Nuevo ataque a la escuela concertada en Cataluña: ofensiva para quitarle la sexta hora
Asociaciones en defensa de la pública piden que se evalúe si ese refuerzo mejoraría los resultados educativos, y si es que no, que se elimine de los centros con concierto
«Esa hora de más la financian las familias y no la Generalitat», recuerdan desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Escuelas Libres de Cataluña (Fapel)
Aulas desbordadas, «obsesión» por el catalán, y docentes mal pagados, el lastre de la educación catalana
Barcelona
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Iniciar sesiónRecuperar la sexta hora en la red educativa pública catalana «de forma progresiva y con concertación social». Éste era el acuerdo de investidura al que llegaron el PSC y los Comunes. Ahora, con la Consejería de Educación en manos de los ... socialistas ese compromiso se diluye. Al menos así se desprende de las primeras declaraciones de la nueva consejera Esther Niubó respecto a esta cuestión, en las que ha dejado claro que no tiene voluntad de imponer la medida como solución a los males de los que adolece la educación catalana. Ese refuerzo horario existía en la escuela pública catalana desde 2006 –existe aún muchas comunidades– pero se eliminó en 2011, aunque se mantuvo en la concertada.
Parte de la comunidad educativa cree ahora que esta ampliación horaria podría ayudar a mejorar los malos resultados académicos de la escuela pública, que se evidenciaron en el último Informe PISA. Reclaman, sin embargo, que se evalúe su impacto antes de tomar decisiones para comprobar hasta qué punto la medida es efectiva, y si lo es, que se recupere en la pública y desaparezcan así las diferencias entre las dos redes. Según el último informe de la OCDE, los alumnos de la escuela concertada, donde sí existe ese refuerzo horario, van casi dos cursos por delante de los de la pública.
La Fundación Jaume Bofill es partidaria de que se constate su eficacia antes de aplicarla pero las asociaciones de padres y algunas entidades que defienden un modelo único y público de enseñanza van más allá y han avanzado en declaraciones a los medios que si finalmente el resultado de la evaluación no es positivo «se elimine también la escuela concertada», lo que desde esta última red se ve como un nuevo ataque hacia su modelo. Desde la patronal concertada advierten, asimismo, de que ese refuerzo «se paga con el dinero de las familias» y de que «no está en manos de la Generalitat eliminarlo».
Tanto las Asociaciones Federadas de Familias de Alumnos de Cataluña (aFFaC) como la organización Rosa Sensat consideran que el hecho de que la escuela concertada tenga esa hora de refuerzo diaria (los alumnos hacen 175 horas más al año con respecto a la escuela pública) supone un agravio comparativo y acusa la segregación escolar. Desde la aFFaC consideran que el origen de los males de la educación pública va más allá de esta sexta hora y reclaman soluciones más globales. La organización Rosa Sensat comparte esta impresión. Por este motivo, portavoces de la entidad han señalado en declaraciones a los medios que si se comprueba que ese refuerzo horario no es efectivo «lo mejor para evitar diferencias entre las dos redes es que se elimine también de los centros con concierto».
Desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Escuelas Libres (Fapel), su presidente, Josep Manuel Prats, aclara en declaraciones a ABC que «la sexta hora en la escuela concertada no la financia la Generalitat sino los padres». Por lo que, según arguye, «la Administración no puede eliminarla».
Prats asegura, además, que la efectividad de la medida está «sobradamente probada» y que una de las constataciones de que funciona es que «PISA evidenció que los alumnos de la red concertada van casi dos cursos por delante de los de la pública, y la sexta hora, evidentemente, tiene mucho que ver en ello». Según el presidente de la Fapel esta hora de más que realizan los alumnos de la red concertada «no es curricular pero sí de refuerzo de las materias curriculares». «Puede ser una hora de lectura, de ejercicios de matemáticas, etc...», añade.
La anterior consejera de Educación, Anna Simó (ERC), descartó la posibilidad de implantar una sexta hora en la educación pública, hora que existía y fue eliminada por petición expresa del principal sindicato de la escuela pública. Preguntada por ABC sobre esta cuestión, afirmó que solo estaría dispuesta a implantar «extraescolares de calidad» para que todas las familias, sea cual sea, su capacidad económica, pudieran acceder a ellas «pero nunca una sexta hora como tal». Prats precisó que la sexta hora es aprobada por el Consejo Escolar de Centro y que la Generalitat solo «tiene la capacidad de limitar la cuota que se cobra a las familias por ella», que no debe sobrepasar los 80 euros mensuales.
Según fuentes de la Fapel, la sexta hora no es obligatoria pero el 99,9% de los centros concertados la tienen implantada porque «es una forma de suplir con fondos de las familias los déficits del concierto».
Agustí Guillén, secretario general de la Federación Catalana de Centros de Enseñanza, patronal de la escuela concertada en Cataluña, coincide con Prats en que no está en la mano de la Generalitat retirar la sexta hora en Cataluña. «Para poder hacerlo -añade Guillén- debería modificarse el actual marco normativo», precisa el portavoz de la patronal. Recuerda, en este sentido, que hay una ley orgánica y un decreto que regulan esta oferta y que «para que no podamos ofertar actividades complementarias deberían modificarse».
Según Guillén, la sexta hora la aprueba el Consejo Escolar de Centro y, después, la Generalitat autoriza la cuota máxima que puede exigirse a las familias por esta hora de refuerzo, que actualmente es de 80 euros en las etapas de Infantil y Primaria, y de 50 euros en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). «Si no sobrepasamos esta cantidad y no se cambia ese marco normativo no pueden eliminarla de la concertada», aclara Guillén.
Prats es partidario de que si, finalmente, la evaluación que se pide desde la pública concluye que la sexta hora es positiva, «se financie también en la concertada». Agustí Guillén, por su parte, discrepa y pide que ese incremento de financiación se dirija a aumentar la cantidad del módulo económico que la Generalitat concede a la concertada para gastos ordinarios. El secretario general de la Federación Catalana de Centros de Enseñanza ve en las declaraciones de la aFFaC y Rosa Sensat «un nuevo ataque a la concertada». «No nos quieren. Quieren hacernos desaparecer y aprovechan cualquier oportunidad para cargar contra nosotros», concluye.
«Tenía la sensación de que mi hija estaba poco estimulada en la escuela pública y decidí matricularla en una escuela concertada. Tenía la percepción de que su ritmo de aprendizaje estaba por debajo de lo que debía ser, y estaba en lo cierto». Alexandra G. A. escolarizó a su hija en una escuela pública del Ensanche barcelonés porque creía en su proyecto y también en la directora de aquel momento, pero, según explica a ABC, con el paso de los años los planes pedagógicos del centro se fueron, a su juicio, «desvirtuando».
«Durante los tres cursos de Educación Infantil, mi hija fue feliz. Estaba contenta con los profesores, con los compañeros y con el centro, pero cuando empezó la fase curricular mi percepción fue cambiando, no en cuanto al entorno sino al aprendizaje», señala la madre en declaraciones a ABC.
«Esperamos a que cursara los primeros años de Primaria, pero en tercero dimos el salto a la concertada al comparar lo que le estaban exigiendo sus profesoras y lo que se exigía a los alumnos de la misma etapa en varios colegios concertados de la zona», añade. Las razones que la llevaron a dar ese paso son las que mueven a otras muchas familias, según subrayan desde la patronal de la escuela concertada, a abandonar la red pública y refugiar a sus hijos en la otra red educativa.
«Como padres nos dimos cuenta de que falta cultura del esfuerzo, de que no les exigían lo suficiente, y de que todo es muy laxo en la escuela pública», apunta Alexandra. Ella se educó en la red concertada- privada y echaba en falta el ambiente y la filosofía que había detrás del proyecto educativo que modeló su aprendizaje.
«Es importante inculcar a los niños que deben ser constantes, tener responsabilidades, y también de que deben esforzarse para tener resultados, y eso, lamentablemente, no lo encontré en la pública», apunta Alexandra. «Cuando mi hija se incorporó a tercero de Primaria en la escuela concertada ya estaban con las divisiones y en su antiguo centro seguían con las tablas de multiplicar. Es solo un ejemplo», arguye.
Otros puntos a favor de la escuela concertada son, según dice, «el contacto más continuo con el profesorado, los deberes y la mayor exigencia en todos los ámbitos». La madre defiende la sexta hora pero no cree que sea la solución definitiva a los males de la escuela pública. «Está claro que es positiva, aunque creo que la diferencia que hay entre la red pública y la concertada en estos momentos no responde a esta hora de refuerzo, sino a la filosofía que subyace detrás de cada proyecto educativo», afirma la progenitora. «Que nos quitaran la sexta hora me molestaría, aunque el abismo que hay actualmente entre la pública y la privada no es cuestión de una hora más de refuerzo al día», concluye.
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