Más presión y menos médicos: «Situaciones como las de este verano no pueden repetirse»

Facultativos denuncian en ABC el «colapso» de los centros de salud y de los servicios de urgencias por la «falta de previsión» de las administraciones

Hospitales costeros se han visto obligados a desprogramar cirugía no urgente para hacer frente a la carga asistencial

Los servicios de urgencias se preparan para el «colapso» en agosto por los recortes en la Atención Primaria

David Gràcia, médico de urgencias en Palamós, frente a la playa MIQUEL MUÑOZ

La llegada del verano siempre es temida por los profesionales sanitarios que ejercen en las zonas más turísticas. Ven cómo sus poblaciones se multiplican, y por tanto la presión en centros de salud y hospitales, con unas plantillas a medio gas por las vacaciones estivales. ... Desde hace meses los facultativos venían avisando de que este verano iba a ser complicado, incluso más que los anteriores, pues al problema crónico de la escasez de profesionales se ha sumado otro contratiempo: este año los Médicos Internos Residentes (MIR) de último año continúan su formación, pues en 2020 empezaron su residencia meses más tarde a causa de la pandemia de Covid-19, por lo que las comunidades autónomas no han podido contratarlos para sustituir a los profesionales que se encuentran de descanso, como sí ha ocurrido hasta ahora.

Los temores no han sido infundados. Profesionales de Atención Primaria y de los servicios de urgencias de las zonas turísticas consultados por ABC dan fe de del colapso.

David Gràcia, médico de urgencias en el Hospital de Palamós (Gerona)

«Los cuadros de colapso han sido más frecuentes y exagerados»

«Ha habido como cada verano situaciones punta de colapso pero este año se han producido con mucha más frecuencia y de forma más exagerada», señala en declaraciones a ABC David Gràcia, médico de urgencias en el Hospital de Palamós (Gerona), situado en una de las principales zonas de atracción turística de Cataluña. Gràcia, que lleva 34 años ejerciendo como urgenciólogo en este hospital costero, lamenta la actual situación de precariedad en estos servicios, que se acentúa con el aumento de la demanda en julio y agosto. La población desplazada, pacientes extranjeros y procedentes de otras zonas de Cataluña y otras comunidades, representa el 35% del total de la asistencia que se realiza en verano en las urgencias de este centro. A esta demanda adicional, que de por sí ya tensiona las urgencias por el volumen de casos que representa, aunque sean en su mayoría cuadros leves, se suma el aumento de personas de edad avanzada y vulnerables que recalan en estas unidades, dice. «Son casos que han aumentado en los últimos años y que, debido a la complejidad de sus cuadros y a la falta de recursos, tardan más en resolverse. Es más difícil agilizar su resolución, lo que hace que aumente la estancia de los pacientes en urgencias y también las esperas», advierte el facultativo. Esto ha hecho, según apunta, que «este verano, por desgracia, se vea más la fotografía de 80 pacientes en estas unidades, que entre las 40 y 60 que hay habitualmente en momentos complicados», precisa el facultativo. «Muchos pacientes han tenido que esperar más de seis horas y esto es inadmisible», añade el especialista.

 

«Las puntas asistenciales por parte de los veraneantes se ven 'cuando cierra la playa'», dice Gràcia en tono jocoso. Explica que las asistencias a los turistas se concentran en dos franjas horarias: de las 09.00 a las 12.00 horas y de las 19.00 horas a la 01.00 de la madrugada. «En su mayoría son casos leves de erupciones cutáneas, lesiones sin gravedad o dolor de cuello, pero hacen que todo se retrase», añade el urgenciólogo.

Al déficit de recursos y el aumento de la demanda se añaden, según el facultativo catalán, otros problemas como el mal funcionamiento del transporte sanitario no urgente. «A veces se tiene a pacientes dados de alta varias horas en las urgencias sin poder hacer nuevos ingresos porque no llega el transporte sanitario para trasladarlos a sus casas, residencias o centros sociosanitarios y eso aumenta el colapso por la falta de boxes asistenciales en las urgencias. Este verano ha habido momentos en los que más de la mitad de los 15 boxes asistenciales estaban ocupados», denuncia. Como sus compañeros, señala el aumento de recursos como «única salida a esta situación». «En Palamós como novedad nos han puesto un tercer facultativo de Urgencias y refuerzo de enfermería en las guardias por la noche y hemos notado una mejora, aunque sigue habiendo déficit de recursos sobre todo en épocas como el verano en las que las urgencias están siempre desbordadas», precisa David Gràcia. La falta de camas para pacientes de urgencias hizo que durante dos días el Hospital de Palamós paralizara la actividad quirúrgica programada no urgente. «Se continuaron haciendo las cirugías urgentes pero se necesitaban las camas», apunta.

Pedro Alarcón, jefe de urgencias en el Hospital Reina Sofía de Murcia

«Situaciones como la de este verano no pueden repetirse»

Centros costeros de Murcia como el Hospital Santa Lucía de Cartagena o el Hospital Los Arcos del Mar Menor también han capeado como han podido con la difícil coyuntura, según explica en declaraciones a este diario el vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) y médico de Urgencias del Hospital Reina Sofía de Murcia, Pascual Piñeira. En estos centros, según indica, el impacto de la punta asistencial ha hecho que tenga que paralizarse cirugía programada no urgente y las estancias en el servicio se han alargado hasta más de ocho horas causando situaciones de auténtico colapso.

Pedro Alarcón, jefe de sección del Servicio de Urgencias en el Hospital General Universitario Reina Sofía de Murcia, explica cómo los profesionales del sector han capeado el temporal. «Ha sido el verano de la cuadratura del círculo. Mantener los servicios a la población , con el mínimo personal posible e intentando respetar el derecho a las vacaciones de los médicos ha supuesto un enorme esfuerzo, difícil de asumir, que no se debe volver a repetir», señala el urgenciólogo.

Pedro Alarcón, jefe de sección del Servicio de Urgencias en el Hospital General Universitario Reina Sofía de Murcia ABC

«Situaciones como la de este verano están haciendo que muchos profesionales se replanteen su futuro laboral, pudiendo llegar a abandonar servicios tan esenciales como los de Urgencia, y esta situación no podemos permitirla», añade Alarcón.

Piñeira acusa a la Administración de «falta de previsión» y de «no haber hecho nada para enmendar esta situación». «En los meses de verano la demanda asistencial en las urgencias de los hospitales de costa aumenta entre un 15 y un 20% y los profesionales tienen que afrontarla con menos recursos», señala el vicepresidente de Semes, quien afirma que la única forma que tienen los urgenciólogos de lidiar con esta situación es «haciendo más guardias y que el personal tenga menos vacaciones. Los profesionales se sacrifican para seguir ofreciendo una asistencia de calidad». Piñeira lamenta que no haya calado todavía en la población el mensaje de que las urgencias de los hospitales son para los cuadros graves. «La gente sigue yendo directamente a urgencias cuando tiene un problema cuando la mayoría de los cuadros leves podrían solucionarse en los centros de salud y así se descongestionarían los hospitales», apunta.

María José Gimeno, médico de Atención Primaria en Alicante

«Hay agendas de hasta 50 pacientes al día»

Una ciudad y una provincia como Alicante, que multiplica su población en temporada alta turística, sufre especialmente la presión asistencial en las consultas médicas de Atención Primaria. «Este año es particularmente difícil porque la generación de la pandemia no se incorpora todavía, hasta septiembre, en algunas especialidades, como la de médico de familia», subraya María José Gimeno, médico en un centro de salud de la capital.

«Está siendo muchísimo más difícil y las agendas están sobresaturadas porque se junta con las vacaciones y las hay de 40 a 50 pacientes al día, y todo lo que quiera llegar», relata, con especial repercusión en la zona de costa, donde más visitantes llegan.

Aparte, se arrastran problemas en los últimos años, como el de que muchos profesionales «se están yendo a otras Comunidades Autónomas o a otros países porque las condiciones laborales son mejores, o incluso a la privada, y también se está viendo un éxodo de médicos de familias que están montando clínicas de estética, por ejemplo».

Desde la Generalitat Valenciana se ha intentado paliar con unos nuevos «módulos de absorción de la demanda», por las tardes y a puerta cerrada, retribuidos como horas extra, pero «la gente tampoco está muy por la labor: si tienes una mañana horrible y te tienes que quedar cuatro horas por la tarde... quieres descansar».

Otros factores que influyen -según Gimeno, que tiene una visión global como secretaria provincial del sindicato médico CESM- es que se cierran camas hospitalarias y aumenta las listas de espera, además de que «cuando al paciente no lo ve el especialista, pues acude a Atención Primaria», además de la triste lacra de que aumentan las agresiones a médicos, lo que también propicia la marcha de algunos profesionales al extranjero o a la privada.

Cristina Guitard, médico de urgencias en el Hospital Costa del Sol de Marbella

«La plantilla es muy inferior a la que debería ser»

La falta de personal y el aumento de población también se deja notar cada verano en el Hospital Costa del Sol de Marbella, una ciudad de 150.000 habitantes que se multiplica hasta las 400.000 personas durante la temporada estival. La médico de urgencias Cristina Guitard asegura que la situación es crítica año tras año. El hospital, que atiende a un área que abarca desde Fuengirola hasta la frontera con la provincia de Cádiz, se enfrenta en estas fechas a un incremento masivo de pacientes por accidentes de tráfico, situaciones derivadas del abuso de sustancias, y también al alza de la criminalidad. «Tenemos ya como compañía dos patrullas de la Policía Nacional que hacen los turnos con nosotros, lo que da una idea de la cantidad de delincuencia y de actos de violencia que existen en la zona», señala. Además, el aumento de turistas y personas mayores con patologías crónicas agrava la situación, llevando al servicio de urgencias a atender entre 380 y 420 pacientes diarios.

La médico Cristina Guitard frente al Hospital Costa del Sol de Marbella FRANCIS SILVA

Se trata del único centro público en la zona, afectado también por la escasez de profesionales. Según Guitard, «siempre ha habido dificultades para encontrar médicos de urgencias que quieran trabajar aquí, y en verano es aún peor», a lo que se suma el alto precio de los alquileres en la zona. En los últimos años, han recurrido a médicos extracomunitarios sin formación homologada, lo que afecta la calidad del servicio. «La plantilla de médicos de urgencias es muy inferior a la que tendría que ser, y de manera constante nos solicitan que realicemos turnos extras de manera voluntaria, por encima de nuestra jornada obligatoria, para poder así reforzar un poco y sustituir a los médicos que se van de vacaciones», denuncia, «es un esfuerzo adicional que nos quita horas de descanso y disfrute con la familia».

Dentro del hospital, la situación es caótica, con salas de espera desbordadas y pacientes sentados en el suelo. «En cada vez más ocasiones, recurrimos a personal de seguridad para controlar los desórdenes provocados por la agresividad de pacientes y familiares», comenta Guitard. La falta de camas obliga a colocar a los pacientes en camillas en espacios inapropiados, y las demoras en la atención son constantes. Esto genera frustración, que a menudo desemboca en violencia verbal y física. «No tenemos por qué soportar insultos ni agresiones mientras intentamos hacer nuestro trabajo», señala.

La facultativa también destaca la falta de incentivos para retener a los médicos jóvenes, quienes prefieren trabajar en el extranjero o en otras comunidades. «Con el sueldo que pagan aquí, los médicos que acaban su formación lo último que hacen es quedarse en España y menos en Andalucía, que es una de las comunidades con salarios más bajos y peores condiciones de trabajo», critica, «es una triste realidad, pero estamos formando personal con un alto coste económico y la implicación de muchos profesionales para que después acaben yéndose de España».

Andrés Sánchez, médico residente en el centro de salud Culleredo (La Coruña)

«La situación varía de un día a otro»

En el centro de salud del municipio coruñés de Culleredo, dentro del área metropolitana de la ciudad costera, la llegada de turistas no supone un cambio significativo en su funcionamiento, pese a que se encuentra en una zona próxima a las abarrotadas playas de La Coruña. Sin embargo, sí lo supone la falta de profesionales por las vacaciones del personal. «Es una situación que varía de un día a otro», señala Andrés Sánchez, residente de primer año en el citado centro. La ausencia de compañeros por sus merecidos descansos implica que el resto deban atender a más pacientes.

Andrés Sánchez, residente en el centro de salud de Culleredo MIGUEL MUÑIZ

A este centro de salud acuden principalmente, durante la temporada estival, pacientes con quemaduras, afecciones por caídas, o gastroenteritis, más comunes en estas fechas, como es el caso de los accidentes de tráfico, peleas o la intoxicación por ingerir bebidas alcohólicas sin moderación en el caso de Urgencias.

«En Galicia hay cada vez más gente que opta por la Atención Primaria, gente con mucha vocación», indica Andrés, que admite cómo las condiciones en la especialidad se están intentando mejorar progresivamente en la comunidad gallega para mantener el interés en esta rama esencial. Aunque, sin embargo, reconoce el estigma que continúa permeando esta especialidad de la medicina, que hace ver a los médicos de Atención Primaria más como «administrativos», «un cajón de sastre que soluciona los problemas antes de la llegada al hospital», como si no formase parte del mismo. «Somos especialistas», recuerda el residente.

José María Borrel, médico en la zona de salud de Ayerbe

«Si me voy a una urgencia el centro de salud se queda vacío»

Pero no solo en la costa se sufren las consecuencias de los veranos con falta de médicos. También el cada vez más frecuente turismo rural llena estos meses pueblos del interior de España, donde ya de por sí la labor de los médicos es complicada por los desplazamientos que implica la atención a los pacientes. «El medio rural en Aragón es tremendamente disperso y amplio, hay muchos consultorios locales a los que hay que ir atendiendo», explica José María Borrel, médico de Familia en Ayerbe (Huesca), uno de esos pueblos que en los meses de verano ve incrementada su población. Este problema se incrementa en los meses estivales, en los que la atención para todos esos pueblos no es igual que el resto del año por la falta de personal y exceso de trabajo. «En pueblos en los que normalmente se pasa consulta 3 días por semana, se rebaja a 1 o 2», relata este facultativo. Al final, con más esfuerzo y tiempo de trabajo, todo el mundo recibe la atención que necesita.

Pero la llegada del turismo también cambia los flujos de trabajo, pues estos meses la mayor carga se da sobre todo a última hora de la mañana, ya que los ritmos los marcan quienes se encuentran de vacaciones. Estos meses, en una mañana, asegura Borrel, puede llegar a atender a 40 personas.

En su caso además se suman los domicilios, pues la población es mayor y la visita muchas veces implica desplazarse a otros pueblos. «En las guardias estoy solo. Si me voy a una urgencia el centro se queda vacío», lamenta.

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