El Papa dice que un conocido suyo está entre las víctimas de Hamás

En la conversación, que duró unos tres minutos, Francisco no deja claro si se trata de una persona fallecida durante los ataques del sábado 7 de octubre o uno de los rehenes israelíes que los militantes de Hamás se han llevado a Gaza. En opinión de Cymerman, se trata de uno de los rehenes. El periodista, que trabaja en el Canal 2 de Israel, ha asegurado a medios argentinos que un amigo de juventud del Papa Francisco vivía en un kibutz cerca de la Franja de Gaza.

Se trataba de una conversación privada, el Papa no era consciente de que la conversación estaba siendo registrada en vídeo y sería difundida integralmente. De hecho, cuando el periodista le anima a ayudar a los palestinos a distanciarse de Hamás, el Papa lamenta que «nadie hace caso a Abu Mazen», el presidente de la ANP.

El Papa le asegura también que «estoy muy cerca de ustedes, dígalo a quien quiera»; que el ataque ha sido «como ir atrás 50 años»; y que está «disponible para recibir a las familias de esos argentinos» víctimas de Hamás. Añade que se encuentra bien de salud y que «el sínodo está yendo bien».

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También este domingo, en el ángelus desde el Palacio Apostólico, ha repetido públicamente su solicitud de que «sean liberados los rehenes». Asimismo, ha reclamado «que se respete el derecho humanitario, especialmente en Gaza, donde es urgente y necesario garantizar corredores humanitarios y socorrer a toda la población».

«Sigo con mucho dolor lo que sucede en Israel y Palestina. Pienso en tantas personas..., especialmente en los pequeños y en los ancianos», ha asegurado el Papa tras la oración del domingo. «Pido con fuerza que los niños, los enfermos, los ancianos, las mujeres y todos los civiles no sean víctimas del conflicto», ha añadido.

«Hermanos y hermanas, ya han muerto muchísimos. Por favor, ¡que no se derrame más sangre inocente, ni en Tierra Santa, ni en Ucrania, ni en ningún otro lugar! ¡Basta ya! ¡Las guerras son siempre una derrota, siempre!», ha clamado.

Dirigiéndose a los católicos, ha confiado que «la oración es la fuerza suave y santa para oponerse a la fuerza diabólica del odio, del terrorismo y de la guerra. Por eso invito a todos los creyentes a unirse a la Iglesia en Tierra Santa y a dedicar el próximo martes 17 de octubre a la oración y al ayuno» precisamente por esta intención.

Asimismo, ha enviado un saludo a la comunidad judía de Roma, pues este lunes «conmemora el 80º aniversario de la redada nazi» en la que arrestaron a 1.256 personas y las trasladaron al campo de exterminio de Auschwitz.

Por otro lado, con la vista puesta en el Cáucaso, el Papa ha asegurado que «no ha disminuido la preocupación por la crisis de Nagorno-Karabaj», desde que Azerbaiyán recuperó el control del enclave armenio el pasado 19 de septiembre.

Francisco ha denunciado este domingo «la grave situación humanitaria de los desplazados», en referencia a las condiciones de las más de 100.000 personas que han escapado desde el Nagorno hacia Armenia. Además, el Papa ha solicitado que sean «protegidos los monasterios y lugares de culto de la región». «Espero que, empezando por las autoridades y todos los habitantes, sean respetados y protegidos como parte de la cultura local, expresiones de la fe y signo de una fraternidad que hace posible convivir en la diferencia», ha dicho dirigiéndose a Baku.

En noviembre de 2020 se contabilizaron 30 iglesias y monasterios operativos en la zona del Karabaj. A estos se les añadían otros 4.403 monumentos culturales cristianos, que iban desde ruinas de iglesias, hasta muros de palacios o fortalezas con cruces grabadas o lápidas decoradas. La Iglesia Armenia teme que sean eliminados por Azerbaiyán, para retirar las huellas armenias en la zona.

Asimismo, este domingo el Papa Francisco ha firmado un nuevo documento papal, una «exhortación apostólica» para conmemorar los 150 años del nacimiento de santa Teresa de Lisieux. Lleva un título francés «C'est la confiance», «Es la confianza». Según ha explicado el Papa en el ángelus, ha decidido que darle ese nombre pues «el camino que nos conduce al corazón del Señor y de su Evangelio es la confianza en el amor misericordioso de Dios».