¿Tienen Netflix en casa? Así decide el Gobierno vasco si un alumno es vulnerable

En realidad, el Gobierno vasco ha calcado los cuestionarios que se utilizan en las evaluaciones de diagnóstico escolar, como el informe PISA. En él aparecen cuestiones relacionados con hábitos de lectura. Así, se pregunta acerca del número de libros que hay en la casa, o por la existencia de «libros de literatura clásica o contemporánea» como «Rosalía de Castro, Miguel de Cervantes, William Shakespeare o Gloria Fuertes».

Las familias también deben especificar si en sus domicilios hay enciclopedias, diccionarios o libros de consulta, si son lectores de prensa diaria o si están suscritos a algún tipo de revista especializada. Además, se solicita el número de ordenadores, de libros electrónicos de tablets o smartphones. Por último, se pide a las familias que expliquen de cuántos vehículos disponen o el número de dormitorios y cuartos de baño que hay en su domicilio.

Desde la confederación de Asociaciones de Padres y Madres del País Vasco, tienen dudas acerca de la eficacia de estos cuestionarios. «No hay ningún tipo de medida de control sobre esos datos», critica Lourdes Imaz, su coordinadora. En su opinión, se centra en cuestiones sociológicas y no en indicadores de carácter económico, lo que hace que el cuestionario sea «muy manipulable». «Es imposible saber si las familias están diciendo la verdad», añade.

En realidad, tampoco está claro cuáles son las respuestas que pueden beneficiar o perjudicar en cada caso. Desde el Departamento de Educación explican que el cuestionario servirá para trazar el perfil de vulnerabilidad de cada familia. Una vez detectados los alumnos vulnerables, su intención es que estos se repartan entre todos los centros educativos de su área y no se concentren en un solo colegio. Ese reparto se hará por igual entre centros públicos y concertados, ya que desde este año la asignación de plazas se hará de manera conjunta.

Por lo tanto, cada escuela tendrá que reservar un número de plazas para alumnos vulnerables. El porcentaje vendrá delimitado, según los datos aportados hasta ahora por la Consejería de Educación, por la situación socioeconómica del área en el que estén ubicados. Podría darse el caso de que haya familias que se vean desplazadas y no puedan acceder al primer centro elegido en la inscripción porque ese colegio ya tiene demasiados alumnos de su mismo perfil (ya sean vulnerables o no vulnerables).

Ayer, coincidiendo con la apertura del plazo de inscripción, el consejero de Educación vasco, Jokin Bildarratz, insistió en los beneficios del nuevo sistema para ayudar a la «cohesión social». Ha insistido, en que se trata de un movimiento «tranquilo» que se plantea «a muchos años vista» y que de momento solo afectará a las aulas de dos años, el primer curso de la etapa de infantil del sistema educativo vasco, que desde este año también estará concertado.

Ha explicado que los cuestionarios se han utilizado en «piloto» con buenos resultados, y que en ningún caso afectará a los menores ya escolarizados, que «seguirán en el mismo centro sin ningún tipo de problema». Sin embargo, en su intervención no ha conseguido aclarar qué opciones pueden tener los menores que se vean desplazados de la que es su primera opción debido al cambio en el modelo de admisión.

«Es un tema sensible y complicado», explica Imaz, que insiste en mandar un mensaje de «tranquilidad» a las familias hasta ver cómo actúa la consejería. «Lo que hará Educación es un misterio», resume. Desde el sindicato Steilas, el mayoritario en la educación vasca, también han mostrado sus dudas acerca de que este sistema termine con la concentración de alumnos vulnerables.