La 'nueva masculinidad', un concepto viejo en la era de la corresponsabilidad
Igualdad «politiza» el debate de la identidad varonil para que sea el hombre quien «repiense sus roles» en sociedad
Sea por biología o cultura, los expertos no consensúan el porqué de las distintas atribuciones en muchas familias
"No me gusta lo de 'blandengue'. No se trata de que lloremos, sino de que nos comprometamos"
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Iniciar sesiónGobernar desde la ira. Desde el Ministerio de Igualdad, en el acto para presentar su última campaña que apela al 'hombre blandengue', se asumió que muchas veces las mujeres que quieren plasmar cambios en los varones lo hacen desde la ira. «Politizan el debate de ... la identidad varonil», censuran expertos como Carmen Sánchez Maíllo, del Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad San Pablo CEU. El resultado es el enfrentamiento. Pero en un mundo en permanente construcción, mujeres y hombres caminan juntos, así que dejando al margen esa furibunda reacción del ministerio para implantar conductas igualitarias, los expertos analizan el trasfondo: la campaña, con escaso tacto, se ha hecho con afán de provocar reacciones. Y eso sí se ha conseguido. Prueba de ello es que introduce un concepto -el de 'nueva masculinidad'- que a algunos se les antoja viejo y superado, para otros sigue emergente. Sobre él hay un gran disenso todavía, así como sobre la raíz biológica o la construcción cultural en que eso se traduce en el día a día. Y a todos les lleva a la misma conclusión: nuestra era es la de la corresponsabilidad.
El lenguaje que se usa en esa era ya origina revuelo. ¿Reparto (de tareas, cuidados...) o diferentes atribuciones que requieran las necesidades familiares y particulares en cada momento? Tampoco hay consenso. El profesor de Antropología Social en la Universidad Complutense José Ignacio Pichardo remarca, para empezar, que «obviamente hay cuestiones biológicas que nos diferencian, pero la subordinación se construye socialmente. La parte positiva es que lo podemos cambiar y en los últimos lustros en el contexto español hay un cambio cultural muy importante, por ejemplo, en el cuidado de menores». En esa transformación de códigos desiguales ya caducos deben entrar no solo cada individuo y las instituciones, con campañas, sino las empresas, conmina.
Pichardo diferencia: «Podemos conocer a personas concretas que muestran otras formas de ser, preemergencias de un cambio que está aún por cristalizar, pero no existe un modelo cultural de representación de la masculinidad en el que reconocerse distinto al que hemos tenido toda la vida hasta ahora». Faltan referentes, a su juicio, «que vayan más allá de cuestiones estéticas y de mercado, que es a lo único a lo que se le da visibilidad cuando se habla de 'nuevas masculinidades'».
Sacudirse los lastres
Igualdad resaltó que con el concepto 'nueva masculinidad' se intenta beneficiar a los hombres para que se deshagan de roles de género que les acompañan desde tiempos ancestrales. Lo que significa, explica el antropólogo, es que los hombres se vean «valorados socialmente igual si son blanditos, cuidadores, no ambiciosos, que si son fuertes, ligones, líderes y duros».
En sintonía con esta idea, Marta Ausona, profesora de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés de la Universidad Ramón Llull, señala que el machismo también está limitando y constriñendo a los hombres con ciertos estereotipos. Sacudidos estos, las masculinidades que ella llama «contrahegemónicas serían aquellas que se replantean su papel en sociedad sin lo que el machismo ha querido arrebatarles, como son la ternura, el saber cuidar...».
Los hombres Aka, y los suecos, distanciados por miles de kilómetros, comparten la distinción de ser los mejores padres del mundo
Marta Ausona
profesora de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés de la Universidad Ramón Llull
«No hay ninguna razón antropológica que impida al hombre asumir más peso en el cuidado y las tareas domésticas, en esa segunda y tercera jornada que padecen las mujeres cada semana tras su trabajo y de la que ya hablaban en los años 80 Arlie Russell Hochschild y Anne Machung con una gran investigación sociológica en EE.UU.».
Ausona expone: «Las razones son estructurales: el centro británico Father's Direct distinguió como los mejores padres del mundo, primero a los hombres Aka, pueblo establecido en el corazón de África, ya que ostentan el récord de sostener el 47% del tiempo a sus bebés en brazos; y por detrás están los suecos, con el 45%». Culturas muy divergentes y distanciadas, con roles de género no biológicos, reflexiona. «La idea no es implantar un modelo ideal, sino repensarse. No se está pidiendo al hombre ser o no masculino, sino que su masculinidad o su identidad como hombre no signifique situarse en superioridad o posesión», remacha.
También pregonan un mundo más igualitario y justo, nada violento, las profesoras María Calvo, del Máster de Cultura Contemporánea y Cristianismo de la Universidad de Navarra y la citada secretaria académica del instituto del CEU, Sánchez Maíllo. Pero lo hacen desde otro prisma. «No es precisa una 'nueva' masculinidad, sino justo lo contrario, volver a los orígenes de la civilización occidental, judeocristiana, con grandísimos ejemplos de hombres que son mezcla de ternura y fortaleza como Héctor, en 'La Iliada'», aduce Calvo.
Iniciativas como las de Igualdad pretenden que el hombre se feminice y que haga las cosas como las hacemos las mujeres
María Calvo
Profesora del Máster de Cultura Contemporánea y Cristianismo de la Universidad de Navarra
Autora del libro 'La mujer femenina', la profesora contrapone que lo que pretenden iniciativas como la de Igualdad es que «el hombre se feminice y haga las cosas como las hacemos las mujeres, pero eso no es conveniente. Es aberrante pensar otra cosa que un padre puede ser cariñoso y dar seguridad y protección al mismo tiempo. No descuida ninguna de estas habilidades. Desde la revolución del 68 el hombre es más afectivo, pero va a acabar por tener miedo a mostrar sus virtudes eternas, que están en todas las culturas como son la protección de la familia, la dación de seguridad y la transmisión de valores».
Un documento de Excel para las tareas
«La campaña 'El hombre se hace' y el concepto 'nueva' masculinidad parten de una visión del hombre muy negativa, lo demonizan y beben de unas premisas ideológicas, de falacias, con un planteamiento sectario de que todo se construye culturalmente. Entienden que la naturaleza no nos dice nada. Son cuestiones artificiales, porque con la incorporación de la mujer al trabajo, la organización familiar ya ha cambiado hace décadas y se viene haciendo de un modo natural. Ese cambio ya se ha producido por realismo y observación de lo que se necesita» en cada hogar, censura Sánchez Maíllo.
«Pretenden generar una discusión pública, pero no son temas nuevos. Mujeres y hombres no debemos vivir en lucha por imposición, sino vivir en colaboración. El Estado no debe arrogarse la capacidad de educar a la ciudadanía como si fuésemos niños, todo esto forma parte de un adoctrinamiento cuyo instrumento principal es la manipulación del leguaje. Y ahora toca el termino masculinidad», apuntilla.
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En el caso de Calvo, incide en un «claro empeño en borrar las diferencias biológicas, cuando masculino y femenino deben ser sinérgicos». «Estamos viviendo un momento social muy curioso en que se nos considera idénticos, lo que deriva en conflicto. Los defectos solo son características diferentes. Ahora habría que hacer un reparto de las tareas en un documento de Excel y eso solo sirve para atacarnos».
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