El Papa paga las facturas de la luz y del gas de familias sin recursos de Roma e invita a 1.300 pobres a comer

«La crisis energética y el consiguiente aumento de los precios de las facturas de los servicios públicos, están pesando mucho en las condiciones económicas de las familias, agravando las condiciones de indigencia ya existentes», constató esta semana el Vaticano, durante la presentación de la Jornada Mundial de los Pobres. «La cercanía a quienes viven dificultades económicas y suelen acudir a centros de caridad, se concretará mediante el pago de las facturas de gas y electricidad», anunció. Una compañía de seguros italiana ha patrocinado al menos en parte esta iniciativa del Vaticano.

Además, este domingo Francisco ha celebrado en San Pedro una misa en la que los primeros puestos de la basílica estaban reservados a personas sin techo o en situación de marginación. Su propuesta en este día a los católicos no es tanto que apoyen campañas de solidaridad, sino que se impliquen personalmente para vencer la indiferencia ante quien sufre.

«Os pido que os preguntéis, ¿qué bien concreto puedo hacer yo? No escapéis, haceos la pregunta», ha propuesto durante la homilía. «Hoy, cada uno de nosotros debe interrogarse ante tantas calamidades, ante esta Tercera Guerra Mundial tan cruel, ante el hambre de tantos niños y tantas personas, ¿puedo derrochar dinero, derrochar mi vida, derrochar el sentido de mi vida sin tomar valor y hacer algo?», ha preguntado.

El Papa ha recordado que actualmente «muchas personas viven en la precariedad por la falta de empleo a causa de condiciones laborales injustas e indignas», que «los pobres son las víctimas más penalizadas de cada crisis». «Si nuestro corazón permanece adormecido e insensible, no logramos escuchar su débil grito de dolor, llorar con ellos y por ellos, no podremos ver cuánta soledad y angustia se esconden también en los rincones más olvidados de nuestras ciudades», ha añadido.

Con gesto serio, ha pedido «no mirar hacia otro lado», y «comprometerse con valentía por la justicia, la legalidad y la paz, estando del lado de los débiles. No escapemos para defendernos de la historia, sino que luchemos para darle a esta historia que estamos viviendo un rostro diferente».

Como anécdota, en la misa el Papa ha avisado de la tentación de interpretar «de manera supersticiosa o catastrófica» los problemas y dramas de la vida y de nuestro tiempo, «como si ya estuviéramos cerca del fin del mundo y no valiera la pena seguir comprometiéndonos en cosas buenas».

«Si pensamos de esta manera, nos dejamos guiar por el miedo, y quizás luego buscamos respuestas con curiosidad morbosa en las fábulas de magos u horóscopos -y hoy tantos cristianos practicantes van a magos y acuden al horóscopo como si fuera la voz de Dios», ha lamentado.

Según Francisco, ante el miedo, otros reaccionan abandonándose a «teorías fantasiosas de algún 'mesías', generalmente derrotistas y conspiratorias. Ojo porque también la psicología del complot es mala, nos hace daño».

La propuesta del Papa es considerar las dificultades personales y del propio tiempo como «oportunidad de hacer algo bueno a partir de las circunstancias de la vida, incluso cuando no son ideales. No quedarnos como víctimas de lo que sucede».

Después de la misa, en el ángelus en la plaza de San Pedro, se ha dirigido a la COP27, la Cumbre sobre el clima que está teniendo lugar en Egipto, y ha pedido «avanzar con valor y con determinación, en el surco trazado por el acuerdo de Paría».

Luego ha pedido «cercanía con la oración y la solidaridad concreta» a las personas de la «maltratada» Ucrania. «La paz es posible, no nos resignemos a la guerra», ha concluido.