La pareja de Meloni, ante los feminicidios que padece Italia: «Si te emborrachas después encontrarás al lobo»

Todo ello ha motivado un gran debate nacional sobre el machismo, las actitudes del país hacia las mujeres, la violencia sexual y la línea de mano dura que acaba de anunciar el gobierno de Meloni para combatir la delincuencia juvenil. No es casual que el ministro del Interior Piantedosi haya dicho en Palermo que «las mujeres deben ser libres de salir por la noche en minifalda», limpiando así el campo de los prejuicios e instrumentalización que suele acompañar la tragedia de los feminicidios y agresiones sexuales.

Precisamente en la capital siciliana, una palermitana de 19 años fue violada por una manada de siete jóvenes, de entre 17 y 22 años, en una zona alejada del centro de la ciudad, después de haber estado en un local, donde los siete jóvenes convencieron a un camarero que le sirviera varias bebidas a la chica, a la que invitaron a fumar marihuana. Como ocurre a menudo, la agresión, que se produjo en julio, se conoció en agosto y tuvo una enorme repercusión por el papel amplificador que juegan las redes sociales en estos casos.

La violación por turno de la manada palermitana fue grabada por uno de ellos con un teléfono móvil. El video desató el morbo y numerosas personas solicitaron esas imágenes a cambio de dinero, particularmente en dos canales de Telegram con contenidos de pornografía infantil y pornografía de venganza. De los mensajes que se intercambiaron los jóvenes implicados con sus amigos, publicados en los medios italianos, se refleja el horror y los serios indicios de culpabilidad. Uno de ellos escribió: «Éramos cien perros sobre una gata, algo así solo se había visto en el porno», dijo el joven expresando luego cierta repulsión, porque «éramos demasiados», pero dijo como justificación: «La carne es la carne».

Según un informe reciente del Instituto nacional de estadísticas (ISTAT), todavía persiste la idea en amplios sectores de la sociedad italiana de que las mujeres violadas tienen de algún modo la culpa, al haber propiciado la agresión. Un 39% de italianos considera que la mujer puede evitar una relación sexual si ella lo desea verdaderamente. El tema ha suscitado un vivo debate en Italia, adquiriendo especialmente protagonismo Andrea Giambruno, presentador de un canal de televisión de Mediaset, pareja de la primera ministra, Georgia Meloni, y padre de su hija. En un programa dedicado a la violación de la joven palermitana por la manada, Giambruno comentó: «Si vas a bailar —dijo Giambruno—, tienes todo el derecho a emborracharte. Pero si evitas emborracharte y perder los sentidos, quizás también evites tener ciertos problemas porque después encontrarás al lobo«. Este comentario causó revuelo y polémica, sobre todo entre los políticos de izquierda y varios activistas, creando un caos político.

En su defensa, Andrea Giambruno recordó a los críticos que durante el programa habló de hecho «abominable», en referencia a la violación, y los autores fueron definidos como 'bestias'. «No justifiqué la violación y no pido disculpas«, sentenció Giambruno. Contra él hizo una dura declaración la profesora Elsa Fornero, exministra de Trabajo, habitual tertuliana en programas de televisión: «Este es un tema de ausencia de educación. En este caso, se trata de la pareja de la primera ministra que no tiene particular conocimiento de cómo se habla de las mujeres: Si una mujer es agredida sexualmente, en el fondo es su culpa, porque se ha colocado en una situación, quizás por su vestimenta o porque ha bebido, aunque a los hombres nunca se les reprocha si beben. Esto es así porque en el sustrato cultural del compañero de Giorgia Meloni existe esta visión de la mujer. Esta idea está muy extendida en Italia», concluyó la profesora Elsa Fornero.

La primera ministra Meloni rompió su silencio de diez días sobre las polémicas palabras de su pareja Giambruno, afirmando el miércoles, en una rueda de prensa, que hubo un «malentendido», porque en realidad «él quiso invitar a las chicas a mantener la cabeza sobre los hombros, como también me decía mi madre, y no ponerse en situación de convertirse en el objetivo de los agresores».

La idea de que la forma de vestir de las mujeres o el hecho de que beban pueden provocar una agresión sexual ha calado incluso en los tribunales de justicia en Italia, donde en muchas ocasiones todavía no se hace ninguna diferencia entre la sexualidad y la violencia sexual. Por ejemplo, en el mes de agosto un Tribunal de Florencia absolvió a dos jóvenes de 19 años, acusados de violar una joven de 18, en una fiesta, con la motivación, según los jueces, de que había existido una «percepción equivocada del consentimiento» de la joven, porque en el pasado había tenido relaciones con uno de ellos.

En Italia las estadísticas indican que el 27% de las mujeres afirma haber experimentado violencia. Ante el clima que está viviendo el país en los últimos meses, el presidente de la República, Sergio Mattarella, dijo el viernes que la «la violencia contra las mujeres es una barbarie social». Mattarella ha advertido que «hoy no hay libertad cuando una persona es víctima de molestias y violencia física o moral». Recuerda el presidente Mattarella que, frente a la « intolerable barbarie social» y «numerosos casos de asesinato y violación en los últimos meses», es necesaria «una acción más consciente, y severa prevención, concreta y constante».

«Esto debe ir acompañado -concluyó el presidente- en toda la sociedad, de un compromiso educativo y cultural contra las mentalidades distorsionadas y una concepción miserable de las relaciones entre mujeres y hombres«.

En lo que llevamos de año, hubo 79 feminicidios en Italia, uno cada tres días. Hay que «detener este rastro de sangre de los feminicidios« ha dicho Eugenia Roccella, ministra de la Familia y de la Igualdad de Oportunidades. Hasta ahora, la política parece impotente para frenar esta vergonzosa contabilidad de las mujeres asesinadas. El Gobierno Meloni acelera en el Parlamento para aprobar nuevas normas en la ley conocida como «Codigo Rosso», que refuerza la protección de todas las personas que sufren violencia, persecución y malos tratos. Numerosos partidos han pedido que se introduzca en la ley la educación sentimental y sexual en las escuelas.

Mientras tanto, el Gobierno Meloni aprobó el miércoles en Consejo de ministros el «decreto Caivano», con duras medidas para luchar contra la delincuencia juvenil, facilitando el arresto de los menores e imponiéndoles penas más severas si cometen delitos, al tiempo que los padres que no envíen a sus hijos a la escuela corren el riesgo de prisión hasta dos años, con pérdida incluso de la patria potestad.

La ministra de la Familia, Eugenia Roccella, mantiene también una lucha para bloquear a los menores las páginas de pornografía, batalla en la que la ministra ha recibido el respaldo del famoso actor porno italiano, Rocco Siffredi, célebre también internacionalmente. «No era obvio que un representante de ese mundo saliera a apoyar esta tesis, y realmente no lo esperaba«, celebró la ministra Roccella.

Por el momento, el Gobierno anima a los padres para que los menores no utilicen webs porno y se aprobó también el miércoles una medida para obligar a los fabricantes a incluir el control parental gratuito en todos los dispositivos. Según la ministra de la Familia, «los menores tienen el primer acceso a sitios pornográficos a partir de los 6 o 7 años». Al escuchar estas palabras, Giorgia Meloni confesó: «Cuando me enteré, puse cara de terror». En realidad, se trata de casos extremos, porque el primer contacto con el porno, según algunos estudios, se produce entre los 7 y 12 años, un periodo más amplio del señalado por la ministra de la Familia.

El Gobierno se planteó la idea de una medida para bloquear las webs porno si son utilizadas por menores, aprovechando las tecnologías de reconocimiento facial. Una hipótesis que, entre otras cosas, chocaba con el derecho a la privacidad de los usuarios, por lo que fue rechazada la propuesta de la ministra Roccella. En cualquier caso, el será afrontado por el Gobierno, según ha explicado Giorgia Meloni: «La pornografía muestra a una mujer que siempre da su consentimiento, prácticas extremas vistas como si fueran prácticas generalizadas: es un asunto que está teniendo un impacto fuerte, hay que abordarlo».