El Papa Francisco aparta del Vaticano a Georg Gänswein

De esta forma, cobra fuerza la hipótesis de que Gänswein sea nombrado obispo de una diócesis en su Alemania natal o de otra de habla alemana en el norte de Italia. También, podría ser nombrado delegado pontificio en un santuario mariano o nuncio, aunque son hipótesis menos probables.

Según Morales Solá, que no cita directamente al Papa, Francisco habría recordado a Georg Gänswein que todos los secretarios privados de los papas regresaron a sus diócesis cuando falleció el Pontífice para el que trabajaban. Es el caso de Pasquale Macchi, secretario de Pablo VI, que regresó a Milán; y de Stanislaw Dziwisz, secretario de Juan Pablo II, que se marchó a Cracovia.

El futuro de Gänswein está en el aire desde que Benedicto XVI falleció el pasado 31 de diciembre. «Estoy esperando otro encargo, el que quiera darme el Papa Francisco, y sin duda lo aceptaré. Él es el Papa. Yo soy su hijo obispo y aceptaré lo que quiera darme. Lo veo y lo tomo como la voluntad de la Providencia que me llega a través del obispo de Roma», aseguró el ex secretario de Benedicto el pasado 15 de abril, en un programa de la televisión italiana. «No le escondo que tengo curiosidad por saber cuándo y qué me dirá. Lo único que ahora puedo hacer es esperar», añadió.

Georg Gänswein fue secretario de Joseph Ratzinger desde 2003. Unos meses antes de renunciar al pontificado, en 2012, Benedicto XVI lo nombró prefecto de la Casa Pontificia, con la idea de que hiciera de trámite entre el pontífice «reinante» y el emérito. Pero desde el principio fue evidente que no había sintonía entre Francisco y Gänswein, y Bergoglio lo mantuvo en el cargo por respeto a su predecesor. La paciencia duró casi siete años. En enero de 2020, el Papa le solicitó que se concentrara en atender a Benedicto XVI y se tomara una excedencia en la Prefectura de la Casa Pontificia.

Una semana después del fallecimiento de Benedicto, Gänswein publicó el libro de memorias «Nada más que la verdad», en el que relata algunos episodios de su mala relación con el Papa Francisco, lo que sin duda impide definitivamente que el pontífice pueda contar con él.

En su diálogo con el periodista argentino, publicado este domingo por «La Nación», Francisco reconoce además que por parte de Benedicto XVI «siempre recibió buenos consejos y una ayuda permanente. Nos veíamos mucho más de lo que se sabe, sobre todo en los últimos tiempos cuando era evidente que su salud se deterioraba irremediablemente».

El Papa se refirió de nuevo también a las acusaciones contra Juan Pablo II lanzadas, y posteriormente suavizadas, por Pietro Orlandi, el hermano de la adolescente con ciudadanía vaticana desaparecida hace 40 años cuando regresaba de sus clases en el centro de Roma. «Juan Pablo II fue un santo en vida y lo es ahora formalmente después de muerto. Nadie puede dudar honestamente de la decencia del papa Wojtyla», subrayó Francisco.

Además, Bergoglio dice que está planeando viajar a Argentina en 2024. «Quiero ir al país el año próximo», asegura, aprovechando que no habrá elecciones en su patria. Precisamente este viernes partirá hacia Hungría, adonde estará hasta última hora del domingo. A principios de agosto viajará a Lisboa (Portugal), y en septiembre a Marsella (Francia) y a Ulan Bator (Mongolia).