El Papa dice que son falsas unas supuestas apariciones de Jesucristo en Normandía
Pide «prudencia para distinguir fenómenos espirituales auténticos de manifestaciones engañosas» y avisa de que visiones místicas y éxtasis no son «indispensables» para reconocer a un santo
A juicio la presunta vidente que decía recibir visitas de una Virgen que «lloraba sangre» y «multiplicaba pizzas y ñoquis»
Corresponsal en el Vaticano
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Iniciar sesiónLa cuestión de los «fenómenos místicos», como los éxtasis espirituales o las visiones, suscita un enorme interés en algunos entornos católicos. Al Vaticano le preocupa que a menudo estos episodios provoquen, además de una profunda devoción en el entorno del vidente, un proporcional rechazo ... hacia el obispo y los sacerdotes que los miran con sospecha. Ha sucedido en Medjugorje, en las supuestas apariciones de El Escorial y Garabandal en España, o en la petición de una vidente en Normandía para construir una cruz de más de 700 metros de altura. En este último caso, León XIV ha decidido intervenir para declarar que «no hay señales sobrenaturalidad» en lo ocurrido.
«La mística es una experiencia que trasciende el mero conocimiento racional, que puede manifestarse de diversas maneras, incluso con fenómenos opuestos, como visiones luminosas o densa oscuridad, aflicciones o éxtasis», explicó León XIV este jueves en el Vaticano a varios cientos de participantes en un congreso sobre mística celebrado en el Vaticano. Para el Papa, la clave es «distinguir los fenómenos espirituales auténticos, que pueden darse en un clima de oración y búsqueda sincera de Dios, de las manifestaciones que pueden ser engañosas. Para no caer en la ilusión supersticiosa, es necesario evaluar con prudencia tales acontecimientos, mediante un discernimiento humilde y conforme a la enseñanza de la Iglesia».
Precisamente esta semana el Vaticano se ha pronunciado oficialmente sobre unas supuestas apariciones de hace 50 años en Normandía, en un municipio de sólo 2.315 habitantes llamado Dozulé. Sin medias tintas, el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha asegurado con el permiso explícito del Papa que «las supuestas apariciones de Dozulé no son sobrenaturales».
Lo hace a propuesta del obispo de esa diócesis francesa, Bayeux-Lisieux, perplejo por el tenor supersticioso que desde hace décadas están tomando las supuestas apariciones que tuvo en los años 70 una mujer llamada Madeleine Aumont. En una de ellas, Jesucristo le habría solicitado alzar una cruz luminosa de más de 700 metros de altura para perdonar los pecados y garantizar la salvación de quienes la visitaran. No parece coherente con la propuesta cristiana, que no se limita a la repetición de actos de piedad.
Las apariciones habrían tenido lugar desde 1972 hasta 1978. La vidente, una mujer casada con un obrero y madre de cinco hijos, habría visto 49 veces a Jesús, y habría dictado los mensajes que recibió a algunos sacerdotes y religiosas. Se trata en general de oraciones y de algunos avisos de corte apocalíptico. La vidente falleció en 2016.
Entre las solicitudes que comunicó la vidente, el 7 de diciembre de 1972 solicitó construir la «Cruz Gloriosa de Dozulé», que debía tener las mismas dimensiones del monte Calvario, esto es 738 metros de altura y unos brazos de 123 metros, y que debería estar siempre iluminada. La idea era evocar su poder como signo de redención universal. Aunque esta cruz nunca llegó a realizarse a pesar de la recaudación de fondos, sí que sus devotos han erigido algunas llamadas «Cruces del Amor», a escala 1:100 del modelo original, en Francia, Italia, México y Argentina.
Desde que comenzaron los fenómenos, los obispos de la zona han rechazado reconocer la autenticidad de las apariciones. En 1985, el entonces obispo Jean-Marie-Clément Badré lamentó públicamente «la acción y la agitación, la recaudación de fondos por parte de personas que actúan bajo su propia responsabilidad, sin mandato, sin ningún respeto por la autoridad del obispo, […] la propaganda fanática a favor del «mensaje», […] la condena sin apelación de quienes no se adhieren a él». Por eso, dijo «en conciencia, que más allá de toda esta excitación, no puedo discernir los signos que me autorizarían a declarar auténticas las «apariciones» de las que se habla, ni a reconocer una misión que se habría dado a la Iglesia para difundir este «mensaje»».
Solicitud de un pronunciamiento final
El actual prelado, Jacques Habert, ha reabierto la investigación, y enviado sus conclusiones al Vaticano con la solicitud de un pronunciamiento final. Ambas partes coinciden en que no se trata de un fenómeno auténtico. «El Dicasterio le autoriza a declarar de manera definitiva que el fenómeno de las presuntas apariciones de Dozulé se reconoce como no sobrenatural, es decir, que no tiene un origen divino auténtico», le ha respondido oficialmente el Vaticano.
Respecto a la construcción de la cruz gigante, en la carta firmada por el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, se avisa de que «correría el riesgo de desviar la atención de la fe hacia el signo visible, convirtiéndolo en absoluto y alimentando una especie de «sacralidad material» que no pertenece al corazón del cristianismo». También explica que según la doctrina católica, el perdón de los pecados se realiza en el sacramento de la confesión y que «no proviene de un lugar físico, sino de Cristo mismo» pues «ningún objeto puede sustituir a la gracia sacramental».
Como anécdota, subraya que en la presunta aparición del 31 de mayo de 1974, según la vidente, Jesús habría pedido «que la Cruz Gloriosa y el Santuario se construyan antes de que termine el Año Santo [1975]. Porque será el último Año Santo». «Evidentemente, este supuesto anuncio no se ha cumplido», concluye el Vaticano en pleno Jubileo 2025.
Por otro lado, en la misiva, el cardenal Fernández recuerda a los católicos que «ninguna revelación privada debe considerarse una obligación universal o un signo que se imponga a la conciencia de los fieles, incluso cuando junto a tales fenómenos se produzcan frutos espirituales». O sea, que en la doctrina católica no se contempla que Dios o la Virgen den órdenes a través de videntes. Sin liberad, no hay espacio para creer.
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