El Papa descarta la renuncia: «Mientras me sienta con capacidad de servir, voy a seguir adelante»

«La dimisión es una posibilidad abierta a todos los Papas, pero no está en el centro ni de mis pensamientos, ni de mis preocupaciones ni de mis deseos. Mientras me sienta con capacidad de servir, voy a seguir adelante», comenzó Francisco, como respuesta a una pregunta por su salud.

El Papa comentó entre otras cuestiones su decisión de que se pueda impartir informalmente la bendición a parejas de personas homosexuales pues «el Señor bendice a todos los que vienen», pero explicó que «luego estos tienen que entrar en dialogo con esa bendición y ver dónde les lleva el Señor». «El Señor bendice a todos los que son capaces de bautizarse, a cada persona. Nosotros les debemos dar esa bendición y acompañarlos en ese camino por donde les lleve el Señor», aclaró.

Ya antes había subrayado la dimensión «cordial» de la Iglesia, un juego de palabras con la palabra corazón en latín. «Esta es la invitación del Señor. Todos, todos, todos. Todos dentro. Cada uno con su propia carga, sus pesos. Todos tenemos que cargar con algún peso», dijo. «Lo dice el Señor, no lo digo yo. Nosotros no podemos hacer la selección, todos dentro. Y que luego seleccione Él», añadió.

Sobre las resistencias por parte de cardenales y obispos a esta decisión, explicó que «cuando no se aceptan las decisiones, la mayoría de las veces es porque no se conocen bien. 'Si no te gusta esta decisión, ve a hablar, expón tus dudas, lleva adelante una discusión fraterna'. El peligro es decir 'no me gusta', me lo tengo en el corazón, y hablo de un modo feo (sobre la decisión)». «¿Se siente solo cuando toma estas decisiones?», insistió. «A la hora de tomar una decisión hay un precio de soledad que hay que pagar pues a veces las decisiones no se aceptan», reconoció.

Habló sobre Argentina, donde le preocupa que «está sufriendo mucha gente». Dijo que podría visitar su patria después pues «ya han pasado diez años (desde su elección), ya se podría hacer», y que «en agosto viajo a la Polinesia».

Confió que le hace sonreír «la ternura de los niños y de los abuelos» que tiene «miedo» a una «escalada bélica, a la capacidad de autodestrucción de la humanidad». Recordó que «hace dos semanas vino al Vaticano una delegación de niños de Ucrania. Yo les daba chocolate, pero ni siquiera así conseguí que sonrieran». «Ninguno de los niños sonreía. Creo que la guerra les ha robado la sonrisa, y esto es criminal. La guerra les impide soñar», recordó.

Francisco lamentó que «los niños son los grandes explotados y descartados. Son el futuro, pero se lo hemos quitado. Y cuando a 22-25 años va a la cárcel, decimos, ¡qué generación! Pero hemos sido nosotros, nuestra sociedad les ha educado así, los ha puesto en condiciones de sentirse descartados y de actuar como tales. Es una condena a muerte a los niños».

El Papa subrayó que ha convocado para finales de mayo un Encuentro Mundial de los Niños «para llamar la atención sobre esto, para recordar que los niños son el futuro, pero que lo construirán con lo que les demos, ayudándoles a crecer bien o mal. Con los niños no se juega, son el futuro». Como anécdota, recordó que incluso cuando los papás y mamás castigan a los hijos para educarlos, «si no lo pasan mal dando un disgusto a sus hijos, es que hay algo que no va bien».

Aseguró que «todos los días» habla por teléfono con la parroquia católica de Gaza «y me cuentan lo que va sucediendo. Es terrible. ¡Cuántos árabes e israelíes muertos! Son dos pueblos llamados a ser hermanos y se están destruyendo. Esta es la guerra: destruir».

Preguntado sobre por qué a menudo solicita que recen por él, explicó que «pido oraciones para ser fiel a mi misión, para que no sea un pastor mediocre que no cuida de su rebaño». Y que «el camino de la vida es aprender a amar, y siempre se puede amar más. Me gusta esa fórmula, aprender a amar».

Este domingo por la mañana, en el Ángelus, había asegurado que «la guerra es un crimen contra la humanidad» pues «siembra muerte entre los civiles y destruye ciudades e infraestructuras». También recordó primero a los 34 muertos y decenas de heridos causados por el deslizamiento de tierras el viernes en la carretera que une las ciudades de Quibdó y Medellín, en el Oeste del país. «Acordaos de rezar por las víctimas de este derrumbe», solicitó a los diez mil peregrinos que había en la plaza.