El Papa sale en apoyo de los monjes del Patriarcado de Moscú que Ucrania quiere echar de su histórico monasterio

No es un monasterio cualquiera. Es la institución monástica más antigua de la ortodoxia rusa, tiene 980 años, y allí han vivido ininterrumpidamente sus monjes hasta que los soviéticos lo transformaron en museo. Tras la caída de la URSS, regresaron.

Sin embargo, el ministerio de Cultura ucraniano, que controla la propiedad del recinto, les comunicó el viernes que deberán desalojarlo antes del próximo 29 de marzo. Es un gesto de gran simbolismo, pues el lugar se considera la Jerusalén rusa.

Noticia Relacionada

Papa Francisco: doce momentos para la historia de un pontificado

Javier Martínez-Brocal

Los momentos clave de los diez primeros años de papado

«Es deplorable que, mientras los dirigentes ucranianos declaran su compromiso con las normas democráticas, la vía europea de desarrollo y el respeto de los Derechos humanos y las libertades, estos mismos derechos y libertades estén siendo violados de la forma más escandalosa», escribió Kirill al Papa.

Como respuesta, Francisco ha mencionado la crisis durante la audiencia general de este miércoles. «Recuerdo a las religiosas ortodoxas de la «Lavra» de Kiev», ha dicho el Papa en la plaza de San Pedro. «Pido a las partes en guerra que respeten los lugares religiosos. Las religiosas, las personas consagradas a la oración, de cualquier confesión, son un apoyo al pueblo de Dios».

Curiosamente, el Papa se ha referido por error a «las monjas», pues se trata de un monasterio masculino. Sin embargo, el sentido de su mensaje no cambia. Sus palabras son tanto una mano tendida hacia el patriarcado de Moscú tras un año de reproches, como un intento de evitar que se usen cuestiones religiosas para atizar el conflicto.

Precisamente este martes, el ministro de exteriores ruso Serguéi Lavrov denunció ante la ONU y la OSCE la decisión del gobierno ucraniano por considerarla una «flagrante violación de los derechos universales y constitucionales de los creyentes ortodoxos en Ucrania», emprendida para «destruir a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana» ligada a Moscú. La decisión ha sido contestada también por fieles de esta Iglesia residentes en Kiev, que salieron a las calles para solicitar que se paralice el desalojo.

El motivo de la ruptura del contrato son los supuestos vínculos de los monjes con el patriarcado de Moscú, a pesar de que hace un año rompieron sus lazos con el patriarca Kirill por su apoyo a la invasión de Ucrania.

El gobernador del monasterio, el abad Pavlo (Lebed), respondió a través de un video mensaje que no pretenden acatar la orden. «No somos colaboradores de Rusia, somos ciudadanos ucranianos, algunos viven en este lugar desde 1988, muchos no tienen otro sitio al que ir. Nadie puede apartarnos del amor de Dios».

Más tarde, fuentes del gobierno suavizaron los términos del ultimátum y aseguraron que «los monjes podrán permanecer bajo ciertas condiciones, y en cualquier caso no habrá ninguna medida de fuerza contra ellos». Se trata probablemente de una medida de presión para que rompan formalmente con el Patriarcado de Moscú, y se afilien a una Iglesia ortodoxa leal al gobierno de Kiev.