El Papa Francisco pone a prueba su salud con un 2025 repleto de eventos

Él se ve con fuerzas y por eso, comienza el curso con la inminente visita de dos líderes mundiales al Vaticano, un delicado viaje programado para mayo, la idea de tener un encuentro con peregrinos cada miércoles y cada sábado por la mañana, y una lista de 36 fines de semana con encuentros ya confirmados, aparte de las ceremonias religiosas fijas previstas a lo largo del año.

Cuando la pasada Nochebuena inauguró el Jubileo de la Esperanza, a muchos llamó la atención que el Papa lleva un aparato acústico. Además, durante esa ceremonia a última hora de la tarde prefirió no ponerse de pie para atravesar la puerta santa, y aunque le habían acercado un bastón, optó por limitarse a dar unos aldabonazos y atravesar el umbral empujado en silla de ruedas. En cualquier caso, la ceremonia duró otras dos horas, y él no mostró fatiga y leyó sin dificultades la homilía, a la que añadió algunas ideas que no tenía escritas.

Horas más tarde, a las doce del mediodía del 25 de diciembre, leyó sin problemas el discurso de Navidad y se confundió sólo con algunas palabras en latín durante la bendición 'urbi et orbi' porque el diácono estaba nervioso mientras le sostenía el libro. El 26 de diciembre, Francisco abrió la puerta santa de la cárcel de Rebibbia en Roma, y esta vez se puso de pie y atravesó su umbral caminando.

Mientras que la mayoría de la Curia Vaticana se toma unas merecidas vacaciones en la primera semana del año, el Papa se ha quedado como todos los años en Casa Santa Marta. No ha reducido su agenda y en los días laborales mantiene seis o siete encuentros oficiales, aparte de los privados.

Cada día llama puntualmente a la parroquia católica de Gaza donde se refugian unas quinientas personas para recibir información directa sobre la situación sobre el terreno. El Gobierno israelí se está movilizando para hacerle llegar más datos, y en enero lo visitará en persona el presidente Isaac Herzog para explicarle su posición y actualizarle sobre las negociaciones para la liberación de los rehenes. El Papa ha sido muy crítico con el ataque de Tel Aviv a Gaza, y ha solicitado públicamente en varias ocasiones que la respuesta a los atentados del 7 de octubre de 2023 sea proporcional.

También la semana que viene, el 10 de enero, vendrá a despedirse el presidente de EE. UU., Joe Biden, en el que será su último viaje oficial antes de abandonar la Casa Blanca. Biden escuchó la petición que el 8 de diciembre hizo el Papa Francisco de que fuera conmutada la pena capital por penas de cárcel a quienes esperaban en el corredor de la muerte, y así lo hizo para 37 de los 40 condenados. Ha sido su último guiño hacia el Vaticano, después de haber acogido con tibieza las peticiones del Papa de un empeño más contundente por la paz en Ucrania y en Oriente Próximo. Como gesto espiritual, Francisco tendrá muy presentes estos dos conflictos en la misa que celebrará el primer día del año en la basílica vaticana, para implorar la paz en el mundo.

También estos días, el Papa tiene previsto ir a la catedral de Roma, la basílica de San Juan de Letrán, para participar en la ordenación de un obispo auxiliar, el domingo rezará el ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico, el día de Reyes celebrará una misa en la basílica de San Pedro y el domingo 12 de enero bautizará a hijos de empleados del Vaticano en la Capilla Sixtina. El mensaje es que no se le pasa por la cabeza reducir la agenda que se ha marcado para 2025.

Los eventos más multitudinarios que le esperan son el Jubileo de los Adolescentes, del 25 al 27 de abril, durante el que canonizará al adolescente italiano Carlo Acutis; el Jubileo de las Cofradías, del 16 al 18 de mayo, que incluirá las procesiones de las imágenes de El Cachorro de Sevilla y la Virgen de la Esperanza de Málaga; y el Jubileo de los Jóvenes del 28 de julio al 3 de agosto, para el que se superará con creces el millón de peregrinos.

En el capítulo de viajes, el Vaticano se ha tomado en serio el deseo que manifestó el Papa de viajar a Canarias, y busca el momento y la modalidad oportuna para que pueda realizarlo sin generar debate en España. Una de las hipótesis de trabajo más sólidas es que visite las islas como antesala de una breve gira en África. Otra posibilidad es que el Papa haga escala en el archipiélago rumbo a Argentina y Uruguay o a algún país de Centroamérica. No será facilísimo cuadrar fechas, pero tiene dos fines de semana libres en marzo en los que se podría encajar.

El único viaje que tiene actualmente confirmado es en mayo. Viajará a Turquía para reunirse con el principal líder de la Iglesia ortodoxa, el patriarca Bartolomé I, en el marco de la conmemoración de los 1700 años del Concilio de Nicea, el primer gran concilio ecuménico. Ambos acuden con la idea de buscar un acuerdo para unificar la fecha de la celebración de la Pascua cristiana. Si lo logra, sería el mayor legado del Papa en este intenso 2025.

Aparte, deberá tomar decisiones sobre algunos nombramientos estratégicos en la Curia vaticana, que el Pontífice podría dar a conocer ya en enero. Por ejemplo, han cumplido 80 años, edad límite para cargos en la Santa Sede, dos de los nueve purpurados de su consejo de cardenales, el estadounidense Sean O'Malley y el indio Oswald Gracias, y está a punto de cumplirlos un tercero, el español Fernando Vérgez Alzaga, gobernador del Estado Ciudad del Vaticano. Es probable que antes de Semana Santa los tres sean sustituidos. También se habla de un inminente nombramiento de confianza para el cardenal español Ángel Fernández Artime.

En cualquier caso, que la agenda esté repleta no significa que no esconda sorpresas. Conociendo al Papa Francisco, con ellas regalará los mejores momentos del año que comienza.