El Papa aterriza en Singapur, desde donde espera tender una mano a China

Así ha comenzado este miércoles la cuarta y última etapa de su viaje a Asia y Oceanía. A las 14:50 hora local, 8:50 hora española, ha aterrizado en Singapur, el cuarto país más rico del mundo. «Bienvenido», le ha saludado el ministro de Cultura, Edwin Tong en uno de los salones del aeropuerto, pues el Pontífice ha entrado directamente a la terminal desde el avión a causa de la lluvia.

También en las puertas del aeropuerto se han concentrado algunas decenas de católicos para saludarle, pero han evitado hacerse demasiado presentes. «Welcome to Singapur, Pope Francis», «Bienvenido», decía un cartel.

El domingo pasado el papamóvil circulaba entre cabañas de madera en una selva en el norte de Papúa Nueva Guinea; hoy mismo en calles rebosantes de personas de Timor Oriental, y hasta el viernes lo hará en las avenidas de esta potencia financiera considerada uno de los cuatro tigres asiáticos junto a Corea del Sur, Hong Kong y Taiwán por su espectacular tasa de crecimiento.

No parece interesado en denunciar los contrastes socioeconómicos, que saltan a la vista, pues Timor y Papúa ocupan los puestos 154 y 155 en el «índice de desarrollo humano» que combina parámetros sobre vida larga y saludable, acceso a educación y nivel de vida digno; mientras Singapur, el nueve. El Papa llega entusiasmado porque Singapur es uno de los países con mayor diversidad religiosa del mundo, donde la religión no suele ser motivo de discusión, y uno de los lugares por los que pasó el primer gran misionero jesuita, el español san Francisco Javier.

De sus 5.637.000 habitantes, un 40% practica el budismo, el 20%, el cristianismo y otro 20% no tienen una afiliación religiosa. También hay musulmanes, hinduistas, taoístas. Aquí le esperan unos 400.000 católicos, que son el 3% de la población si en el cálculo se cuenta a los residentes extranjeros.

Naturalmente, el obispo de Roma va a apreciar que Singapur se haya convertido en pocas décadas uno de los lugares más seguros, limpios y tecnológicos del mundo, pero va a invitar a sus habitantes a pensar en quienes no pueden disfrutar de situaciones parecidas. Previsiblemente les alertará de otras pobrezas a las que están expuestos, como la soledad, la superficialidad o la falta de espiritualidad.

Como no hay sitio en la nunciatura, Francisco residirá en el «Centro de Retiros San Francisco Javier», una casa de la diócesis destinada a actividades de formación. El Papa tiene previsto reunirse esta tarde con jesuitas de la región, y descansar en su residencia pues, además del largo vuelo de tres horas y media desde Dili, esta mañana ha mantenido un intenso encuentro con jóvenes en Timor Oriental.

Mañana visitará al presidente Tharman Shanmugaratnam y al primer ministro Lawrence Wong. Luego mantendrá un encuentro con mil personas, entre embajadores, políticos y representantes de la sociedad civil, en la Universidad Nacional de Singapur. En su discurso podría incluir algún mensaje para China, país con el que Singapur mantiene una relación privilegiada. De hecho, la mayoría de los católicos que residen aquí tienen origen chino.

Este jueves por la tarde celebrará misa en el espectacular «Singapore Sports Hub», el estadio nacional. A la ceremonia acudirán unos 3.000 católicos de países vecinos como Malasia y Brunéi, lugares que jamás ha visitado un Papa. Por desgracia, el atentado islamista del pasado mes de mayo contra una comisaría en Malasia, en el que fallecieron dos personas y una resultó herida, ha provocado un aumento de las restricciones en las fronteras, lo que dificultará el viaje de muchos peregrinos. También participarán en la misa católicos de Hong Kong.

Francisco ha reservado para el viernes por la mañana un acto de gran simbolismo en este país, una visita a una residencia de ancianos. Singapur tiene una tasa de fecundidad del 0,97%, como promedio de hijos que una mujer tiene a lo largo de su edad fértil. Está muy por detrás del 2,1%, el margen necesario para mantener una población estable.

Este país defiende a ultranza el libre comercio y los mercados abiertos. Se espera que aquí el Papa retome el concepto de desarrollo humano integral, y mencione el drama de la pena de muerte, que aquí está en vigor para delitos como asesinato, secuestro, y posesión y tráfico de estupefacientes. En agosto ejecutaron la segunda condena a muerte de este año.

Francisco es el tercer Papa que va a Singapur. Aquí estuvo Pablo VI en 1970 y Juan Pablo II en 1986.