El Papa: «Las quejas envenenan el alma e impiden conseguir lo que se desea»

Francisco ha explicado la importancia de conocer y cultivar los grandes «deseos» para vivir una vida cristiana. «El deseo es un anhelo de plenitud que nunca se cumple plenamente», ha ilustrado. Ha recordado que etimológicamente 'desiderare' deriva de la palabra 'sideris', 'astro', y significa constatar la ausencia de la estrella. «Es la falta del punto de referencia que orienta el camino de la vida; evoca un sufrimiento, una carencia, y al mismo tiempo una tensión por alcanzar el bien que falta. Por eso, el deseo es la brújula para entender dónde estoy y hacia dónde voy; si camino o si estoy parado», ha añadido.

Ante unos diez mil peregrinos, ha asegurado que «cuando el deseo es sincero, toca las cuerdas profundas de nuestro ser y no se apaga ante las dificultades o contratiempos. Cuando tenemos sed, si no encontramos de beber, no nos rendimos, sino que la búsqueda ocupa cada vez más nuestros pensamientos y acciones, e incluso estamos dispuestos a hacer cualquier sacrificio para saciarla».

Evocando una escena del Evangelio, ha solicitado no caer en la trampa de considerarse como «un paralítico, transportado siempre por otros». «Hay que aprender a entender qué queremos realmente de nuestra propia vida», ha pedido. «Tened cuidado, porque las quejas envenenan el alma y la vida, te impiden avanzar, e impiden que construyas lo que deseas», ha alertado.

«Muchas personas sufren porque no saben lo que quieren de su vida; probablemente nunca han concretado su deseo más profundo… Si les preguntas, '¿Qué quieres de tu vida?', responden, 'No lo sé'. De ahí el riesgo de pasar la existencia entre intentos y experiencias, sin ir a ninguna parte, y desperdiciando oportunidades preciosas. Y así, aunque se desea que cambien algunas cosas, cuando se presenta la oportunidad, nunca la ponen en práctica, porque falta el fuerte deseo de hacerlo», ha concluido.

Por otra parte, durante el saludo a los peregrinos de lengua española, ha recordado que «hoy celebramos a Nuestra Señora del Pilar» y ha pedido que «Ella interceda por nosotros ante su Hijo, para que podamos descubrir el deseo profundo que Él ha puesto en nuestros corazones, y nos alcance la gracia de llevarlo a cumplimiento».

El Papa también se ha dirigido «al pueblo ucraniano, especialmente de los lugares donde se han producido los bombardeos». El Papa ha rezado por las víctimas y ha pedido a Dios que «transforme los corazones de quienes tienen en sus manos el destino de la guerra para que cese el huracán de la violencia y se reconstruya la convivencia pacífica en la justicia».