El Papa adelanta que su viaje a Baréin «hará pensar y dará buenas noticias»

El Papa Francisco ha partido esta mañana a las 9:40 horas desde el aeropuerto de Fiumicino de Roma, rumbo a la base aérea de Sakhir, en Baréin, adonde llegará al filo de las tres de la tarde hora de España. Aunque es su segunda visita al Golfo Pérsico -en 2019 estuvo en Abu Dabi-, se convertirá en el primer pontífice que viaja a Baréin, un país con sólo dos iglesias y poco más de ochenta mil católicos, casi todos emigrantes.

Curiosamente, la travesía hacia este país productor de petróleo se hizo en un vuelo a impacto cero de CO2. El Airbus 330, de la compañía de bandera italiana, ITA Airways, siguió un «plan que contempla la racionalización de los procedimientos operativos, un programa de apoyo al uso de combustible sostenible y la reducción del CO2 residual con una iniciativa de compensación de emisiones».

Se trata del viaje internacional número 39 del Papa Francisco, y del 58 país que visita desde que en marzo de 2013 inició su pontificado. Desde esta tarde y hasta el domingo, el Papa visitará la capital Manama, rezará en la catedral más grande del Golfo y se alojará en un palacio en la zona de Awali. A la misa multitudinaria que celebrará el sábado en un gran estadio de la capital participarán católicos procedentes de Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Emiratos y Omán.

Parte con grandes expectativas, pues cuando visitó Abu Dabi en 2019 regresó a Roma con el documento sobre la Fraternidad Humana firmado con líderes musulmanes, que ha modelado el diálogo entre Iglesia católica e Islam, y destensado la relación entre las dos religiones.

Con su visita, Francisco invitará educadamente al rey de Baréin a continuar el proceso de normalización democrática y le agradecerá dos importantes gestos de buena voluntad: Este país es el único de la región que concede la ciudadanía también a cristianos; y en 2013 el monarca regaló a la Iglesia católica los terrenos para construir una catedral, la de Nuestra Señora de Arabia, inaugurada hace un año y decorada con frescos del español Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal.

En Baréin el Papa dedicará una jornada completa a impulsar las relaciones con el Islam y a reflexionar sobre el papel de los creyentes ante los conflictos actuales. Precisamente, el lema del viaje es «Paz a los hombres de buena voluntad». El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, aseguró que el Papa apuesta por «el encuentro y el diálogo como raíz para la paz». «Es un momento para buscar aliados para la causa de la paz y la fraternidad», explicó.

El Papa Francisco sigue necesitando la silla de ruedas debido a su lesión de rodilla, por lo que no bajará del avión a través de la escalerilla ni con una plataforma móvil, sino a través de una pasarela. El primero que le saludará es el rey, Hamad bin Isa Al Jalifa (de 72 años), a quien acompañará el principal referente espiritual para mil cien millones de musulmanes sunitas, el gran imán de Al-Azhar en Egipto, Ahmed el-Tayeb (76).

Después de un breve saludo en el pabellón de Estado, el Papa se trasladará al complejo del palacio de Al-Sakhir, donde se celebrarán la mayoría de los encuentros de la visita. Se trata de la antigua residencia del jeque Hamad de Baréin. Cuando éste falleció en 1942, todas las puertas y ventanas del edificio se cerraron en señal de duelo y el edificio fue abandonado. Desde hace años, se utiliza durante las visitas de jefes de Estado.

Coincidiendo con la visita, el pasado lunes, la ONG Human Rights Watch publicó un duro informe sobre Baréin en el que pone en duda que pueda considerarse una democracia. Describe cómo desde 2011, tras la primavera árabe, el país endureció las medidas contra los disidentes y que con sus leyes de «aislamiento político» está impidiendo que los opositores se presenten a las elecciones parlamentarias de este mes. Además, denuncia que desde 2017 ha aplicado la pena capital a seis personas, que en sus cárceles hay 26 condenados a muerte, y que algunos fueron condenados después de ser torturados.

El pontífice podría mencionarlo durante su primer discurso, este jueves, que será ante los líderes del país y la sociedad civil. Lo que allí diga será escuchado atentamente también por Irán y Arabia Saudí, los dos estados que se contienden la esfera de influencia sobre Baréin. Mientras que dos tercios de la población del país son chiíes y miran con interés hacia Teherán, la monarquía y los miembros de la clase dirigente son suníes, protegidos por Riad.

También escucharán al Papa los emigrantes que trabajan en este archipiélago de 33 islas. Del millón y medio de habitantes de Baréin, sólo la mitad tienen nacionalidad bareiní. El resto proceden de Filipinas, India y Sri Lanka, y trabajan en la industria petrolífera, el servicio doméstico y el turismo. En los últimos años, el gobierno ha modificado la legislación y emprendido medidas para combatir la práctica del trabajo forzado, y el departamento de Estado de EE.UU. considera a Baréin aplica los estándares para combatir esta plaga.

Según el informe 2022 sobre Tráfico de personas, publicado por el gobierno de EE.UU., la situación en Baréin es delicada para las miles de mujeres que trabajan en ámbito doméstico, pues se constatan casos de «retención del pasaporte, confinamiento estricto, la sustitución de contratos, impago de salarios, servidumbre por deudas, amenazas o intimidación, y abusos físicos o sexuales». También detectaron casos de «mujeres reclutadas a través de las plataformas de las redes sociales o de conocidos radicados en el país, atraídas bajo el falso pretexto de ofrecerles trabajos bien remunerados en los sectores de la hostelería y el servicio doméstico, y posteriormente obligadas a participar en el tráfico sexual». Muchas de ellas, son católicas que tampoco podrán ir a alguno de los siete encuentros del Papa Francisco en el país.