El Papa trabaja en una segunda parte de su encíclica ecológica «Laudato si'»

El texto aborda la responsabilidad de las industrias en el cambio climático e incluso llevó al Vaticano a recibir presiones de Estados Unidos para que suavizara los apartados referentes a la producción y consumo de combustibles fósiles. Se publicó justo antes de la Cumbre del Clima de París que actualizó el Protocolo de Kioto y en sus capítulos exige a todas las personas un cambio en su estilo de vida, por lo que fue especialmente difundida también entre personas sin convicciones religiosas. De momento se desconoce qué peticiones hará esta segunda parte pero ante todo, al igual que la primera, pretenderá ser un documento libre de condicionamientos ideológicos que, más allá de criticar la degradación del entorno, propondrá una visión cristiana del problema medioambiental, así como líneas guía y claves internas para hacer oración.

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A partir de la publicación de esta encíclica que próximamente verá una segunda entrega, Francisco tejió numerosas alianzas con la sociedad civil en aras de un objetivo común y escribió otros documentos similares como la exhortación apostólica «Querida Amazonia», publicada en febrero de 2020, donde denunciaba la sobreexplotación minera y forestal de esta región tropical. Y forma parte del conjunto de obras con su firma que entrega a los líderes latinoamericanos que lo visitan en el Palacio Apostólico.

En su encuentro con abogados europeos, Francisco les felicitó por su ayuda en la causa medioambiental, un eje central de su pontificado. «Soy sensible al cuidado que estáis haciendo de la Casa Común y vuestro esfuerzo por participar en la elaboración de un cuadro normativo a favor de la protección del ambiente». Y les pidió «no olvidar que las nuevas generaciones tienen derecho a heredar un mundo bonito y vivible, y esto nos inviste de un gran deber en cuanto a la Creación que hemos recibido de las manos generosas de Dios».

También les felicitó por la atención especial que prestan al secreto profesional, «y cuya violación por parte de otros Estados miembro detestáis», dijo refiriéndose posiblemente a Rusia. «Es indispensable que la sociedad preserve espacios de confianza donde las personas puedan expresarse y depositar sus cargas», consideró el Papa, quien añadió que, al igual que los letrados tienen sus propias herramientas, la Iglesia cuenta con el secreto de confesión. Y celebró con ellos que haya pasado más de un año desde el Llamamiento de Viena, una declaración firmada el 11 de junio de 2022 por todos los países europeos en favor del Estado de Derecho y la independencia del poder judicial, también durante «la guerra insensata en Ucrania».

«Los tiempos de crisis social, económica, de identidad y seguridad desafían a las democracias occidentales», diagnosticó el Papa. Pero pese a ello insistió a los abogados a resistirse «al miedo del desorden y la violencia» y mantenerse fieles a sus principios. «La razón del Estado de Derecho es el servicio a la persona humana, tutelar su dignidad, y eso no admite ninguna excepción en absoluto». El empeño del Papa redactando una segunda parte a su encíclica más difundida podría ser una explicación a por qué durante el mes de agosto había limitado tanto sus actividades en público pese a que sus vacaciones oficiales sean durante el mes de julio.