incluso después de su jubilación», explica su hija Raquel, que no consigue quitarse la preocupación de encima sin una fecha para su alta médica y más este viernes cuando la fiebre ha hecho acto de presencia. Tampoco hay fecha para que la paciente pueda abandonar el dispositivo de asistencia ventricular que le permite a su corazón bombear correctamente y mantenerla con la vida
La experiencia del Hospital Gregorio Marañón de Madrid es especial, aunque no es única. Cada vez más centros apuestan por humanizar la estancia de los enfermos para mejorar su estado de ánimo y no solo cuando se trata de pacientes infantiles. Por ejemplo, en el Hospital del Mar de Barcelona empieza a ser habitual ver en su azotea a los enfermos de la UCI para que puedan sentir el sol y ver el mar.
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