El Papa propone a líderes musulmanes superar los prejuicios e incomprensiones para abrir un «futuro de fraternidad»

Visita la catedral más grande del Golfo Pérsico, construida en terrenos regalados por el rey de Baréin

El Papa avisa de que el mundo se llenará de «cenizas y humo si no nos esforzamos por entendernos y colaborar»

El Papa, junto a otros líderes religiosos, este viernes en Baréin REUTERS

Javier Martínez-Brocal

Enviado especial a Manama (Baréin)

El Papa se ha reunido con el 'Consejo musulmán de ancianos', un prestigioso grupo de religiosos e intelectuales de todas las ramas del Islam -también chiís y sunís- formado «para promover la paz y la tolerancia entre sus comunidades» y combatir «el ... extremismo, la violencia y la polarización». Por ejemplo, en el pasado, solicitaron oficialmente Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, que no reanudase el culto islámico en la basílica de Santa Sofía en Estambul.

Le ha acompañado en el patio de la espectacular mezquita del complejo del Palacio Real al Sakhir, el Gran Imán de Al Azhar, Hamed el Tayeb, referente religioso para mil cien millones de suníes de todo el mundo. Él le ha presentado uno a uno a los representantes del consejo de ancianos que participaban en la reunión

«¿Cómo podrán los fieles de religiones y culturas distintas convivir, acogerse y estimarse mutuamente si nosotros seguimos siendo unos extraños los unos para los otros?», les ha dicho el Papa. «Creo que cada vez tenemos más necesidad de encontrarnos, de conocernos y de preocuparnos por los demás, de poner la realidad por delante de las ideas y a las personas antes que las opiniones, un futuro de fraternidad antes que un pasado de hostilidad, superando los prejuicios y las incomprensiones de la historia», les ha dicho el Papa.

Como la coherencia es también imprescindible para ser escuchados, les ha advertido que como líderes de religiones, «tenemos una gran responsabilidad ante Dios y los hombres, y debemos ser modelos creíbles de lo que predicamos, no sólo en nuestras comunidades y en nuestra casa —ya no es suficiente— sino en el mundo unificado y globalizado». «No podemos preocuparnos sólo por «los nuestros», sino que, cada vez más unidos, hemos de dirigirnos a la entera comunidad humana que puebla la tierra», ha añadido en positivo.

Peligrosa tentación

En su discurso, sin hacerlo explícito, ha mencionado la peligrosa tentación de las guerras santas. «Ante ustedes quisiera reiterar que el Dios de la paz nunca conduce a la guerra, nunca incita al odio, nunca respalda la violencia. Y nosotros, que creemos en Él, estamos llamados a promover la paz a través de instrumentos de paz, como el encuentro, las conversaciones pacientes y el diálogo, que es el oxígeno de la convivencia común», ha subrayado. «No nos debemos dejar tentar por atajos indignos de Dios, cuyo nombre de Paz es insultado por quienes creen en las razones de la fuerza y alimentan la violencia, la guerra y el mercado e armas que está transformando nuestra casa en un arsenal», ha insistido. «As-salamu alaykum», se ha despedido.

En esta segunda reunión que realizan con el obispo de Roma, los miembros del consejo propusieron nuevos modos de promover el diálogo entre cristianos y musulmanes, y cuestiones de actualidad como la paz, el cambio climático y la crisis por la escasez de agua y alimentos. Los frutos se verán con el tiempo.

Una catedral en el desierto

Desde allí, el Papa se ha trasladado a la catedral de Nuestra Señora de Arabia, construida en el desierto, en terrenos regalados en 2013 por el monarca, e inaugurada hace justo un año. Se eleva imponente, construida con mármol blanco y verde, entre el palacio real de al Sakhir y antiguos pozos de petróleo. Es la mayor catedral católica del Golfo Pérsico, con capacidad para 2.300 personas. Está decorada con espectaculares frescos diseñados por el español Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal.

La catedral es el segundo templo católico del país. Aunque aún no está «a pleno régimen», cada viernes o sábado acoge a miles de personas para la misa de precepto semanal, que aquí no se celebra el domingo. El lugar está a pocos minutos de la capital, Manama, y muy bien comunicado con Arabia Saudí, a través del puente de 25 km (la calzada del Rey Fahd) que comunica los dos países. Por este motivo recibe cada fin de semana también a cientos de católicos de aquel país, en el que no se puede celebrar ninguna Misa.

Junto al patriarca ecuménico y líder de la Iglesia ortodoxa, Bartolomé I, el Papa Francisco ha mantenido en este lugar un simbólico encuentro ecuménico con representantes de otras confesiones cristianas presentes en el país, en el que tuvo un recuerdo especial para los mártires cristianos, -«¡cuántos ha habido en los últimos años en Oriente Medio y en todo el mundo!», ha añadido.

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