El Papa sobrevuela el Sáhara y recuerda a quienes fallecen intentando cruzar el desierto

Antes de despegar, el Papa se ha detenido ante un monumento que en el aeropuerto de Fiumicino (Roma) recuerda la masacre de trece aviadores italianos, en Kindu (actual República Democrática del Congo), en 1961. Tropas del Congo confundieron a los pilotos italianos, que formaban parte de un contingente de cascos azules de la ONU, con mercenarios belgas que apoyaban la secesión del Katanga y los asesinaron brutalmente. Según el Vaticano, esta mañana «el Papa Francisco dedicó una oración a las víctimas de aquella sangrienta masacre y a todos los que perdieron la vida participando en misiones humanitarias y de paz».

A bordo del avión, el Papa ha mencionado que llevaba un año «esperando este viaje». «También quería ir a Goma, pero con la guerra no se puede. Gracias por venir conmigo».

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Javier Martínez-Brocal

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Durante el saludo a los periodistas, las corresponsal de EFE, la periodista Cristina Cabrejas, le ha entregado la fotografía original que Salvamento Marítimo distribuyó el 29 de noviembre de la llegada a Canarias de tres inmigrantes en la pala del timón de un barco petrolero. «Esta foto me tocó», ha comentado el Papa.

Otra periodista española, Eva Fernández, corresponsal de Cope, le ha entregado un fragmento de casiterita, mineral de Kivu del que se extrae el coltán. «Por cada kilogramo extraído, fallecen dos personas», le ha explicado. Le ha llevado también una roca del volcán Nyiragongo, en Goma. En su última erupción, hace dos años, arrasó tres mil casas.

Sin duda, Francisco viaja al corazón de África a curar heridas. En las últimas semanas, la República Democrática del Congo está viendo recrudecerse los ataques de milicias sostenidas por Ruanda para hacerse con el control de las minas de coltán en el este del país, un producto imprescindible en la producción de teléfonos celulares y componentes informáticos.

La población civil de las regiones de Kivu del Norte y del Sur lleva décadas pagando las consecuencias de estas agresiones: violación como arma de guerra, reclutamiento forzoso de niños soldado, trabajo infantil, expulsión de sus propias tierras a pequeños agricultores, hambre... «El Papa viene a consolar a la población, viene a curar las heridas que aún sangran», subraya el nuncio en RDC, Ettore Balestrero.

Se trata del quinto viaje del Papa Francisco a África. El Papa aterrizará en Kinsasa poco antes de las tres de la tarde hora española. Le espera un país entusiasmado, que no recibe la visita de un pontífice desde hace 38 años. La República Democrática del Congo, es el país con más católicos en África, alrededor de 45 millones.

Dedicará sus primeras horas en la capital a los encuentros institucionales. Al pie de la escalerilla le recibirá el primer ministro, Jean-Michel Sama Lukonde (45), ex director general de Gécamines, la empresa minera más grande del país, y una de las mayores de África.

Desde el aeropuerto, Francisco se trasladará en papamóvil hasta el «Palais de la Nation», donde el presidente Félix Tshisekedi le ofrecerá la ceremonia oficial de bienvenida. Esta tarde, en los jardines de la antigua residencia de los gobernadores generales belgas, donde se proclamó la independencia del país en presencia del rey Balduino, el Papa tendrá un importante discurso ante las principales autoridades del país.

El Gobierno ha decretado este miércoles como día no laborables para facilitar la asistencia de la misa multitudinaria de mañana. El Papa estará en RDC hasta el viernes, cuando se trasladará a Sudán del Sur. Los organizadores han optado por limitar todos los encuentros a Kinsasa, y a causa de la inseguridad, evitar una etapa en el Este del país, tal como estaba inicialmente previsto.

Precisamente este fin de semana, al menos quince personas fallecieron durante un asalto de la milicia islámica ugandesa ADF, que originalmente combatía al gobierno de Kampala. Es el mismo grupo que hace dos semanas atentó contra una iglesia protestante en Kivu Norte y acabó con la vida de otras quince personas que habían ido a rezar.