El Papa pide a los «hermanos» de la Federación Rusa que desbloqueen el acuerdo para la exportación del trigo

«No dejemos de rezar por la atormentada Ucrania, donde la guerra lo destruye todo, incluso el trigo», clamó el Papa desde la ventana del Palacio Apostólico tras el rezo del ángelus. El Papa insinuó que usar el grano como arma de guerra «es una grave ofensa a Dios, porque el trigo es su regalo para alimentar a la humanidad; y el grito de millones de hermanos y hermanas que padecen hambre está subiendo al Cielo», añadió.

«Hago un llamamiento a mis hermanos, las autoridades de la Federación Rusa, para que se restablezca la 'Iniciativa del Mar Negro' y los cereales puedan ser transportados con seguridad», solicitó, usando por primera vez este apelativo para referirse al gobierno de Putin. Evidentemente, la palabra «hermanos» no tenía connotación política, sino que evoca su encíclica 'Fratelli tutti' y el documento sobre la 'Fraternidad humana universal' que firmó en 2019 con el principal representante de los musulmanes suníes.

Con el llamamiento, el Papa se desmarca de la posición oficial de Rusia. Durante la reciente cumbre Rusia-África, Vladimir Putin acusó a los países occidentales de ser ellos quienes obstruyen el suministro de cereales y fertilizantes a países pobres. Aseguró que durante los 12 meses que el acuerdo ha estado en vigor «salieron 32,8 millones de toneladas, de los que más del 70% se enviaron a países ricos y menos de un millón a países pobres de África» y que ha abandonado el acuerdo porque «no se ha cumplido ninguna de las condiciones exigidas por la Federación Rusia».

El Papa comienza este miércoles 2 de agosto un viaje a Portugal con la mirada puesta en Rusia y Ucrania. Francisco, además de reunirse con unos 850.000 jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, visitará Fátima el sábado para lanzar un nuevo llamamiento por la paz en Europa apelando a sus raíces cristianas.

Los organizadores estudiaron la posibilidad de que uno de los eventos incluyera un gesto de reconciliación entre jóvenes de Rusia y Ucrania, pero finalmente descartaron esta posibilidad. «Os pido que me acompañéis con la oración en el viaje a Portugal, que realizaré a partir de a partir del miércoles, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud», solicitó el Papa. Adelantando el hilo conductor de los discursos que pronunciará ante los jóvenes, ha explicado que en Lisboa «muchos jóvenes de todos los continentes van a experimentar la alegría del encuentro con Dios y con los hermanos, guiados por la Virgen María». «A ella, estrella resplandeciente del camino cristiano, tan venerada en Portugal, encomiendo los peregrinos de la JMJ y todos los jóvenes del mundo», añadió.

Unas 400 mil personas de 151 países se han inscrito oficialmente al evento. España es el país con más peregrinos inscritos, unos 75.000, muy por delante de Italia, de Francia e incluso de Portugal.

Los organizadores estiman que acudirán unas 850.000 personas a la misa de clausura del domingo 6 de agosto, pues la inscripción no es obligatoria.

El Papa también recordó que «el próximo 4 de agosto se cumplirán tres años de la devastadora explosión en el puerto de Beirut». «Renuevo mis oraciones por las víctimas y sus familias, que buscan verdad y justicia, y espero que la compleja crisis del Líbano pueda encontrar una solución digna de la historia y los valores de ese pueblo», añadió.

Al Papa le preocupa que aún no han sido aclaradas ni las causas ni los responsables de la violenta explosión en un almacén del puerto de la capital libanesa, que provocó 218 muertos, nueve desaparecidos, 7.500 heridos e ingentes daños materiales. Desde entonces, la situación política del país atraviesa un bloqueo institucional que impide la creación de gobiernos estables.

«El Líbano es un mensaje», subrayó el Papa, en referencia a que se trata del único país de Oriente Medio en el que los cristianos no son una minoría y su voz cuenta efectivamente en el debate público.

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En el Ángelus, el Papa también ha mencionado que hoy la ONU celebra la «Día mundial contra la trata de personas», que «combate el delito que convierte a las personas en mercancías». Francisco ha recordado que «la trata es una realidad terrible, que sufren demasiadas personas: niños, mujeres, trabajadores..., muchas personas explotadas; todos viven condiciones inhumanas y sufren la indiferencia y el rechazo de la sociedad. Dios bendiga a los que trabajan para combatirla».