Viaje a Canadá
El Papa muestra ejemplos positivos de la inculturación del cristianismo en las tradiciones indígenas
Tras la petición de perdón de días anteriores, el Pontífice da un giro en la misa celebrada en un estadio de Edmonton
Propone imitar su respeto a los ancianos para construir «un futuro que no juzgue el valor de las personas sólo por lo que producen, y que no sea indiferente hacia quien necesita ayuda».
Francisco alerta de no repetir la historia de violencia y marginación contra los indígenas
Corresponsal en el Vaticano
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Iniciar sesiónDespués de haber dejado claro que su prioridad en Canadá es pedir perdón por la colaboración de algunos católicos en los «proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época», en referencia a los internados para indígenas, el Papa ha ... dedicado su segundo día de viaje a mostrar ejemplos positivos de la labor de los evangelizadores del país y la inculturación del cristianismo en las tradiciones indígenas.
Los primeros misioneros que llegaron a esta región apreciaron el respeto de estas comunidades hacia los ancianos y les presentaron como modelo a santa Ana, a quien la tradición identifica con la abuela de Jesús. La propuesta fue un éxito y la mayoría de iglesias y lugares de peregrinación ligados a indígenas están dedicados a ella. Por eso el Papa Francisco quiso estar en Canadá en coincidencia con su fiesta litúrgica, el 26 de julio, pues la celebran de modo especial.
En una misa multitudinaria ante 50 mil personas en el «Commonwealth Stadium», el estadio de fútbol canadiense más grande del país, el Papa llamó a seguir ese ejemplo y a no convertirse en una sociedad que deja de lado a los abuelos.
En la ceremonia religiosa en Edmonton, ha explicado que cuidar a los ancianos significa construir «un futuro que no juzgue el valor de las personas sólo por lo que producen; un futuro que no sea indiferente hacia quienes, ya adelante con la edad, necesitan más tiempo, escucha y atención; un futuro en el que no se repita la historia de violencia y marginación que sufren nuestros hermanos y hermanas indígenas».
«Para aceptar de verdad lo que somos y cuánto valemos, tenemos que hacernos cargo de aquellos de quienes descendemos, aquellos que no pensaron sólo en sí mismos, sino que nos transmitieron el tesoro de la vida. Estamos aquí gracias a nuestros padres, pero también gracias a nuestros abuelos, que nos hicieron experimentar que somos bienvenidos en el mundo», ha recordado.
Con tono poético y respetuoso, ha subrayado que los abuelos «nos amaron sin reservas y sin esperar nada de nosotros; nos tomaron de la mano cuando teníamos miedo, nos tranquilizaron en la oscuridad de la noche, nos alentaron cuando a plena luz del día tuvimos que decidir sobre nuestra vida. Gracias a nuestros abuelos recibimos una caricia de parte de la historia que nos precedió; aprendimos que la bondad, la ternura y la sabiduría son raíces firmes de la humanidad».
Por eso, ha animado a «acordarnos siempre de aquellas manos que nos acariciaron y nos tuvieron en sus brazos. Porque es en esta fuente donde encontramos consuelo en los momentos de desánimo, luz en el discernimiento, valor para afrontar los desafíos de la vida».
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Javier Martínez-BrocalVisita la explanada que acogió uno de los mayores internados para indígenas y reza en un cementerio con tumbas sin nombre
El Papa es consciente de que algunas culturas que veneran el papel de los ancianos, caen en el extremo opuesto y en nombre de la tradición y el respeto, prohíben a los jóvenes tomar decisiones sobre la propia vida. Por eso, el Papa ha destacado que también «de nuestros abuelos aprendimos que el amor jamás es una imposición, nunca despoja al otro de su libertad interior».
Y en una referencia indirecta a los internados indígenas, ha pedido «no oprimir nunca la conciencia de los demás, no encadenar jamás la libertad de los que tenemos cerca y, sobre todo, no dejar nunca de amar y respetar a las personas que nos precedieron y nos han sido confiadas, tesoros preciosos que custodian una historia más grande que ellos mismos».
En definitiva, ha propuesto a la sociedad interrogarse sobre cuánto tiempo se dedica a los mayores, o si «en nuestras casas, cada vez más equipadas, modernas y funcionales, sabemos cómo habilitar un espacio digno para conservar sus recuerdos, un lugar especial, un pequeño santuario familiar que, a través de imágenes y objetos amados, nos permita también elevar nuestros pensamientos y oraciones a quienes nos precedieron». Por ejemplo, ha propuesto conservar la Biblia y el rosario de nuestros antepasados, rezar por ellos y en unión con ellos».
La lesión de rodilla sigue protagonizando indirectamente el viaje del Papa. Aunque el Papaha recorrido el estadio en papamóvil, y se ha puesto de pie para abrazar y bendecir a los bebés que le acercaban, aceptó el consejo de los médicos y evitó presidir la misa, para no pasar demasiado tiempo de pie. El Papa asistió desde una silla situada en una posición central, y se limitó a pronunciar los ritos iniciales y la homilía. Cuando se ponía de pie, se apoyaba en un bastón.
Por la tarde el Papa participa en la peregrinación anual de indígenas al Lago Santa Ana, a 70 kilómetros de Edmonton. El misionero Jean-Baptiste Thibault estableció en 1842 una misión católica en este lugar, considerado sagrado desde antes de la llegada de los europeos, y lo bautizó como «Lago Santa Ana». Desde entonces, cada año el obispo participa y renueva la bendición de sus aguas haciendo la señal de la cruz hacia los cuatro puntos cardinales, comenzando por el Este y concluyendo por el Norte.
Este miércoles el Pontífice se desplazará hasta Québec, a cuatro horas en avión, donde mantendrá los encuentros institucionales de la visita. En su famosa ciudadela, que fue la mayor fortaleza británica de América del Norte, se reunirá con Mary May Simon, representante de la reina de Inglaterra, y con el primer ministro Justin Trudeau. Junto a ellos dos, en ese mismo lugar se dirigirá a representantes de pueblos indígenas, embajadores, y representantes políticos y de la cultura del país.
Canadá recibió al Papa el domingo con escepticismo y curiosidad, pero sus gestos y palabras del primer día han despertado interés y aprecio reales. Contrastan con la fría reacción de Justin Trudeau, que se limitó a destacar que el Papa ha cumplido el gesto recomendado por la «Comisión para la Verdad y la Reconciliación», evitando mencionar —como ha hecho en el pasado— que los internados para indígenas fueron una iniciativa del gobierno y no de la Iglesia. No será él sino la representante de la reina quien salude oficialmente al Papa en la recepción oficial de este miércoles, aunque sería una buena ocasión para que el gobierno renueve también ese «mea culpa».
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