La muerte de Mati lleva la vergüenza a Dusun Loco, el barrio que la acogió
Los vecinos agachan la cabeza cuando se menciona a la española asesinada por dos empleados del hotel en el que se alojaba. En este establecimiento se robó a más clientes, incluso con violencia, ante la pasividad del personal
Los detenidos por la muerte de Mati Muñoz son un empleado y exempleado del hotel donde se alojaba
Joaquín Campos
Lombok (Indonesia)
Una boda en el hotel Montana Premiere de Senggigi, en la isla de Lombok, ha convertido los alrededores del espacio en una especie de aparcamiento de coches de alta gama con los que los recién desposados también se fotografían. La avenida que divide la playa ... del hotel está repleta de más utilitarios y de invitados que salen, trajeados, a fumarse un cigarrillo. Todo es fiesta y buenas sensaciones. Una orquesta ameniza aunque nadie baila. Cuando justo al cruzar el cauce de un río ahora seco, porque no estamos en época de lluvias, uno se adentra, como lo hizo cientos de veces María Matilde Muñoz Cazorla, Mati, en un camino asfaltado que desemboca en una pequeña plazoleta donde un hotel desvencijado llamado Bumi Aditya aún existe. A su lado, la mezquita.
Aunque no existe un censo oficial, son alrededor de dos mil las personas que residen en este pequeño barrio, que aunque a sólo doscientos metros de la playa de Senggigi, se mantiene subrepticio para la inmensa mayoría de los turistas que siquiera saben que detrás de los edificios hoteleros hay vida, aunque no tanta esperanza. Las calles, enjutas, repletas de casitas con tejados de uralita, por donde transitan numerosas motos por doquier.
Senggigi, en realidad, son varias playas. Como la de Batu Bolong, donde la última semana, y hasta que los pillara la policía, estuvo enterrada bajo la arena Mati. En general, el nativo no utiliza la playa como sí lo hace el occidental. Por lo que no suele haber casi nadie dándose chapuzones. Mati prefería la playa de Klui, a la que acudía con su motocicleta tras desayunar, como cada mañana, su café americano y su bizcocho de plátano.
El informe final de la autopsia de Mati se retrasa entre nuevas contradicciones de la Policía de Indonesia
Joaquín CamposLas autoridades locales seguirán investigando el caso de la española pese a que en su momento indicaron que cesarían las labores. «Nuestro líder nos ha dicho que hasta que no esté todo resuelto aquí no libra nadie», aseguró a ABC uno de los agentes
En Dusun Loco la práctica totalidad de sus habitantes son o empleados de hostelería de los numerosos hoteles y restaurantes de la zona o los familiares de los mismos, tantas veces las mujeres y sus hijos. Porque si algo ha dejado muy mal olor en el barrio de clase obrera ha sido el ver cómo a dos de sus vecinos les puede caer hasta una cadena perpetua tras haber asesinado a sangre fría a Mati para robarle 156 euros. El resultado de la autopsia determinará el grado de violencia que utilizaron.
La habitación 107
Durante el paseo hacia el interior de Dusun Loco, y tras cruzar el primer terreno donde cuatro vacas observan asustadizas, se alza la mezquita donde de manera abrumadora acuden al rezo la inmensa mayoría de sus habitantes. Y a escasos metros, el portón de entrada al hotel Bumi Aditya, que tantas veces cruzó en ambos sentidos Mati. Hoy la habitación 107, donde ella residía, sigue rodeada de una cinta policial. Eso sí, la puerta está abierta, de par en par. Como la de la habitación donde estuvo, al menos, los cuatro primeros días después de haber sido asesinada, junto al router y numerosas sábanas y toallas.
Ge y Suhaili han sido los primeros detenidos. Según la policía, han reconocido los hechos. El primero, de 30 años, fue empleado del hotel hasta que hace dos años le despidieron por robar a clientes; el segundo, era empleado hasta que unos días después del homicidio se fue sin permiso a las islas Gili a buscar trabajo. Allí, en realidad, trató de sacar dinero con las tarjetas de crédito que había robado a Mati. Como no pudo, las tiró a la basura.
Pero lo que debe saberse es que en ese hotel se robó a mansalva a clientes. Tanto fue así que las redes sociales explican de manera tajante cómo varios clientes denunciaron al establecimiento al ver robadas parte de sus pertenencias. En algunos casos hasta con violencia física. En esas reseñas incluso se leía la pasividad de sus empleados cuando los ladrones comenzaban su faena.
Lo que aún no se entiende es cómo esos dos vecinos de Dusun Loco fueron capaces de transportar en varias ocasiones el cuerpo de Mati. Primero, desde el lugar del homicidio al cercano almacén; cuatro días más tarde, llevándola a través de ese mismo pasillo a un patio interior alejado del epicentro del hotel aunque dentro de sus posesiones; cuando casi mes y medio después, y ante la presión mediática, la sacaron a un montículo cercano; finalmente, decidieron una semana antes enterrarla en aquel recodo rocoso de la playa de Batu Bolong. Las razones a todos estos cambios, además del miedo a ser pillados, era el mal olor que desprendía el cadáver.
Un mes y diez días
Algunos vecinos han reconocido que, al menos, durante el mes de julio reconocieron un olor putrefacto. Que cerca del hospedaje se utilice una era como vertedero ilegal pudo confundir. Pero las personas consultadas aseguraron que aquello no parecía el olor del cadáver de un animal. Aunque claro, aún la policía ha sido incapaz de explicar cómo el cuerpo putrefacto de un ser humano no altero las fosas nasales de ninguno de los empleados del hotel. Porque los restos de Mati estuvieron, al menos, un mes y diez días allí. Sin que le prestara la más mínima atención.
En Dusun Loco hay negocios que tratan de acercar al turista a través de sus callejuelas. La lavandería Vanya es uno de ellos. Aunque su empleada reconoce que sí, que hay extranjeros que utilizan sus servicios, son más las nativas que, en sus días libres, buscan lavadoras donde hacer la colada. A Mati, por cierto, la conocían en casi todo el barrio. «Era una persona excelente -comenta una camarera de un restaurante italiano-, siempre paseaba y saludaba con una sonrisa, acompañada por perros a los que alimentaba».
Hay un detalle que no debería pasar desapercibido a los que están investigando: el barrio está lleno de gatos. De muchos gatos hambrientos. Más arriba, cabras, más vacas y hasta búfalos. Porque conforme más te alejas de la playa, la isla de Lombok se convierte en un lugar repleto de campesinos y terrenos repletos de árboles frutales.
Dusun Loco ha quedado golpeado. Sus vecinos agachan la cabeza cuando se les pregunta por Mati. Saben que la injusticia ha sido absoluta. Y que la isla tardará en recuperarse. Que la imagen ha quedado en entredicho por la falta de seguridad. Pero a la vez, dos familias, las de Ge y Suhayli, han quedado marcadas de por vida porque sus mujeres e hijos, cuando todos descendían de sus salarios.
Un policía de la comisaría de Lembar, la mas importante de la isla, asegura que ambos detenidos, que penan sus días en celdas de aislamiento en solitario, no paran de llorar, pidiendo perdón y exigiendo piedad. «Ya es tarde. Porque es intolerable que alguien haya destruido su vida por tres millones de rupias indonesias», dijo el agente. Porque por menos de 160 euros al cambio, hoy dos vecinos de un barrio humilde de la isla indonesia de Lombok han dejado señalados tanto a sus vecinos como a sus familiares.
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