Cardenales reprocharon al Papa que busque donativos para cubrir el agujero en las cuentas vaticanas
En una reunión a puerta cerrada a finales de año, los cardenales de alto rango se mostraron contrarios a los recortes y a las medidas de Francisco para conseguir financiación externa
El Papa sufre una nueva crisis respiratoria con un «episodio de vómito con inhalación»
El Papa Francisco en una imagen de archivo
En septiembre el Papa Francisco pidió a los cardenales y a los altos cargos de la Curia que se apretaran el cinturón, ante un déficit en las cuentas vaticanas de 2023 de 83 millones de euros. Pero parece que no se han dado por ... aludidos, pues Francisco ha tenido que tomar medidas inéditas con el presupuesto de la Santa Sede y ha instituido un nuevo organismo para buscar fondos, que antes de nacer ya fue contestado por varios altos cargos del Vaticano.
Este capítulo comienza a mediados de noviembre, cuando el Papa convocó a los altos cargos de la Curia para sensibilizarles sobre la gravedad de los números rojos. El último balance de la Santa Sede recogió 1.152 millones de ingresos y 1.236 millones de gastos, a 83 millones de euros de distancia del equilibro. En 2021, el déficit fue milagrosamente de sólo 3,3 millones de euros y en 2022, 33 millones.
Francisco miró a sus colaboradores y les recordó probablemente lo que les había escrito en una inédita carta de septiembre: «que los recursos económicos al servicio de la misión son limitados y deben ser gestionados con rigor y seriedad». Les propuso tres vías para sobrevivir a las vacas flacas: recortes, búsqueda de financiación externa y solidaridad con los organismos deficitarios.
Ya durante el encuentro, según reconstruye la agencia Reuters, varios cardenales mostraron su perplejidad por la decisión de equilibrar los gastos buscando donantes o «financiación externa». En opinión de esos altos cargos, no identificados, la iniciativa podría dar lugar a conflictos de interés. Les preocupaba lo que estas instituciones filantrópicas, sobre todo fundaciones católicas de Alemania y de EE.UU., puedan pedir a cambio de su ayuda.
Tradicionalmente el Vaticano ha sido muy celoso de su autonomía financiera como garantía de la libertad de los pontífices, y por eso los más veteranos recelan de la búsqueda de «sponsor», pues las grandes instituciones filantrópicas que disponen de dinero podrían también solicitar a cambio una mayor atención a sus propias prioridades.
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ContinuarA pesar de esos argumentos, una de las últimas decisiones que tomó el Papa Francisco antes de entrar en el Hospital Policlínico Gemelli fue instituir un organismo que centralice la búsqueda de fondos para cubrir el déficit. Se hizo pública la decisión este miércoles. La nueva «comisión» tiene la misión de organizar «campañas entre los fieles, las Conferencias Episcopales y otros posibles benefactores, subrayando su importancia para la Misión y para las obras de caridad de la Sede Apostólica» y recaudar fondos para proyectos específicos de la Curia Romana. La ha puesto en manos de Roberto Campisi, responsable de «Asuntos generales» de la Secretaría de Estado y eficacísimo brazo derecho del número tres de la Santa Sede, Edgar Peña Parra. Los otros miembros serán escogidos entre los número dos y tres de los departamentos de la Curia vaticana.
Campisi, frente a un gran desafío
Campisi tiene por delante un gran desafío, pues los donativos que ha recibido la Santa Sede en los últimos años, especialmente a través de una colecta mundial llamada el «óbolo de San Pedro» son de sólo 45 millones de euros al año. La Iglesia española contribuyó en el último ejercicio con 800.000 euros a esa colecta.
La otra medida especial del Papa ha sido revelada por la revista española «Vida Nueva» especializada en la Iglesia católica: Francisco ha decidido devolver a la mayoría de los departamentos de la Curia los presupuestos que habían enviado para el ejercicio 2025, pues no se atienen a su petición de recortes reales ante la actual crisis. El Papa ha prorrogado las cuentas para los primeros tres meses del año, pero les ha solicitado que las revisen a la baja para lo que queda de año. Es la primera vez que toma una decisión de estas características.
La Santa Sede tiene un patrimonio de unos 4.000 millones de euros, formado por unos 5.000 inmuebles y una cartera de inversiones. No emite bonos, ni tiene una industria, por lo que, aparte de los beneficios de los Museos Vaticanos, cubre sus gastos con estas rentas. Deshacerse de ellos para afrontar el déficit sería un suicidio financiero, y sería un mal parche para afrontar la cuestión sólo durante los próximos quince o veinte años.
Su principal partida de gastos son los sueldos de sus 3.000 empleados y las pensiones de sus jubilados. El último dato es de 2022, cuando el entonces responsable de la Secretaría de Economía, el español Juan Antonio Guerrero Alves, estimó que el pasivo neto del fondo de pensiones ascendía a unos 631 millones de euros. A medio plazo es insostenible, y el Vaticano deberá encontrar nuevas formas de financiación.
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