Los fieles que encontrará el Papa en Santiago
La noche ha sido tranquila en los aledaños de la Catedral, donde ya se superan las 6.000 personas que tendrán acceso al Obradoiro para asistir a la misa xacobea del Papa. Entre ocho y catorce horas, han combatido el frío y el cansancio con mucha ilusión por que la visita de Benedicto XVI a Santiago sea un «revulsivo para la fe y los valores»
El ambiente durante toda la noche en las «rúas» (calles) del casco histórico de Santiago de Compostela ha sido «bonito», «festivo», «tranquilo» y «caldeado por una juventud» que aguarda, como otras miles de personas, en los alrededores de la majestuosa Catedral xacobea. Estos son los ... adjetivos que Policía, vecinos y peregrinos aportan a pocas horas de ver «in situ» a Benedicto XVI, que viene, según sus testimonios, a «dar un impulso» a los valores de estas tierras y sus gentes.
Hacia las 1.30 de la madrugada de este sábado grande en la capital gallega ya se arremolinaban en torno a los accesos al templo unos cientos de personas, convencidas de que con la noche que iban a pasar a la intemperie se aseguraban el «pase directo» a la misa que Joseph Ratzinger oficiará esta tarde, a partir de las 16.30 horas, en el Obradoiro. Antes le podrán ver en persona cuando salga a saludar a la Plaza de la Quintana y también en la fachada central de la Catedral.
A estas horas de la madrugada, la sonrisa de Herminio González, cura de Rubiá (Orense) o su compañero, párroco de la diócesis de Astorga, no se borra durante la conversación con ABC. Festejan que han tres autobuses hayan llegado directos de la diócesis a la cola de acceso a la Catedral compostelana, siendo muchos de los jóvenes los que se han negado a pasar la noche en el pabellón que les habían facilitado para ello. Como Fátima y Belén, todos estos adolescentes cantan y animan con su alegría la noche. Lo corroboran a las 6 de la mañana las «primeras compostelanas en la cola», un título que se han adjudicado María Pilar Beis y Carmen Liste, y que describen una suerte de «comunidad benedictina» que se ha forjado durante la vigilia.
«Nos han traído hasta gominolas. Los jóvenes venían a preguntarnos qué tal estábamos, si teníamos frío o hambre o sueño», se congratula María Pilar, que se declara “fan de la juventud” y que dice haber cambiado esta noche su impresión de que había una crisis de valores entre los jóvenes. «Han demostrado que quieren estar aquí más que nadie, que tienen ganas e ilusión por ver al Santo Padre», comenta. Carmen entresolloza mientras relata que su motivación es espiritual, y también personal. Quiso que su hermano enfermo fuese uno de los invitados por el Arzobispado para contemplar desde dentro del templo la Homilía presidida por Benedicto XVI, pero no pudo ser. «Pediré por él, por su curación, y por todos nosotros», dice, y añade la nota optimista: «En realidad, no me costó un sacrificio estar aquí porque la noche se pasó en un santiamén, no nos dimos apenas cuenta», afirma.
Habla en sintonía Concha Ave que, en silla de ruedas, lleva desde la medianoche junto a sus dos hijos en los primeros puestos de la cola y siente una gran emoción por «vivir y ver esto».
Todavía esperaban más aglomeraciones
Los agentes que custodian la zona blindada en el casco santiagués confirman que todo, salvo algún pequeño incidente por algún «pícaro» que trató de saltarse el orden en la fila, ha transcurrido con tranquilidad, que hay mucha gente, pero que «todavía esperaban más aglomeraciones». Un aspecto que ratifican los camareros de la cafetería Dakar (ésa que da final a la conocida ruta de bares en Santiago, que se inicia en el establecimiento “París” y concluye en este “Dakar” -el París-Dakar-), que no han cesado de trabajar esta noche, ya que por su situación privilegiada, en la Travesía del Franco desde la que se contempla la fila de gente que espera y también el templo del peregrinaje, esperaban un aluvión de clientes, que al final se quedó en afluencia constante pero no apabullante.
El último y el primero de la cola
Óscar es un peruano que prometió a su Vírgen de Chacha venir al santuario de Fátima si conseguía un buen trabajo. Lleva trabajando tres años en Vigo y cumplió con su promesa. En el santuario portugués, unos estadounidenses que llegaban de completar el Camino de Santiago le comentaron que el Pontífice tenía previsto acudir este noviembre a la capital gallega, y él pensó que debía complementar su promesa con esta segunda parte del viaje. Así que hoy se sitúa el último de una hilera de gente con todas sus ilusiones depositadas en el Papa y en el «bienestar» que le va a dar a él y, por extensión, a los suyos.
En el otro extremo, los primeros de los fieles son monjes benedictinos del Monasterio de Semos, en Lugo. Fray José Antonio está agotado, lleva más de 12 horas sentado en el suelo aguardando, con esperanzas de ver al «Vicario de Cristo en la Tierra», pero el frío de la noche y la falta de comida han hecho mella en el cansancio. Espera a que vengan también durante las próximas horas sus 15 compañeros de la orden, y destaca que el viaje del Papa a Santiago es un «testimonio vivo de la fe». «El Papa ha demostrado que quiere ser un peregrino más en el Año Santo. No viene por venir», deja claro este monje.
Los gritos de «Benedicto» y «Papa, Papa» resuenan en los costados de la Catedral santiaguesa de voces como las del grupo venido de La Guardia (Pontevedra), formado por Pablo María López y los hermanos Javier y Gonzalo Giménez, entre otros. Ellos demuestran, como dicen, que «la Iglesia es una forma de ver la vida», y los jóvenes estamos, dicen, «con Benedicto XVI». Admiten que Juan Pablo II tenía un especial gancho con los jóvenes, pero que ésta es su oportunidad singular para acercarse al nuevo y casi desconocido Joseph Ratzinger. Este espíritu hace confiar a gente como María Carmen Tous y Gloria Méndez que esta visita está sirviendo de aliento a los valores de la juventud. «Ayer había más gente joven en misa que de mediana edad, cosa muy importante», reseña Gloria entre asombrada y esperanzada por la futura generación de la fe.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete