El Papa pone al frente del Dicasterio de Obispos a un arzobispo que Francisco no quiso hacer cardenal

La noticia ha sorprendido en el Vaticano, pues su nombre no aparecía en las «quinielas», pero ha sido bien recibida, pues es una persona apreciada por sus colaboradores más estrechos, trabajador y alérgico a los conflictos. Es un nombramiento coherente con la prioridad del Papa de evitar decisiones que polaricen. El nuevo Pontífice valora en él su trabajo discreto, su experiencia jurídica y su espiritualidad, características que adelantan el retrato robot que marcará los grandes nombramientos de su pontificado. A lo largo de estos años, Iannone no ha dado grandes declaraciones, a pesar de que se ha ocupado de numerosas cuestiones delicadas.

Pertenece a una orden religiosa, los carmelitas, marcada por la oración y la vida espiritual. Se ordenó sacerdote a los 24 años, en 1982 y emprendió la carrera jurídica primero como abogado rotal y luego como juez eclesiástico. Su trayectoria pastoral está ligada a los cuatro últimos papas. En 2001, cuando tenía sólo 43 años, Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Nápoles, y lo convirtió en el prelado más joven de Italia. En 2009, Benedicto XVI lo designó obispo de Sora, Aquino y Pontecorvo y tres años más tarde, lo trasladó a Roma como «vicegerente de la Diócesis de Roma», número dos del cardenal vicario del Papa para la Ciudad Eterna. En 2017, el Papa Francisco lo fichó para la curia vaticana como «secretario adjunto» del Pontificio Consejo para los Textos legislativos, y un año más tarde lo nombró presidente de ese dicasterio.

En el Vaticano ha tenido que ocuparse prevalentemente de cuestiones delicadas, como el tribunal que resuelve los recursos presentados por condenados por abusos, o la «Comisión de materias reservadas» de la Santa Sede, que vigila sobre obras públicas relacionadas con la seguridad interna. Ha sido profesor de Derecho Canónico tanto en universidades civiles como eclesiásticas.

Sus predecesores en el ahora Dicasterio para los Textos legislativos fueron nombrados cardenales, pero Francisco no lo incluyó en ninguno de los consistorios que convocó, y prefirió guiarse primordialmente por los consejos del cardenal Gianfranco Ghirlanda para las cuestiones relativas al Derecho canónico.

Iannone no tiene experiencia en el nombramiento de nuevos obispos, pues no era miembro de ese dicasterio, pero el Papa León lo conoce y aprecia por su colaboración con otros departamentos y también porque las oficinas de su dicasterio estaban en el mismo edificio que las del Dicasterio para los obispos. Tiene poco tiempo para prepararse, pues tomará posesión del cargo el próximo 15 de octubre.

Además, el Papa ha tomado este viernes otras dos decisiones relevantes para el Dicasterio de Obispos, pues ha confirmado en el cargo por cinco años a quienes eran sus números dos y tres, el brasileño Ilson de Jesús Montanari y el bosnio Ivan Kovač.

El cargo de prefecto del Dicasterio de Obispos es delicado pues se ocupa de identificar sacerdotes con cualidades para estar a cargo de una diócesis. En general, coordina el proceso final, durante el que se analiza el perfil y el currículum de los candidatos a una diócesis concreta, y se envía una propuesta final al Papa, que es quien tiene la última palabra sobre nombramientos.

Es además uno de los departamentos más antiguos del Vaticano, pues en 1588 el Papa Sixto V instituyó un organismo para ocuparse de las diócesis, la «Sagrada Congregación Consistorial». En 1908 Pío X le confió también la tarea de elegir obispos. El Papa Francisco lo reformó en 2022 y precisó sus competencias. Por ejemplo, aparte del nombramiento de obispos, aborda las renuncias o interviene en conflictos entre obispos con «visitas apostólicas» para evaluar la situación y proponer al Papa una solución. También coordina las «visitas ad limina» que deben hacer los obispos a la Santa Sede cada siete u ocho años para intercambiar impresiones con los dicasterios.

Del nuevo prefecto Iannone también dependerá la «Comisión Pontificia para América Latina», que asesora al Papa sobre la situación de la Iglesia en esa región y que les ayuda con sugerencias y con recursos económicos.