El Papa pide en su primera misa del año un «compromiso firme» para que se respete la dignidad de la vida humana

Francisco ha llegado a la basílica en silla de ruedas pocos minutos antes de las diez de la mañana y ha saludado a un grupo de niños vestidos de Reyes Magos, que nunca faltan a esta primera misa del año en el Vaticano. Son los «Sternsinger» o «cantores de la estrella», y proceden de Alemania y Suiza. Se trata de una tradición muy arraigada en estos países, donde los pequeños van estos días por las calles cantando villancicos para recordar la alegría de la Navidad y recoger limosnas para los pobres.

En su homilía, el Papa ha reflexionado sobre la fiesta que hoy celebra la Iglesia católica, Santa María Madre de Dios, y ha sugerido a los creyentes que «aprendan a cuidar de toda criatura nacida de una mujer, sobre todo protegiendo el don precioso de la vida, como lo hizo María». «La base fundamental para construir una civilización de la paz es proteger la vida, hacernos cargo de la vida herida, -hay muchas vidas heridas-, dignificar la vida de cada 'nacido de mujer'. Por eso, pido un compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza», ha dicho en su primera misa.

Tras la ceremonia, el Papa ha dedicado mucho más tiempo de lo habitual a acercarse a las primeras filas para detenerse con los madrugadores peregrinos que habían acudido a su misa en el Vaticano. Después se ha trasladado al Palacio Apostólico, desde donde a mediodía ha rezado el ángelus asomado a la ventana que da hacia la plaza de San Pedro.

Para empezar 2025, ha propuesto a los creyentes que estos días cumplan un «gesto gratuito de paz, de perdón y de reconciliación», como «respuesta» al significado cristiano de la Navidad. «Cada uno encontrará algo que puede hacer, y esto nos hará mucho bien», ha sugerido. Esta iniciativa se enlazará con el espíritu del Jubileo, que en la tradición bíblica incluía el perdón por las deudas.

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«El Jubileo nos pide que traduzcamos esta remisión a nivel social para que ninguna persona, ninguna familia, ningún pueblo se vea aplastado por las deudas. Por eso, animo a los gobernantes de los países de tradición cristiana a que den buen ejemplo condonando o reduciendo en la medida de lo posible las deudas de los países más pobres». Los medios vaticanos han mencionado la situación de Burkina Faso, cuya deuda equivale al 57,4% de su PIB. En el primer trimestre de 2024, el gobierno ha desembolsado 42,6 millones de dólares para pagar una parte, en lugar de invertir en educación, sanidad o infraestructuras para ayudar al 40-45% de su población que vive bajo el umbral de pobreza.

El Papa también ha dado las gracias a quienes «en las numerosas zonas de conflicto, trabajan por el diálogo y las negociaciones» y ha pedido oraciones para que «en todos los frentes cesen los combates y se persiga con decisión la paz y la reconciliación. Pienso en la atormentada Ucrania, en Gaza, en Israel, en Myanmar, en Kivu y en tantos pueblos en guerra».

«En este primer día del año, dedicado a la paz, pensemos en todas las madres que se alegran en su corazón, y en todas las madres cuyo corazón está lleno de dolor, porque sus hijos han sido arrebatados por la violencia, por el orgullo, por el odio. ¡Qué hermosa es la paz y qué inhumana la guerra que rompe el corazón de las madres!», ha añadido.

Entre los miles de personas que le escuchaban en la plaza, había muchos del movimiento católico la Comunidad de San Egidio, que ha organizado en varias capitales del mundo marchas bajo el título «Paz en todas las tierras». Para sensibilizar sobre las guerras olvidadas y la situación en países que están sumidos en la violencia, muchos de sus participantes llevaban carteles con el nombre de estas naciones. «Hermanos, hermanas, la guerra siempre destruye. La guerra es siempre una derrota, siempre», les ha dicho el Papa.

Entre los grupos a los que Francisco ha saludado también había uno procedente de Pontevedra. «Feliz Año. No os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo, y hasta pronto», les ha despedido.