Monte Athos, la 'república' europea en la que está absolutamente prohibida la presencia de mujeres desde hace más de mil años

Entre sus 2.000 residentes no encontraremos a nadie del género femenino. Es más, no se les permite acercarse a 500 metros de la costa. Esta restricción se remonta a una carta del siglo X. Tal como ha explicado a los medios Graham Speake, autor de 'Mount Athos: Renewal in Paradise', en ella se establece que las 'hembras' quedan vetadas. Y eso incluye también a los animales domésticos de este sexo.

Toda mujer que no se atenga a esta restricción puede enfrentarse a 12 meses de cárcel. 

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Athos

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Fuente: elaboración propia / ABC

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Fuente: elaboración propia / ABC

Speake detalla que «la regla es y siempre ha sido que los hombres deberían ser capaces de dejarse barba si iban a ir a Athos, y había una prohibición contra los eunucos y los niños en el período bizantino por el temor a que una mujer pudiera hacerse pasar por un niño o un eunuco para colarse», apunta. Pero esta regla aplicada a los niños se ha ido flexibilizando.

Lo primero que se necesita para poder poner un pie en este monte es enviar una copia del pasaporte a la Oficina de Peregrinos del Monte Athos. De esta forma, diariamente 100 peregrinos ortodoxos y 10 hombres no ortodoxos pasan por este lugar sin dar nunca concesiones al género femenino.

La tradición ortodoxa dice que el origen de este veto se remonta al momento en que la Virgen María se desvió de su rumbo cuando intentaba navegar hacia Chipre para visitar a Lázaro y terminó en el monte Athos. Le gustó tanto lo que vio que pidió que fuera un jardín sólo consagrado a ella. Desde entonces ninguna mujer más tiene cabida en este sitio.

Una versión más pragmática de la historia atribuye esta prohibición, según Speake, al intento de preservar el celibato de sus residentes para que nada les distraiga de su rutina monástica. Ya que todo el monte es considerado un enorme monasterio. Y su grado de obsesión es tal que importan los huevos de Grecia por la ausencia de gallinas ponedoras. La única excepción se da con los gatas que mantienen a raya la presencia de roedores. 

Este lugar es peculiar en más de un aspecto. Esta 'república' monástica es un territorio autónomo bajo soberanía griega. Es decir, goza de autogobierno y esto le permite estar exenta de acatar las normativas procedentes de la Unión Europea, como es el caso del Acuerdo de Schengen, que permite la libre circulación de personas.

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988. Depende del ministerio de Exteriores griego y del patriarcado ecuménico de Constantinopla. Y su capital es Karyés, donde se reúnen los representantes de los monasterios.

En el monte Athos no se pagan impuestos. No en vano, su nombre, Athos, proviene del gigante que desafió a los dioses griegos. Y los que lo han visitado lo describen como un lugar congelado en el tiempo. Sus religiosos se rigen por el calendario juliano que tien un desfase de trece días por detrás del gregoriano, y cuando se pone el sol en este monte los relojes hacen que marque la medianoche. Cerrándose las puertas de todos los monasterios.

Sus tierras pertenecían al Imperio bizantino y los primeros monjes eremitas se establecieron en Athos. En el año 963, Atanasio de Trebizonda, bajo el auspicio del emperador Nicéforo II Focas, fundó el monasterio de la Gran Laura. Otros monasterios se levantarían en la zona por rusos, búlgaros y serbios. Y Bizancio garantizaba su autonomía.

Con la caída de Constantinopla, el territorio pasó a manos de los otomanos. Y en un edicto se rubricó que se reconocía a Athos como «el país en el que día y noche el nombre de Dios es reverenciado» y se lo describe como «un refugio para los necesitados y los viajeros».

Su presencia no pasaba inadvertida. De hecho, circula una leyenda negra según la cual en la Edad Media los piratas catalanes se dedicaban a saquear este monte. De ahí que en 1993 la visita a la península del cantautor Josep Tero, que se identificó como catalán, terminó con el rechazo de varios monjes del monasterio de monte Athos, que le impidieron la entrada basándose en una prohibición vigente durante siete siglos a todo el que se identificara como nacido en Cataluña.

Con el tiempo, Athos se convirtió en un punto clave de difusión de la cultura helena y se ha relatado cómo algunos monjes llegaron incluso a combatir la ocupación turca. Ya en el siglo XIX, los griegos en guerra con los otomanos obtuvieron su independencia en 1830. Pero no fue hasta 1913 cuando Grecia obtendría la posesión del monte Athos, confirmando su estatuto especial en el artículo 105 de la Constitución.

Una particularidad, unido a su veto a las mujeres, que fue aceptada por la UE cuando el Estado griego entró a formar parte de la Comunidad Europea, en 1981. Y recibe fondos europeos para su conservación.

Pese a sus intentos de mantenerse alejados de las coyunturas del resto del mundo, los rusos fueron aumentando su presencia en la zona, llegaron a tener 7.000 monjes en la zona. Y la Primera Guerra Mundial se resolvió con la ratificación de la soberanía griega sobre el monte.

Viendo cómo se iban resolviendo las cosas en el periodo de entreguerras, en 1941 los representantes del monte pidieron a Hitler su protección personal, cosa que les concedió. La revista 'Time' llegó a relatar: «Los stukas alemanes barrieron los cielos a lo largo del Egeo como espantosos pájaros sombríos, pero no dejaron caer ninguna bomba sobre los monjes del monte Athos. Las motorizadas hordas nazis retumbaron en la península de Salónica, pero no invadieron el cabo oriental, donde el santo e histórico monte se yergue». Esto no evitó que algunos monjes escondieran a los aliados en sus monasterios durante la Segunda Guerra Mundial.

Más de uno se ha sentido atraído por lo que resguardaba Athos, y son los países ortodoxos los que han estado especialmente interesados en su herencia. Hay historias que van desde la KGB robando las reliquias del monasterio de San Panteleimon en los sesenta, a la desaparición de un manuscrito, en 1988, en el monasterio de Zografou achacado a los servicios secretos búlgaros.

Hoy el Kremlin busca asegurar su presencia en esta república mandando monjes y donando más de 20 millones de euros para renovar el monasterio ruso. Speake, que visitó el lugar en 2005, comentaba el número creciente de visitantes rusos que podían verse en la zona. Frente a estas injerencias, el gobierno griego prohibió en 2008 la entrada de representantes de la Iglesia rusa. No obstante, en 2016, Putin visitó el monte Athos para celebrar mil años del edificio.

A pesar de su aparente tranquilidad, ha habido casos sonados de insurgencia entre los propios residentes monacales. En los 70, el patriarca de Constantinopla se reconcilió con la Iglesia católica. El monasterio de Esphigmenou lo consideró una traición e izó una bandera negra con el lema 'La ortodoxia o la muerte', cortando relaciones con el resto de monasterios.

Una actitud que les costó que las autoridades griegas hayan querido expulsar a los monjes. Con varios intentos infructuosos de desocupación y heridos. En una ocasión los monjes llegaron a arrojar piedras y cócteles molotov a los policías, un hecho que constató la BBC.

En 2013, el Tribunal de Apelación de Atenas decidió juzgar a catorce personas por delitos penales y entre ellos aparece el abad del majestuoso monasterio Efrem, en Athos, por el intercambio de propiedades del monasterio por otras estatales de gran valor comercial.

En el monte Athos, pese a sus reglas férreas, las mujeres llegaron a pisar sus tierras. Desde la reina Elena de Serbia, en 1447, que se refugió en este lugar huyendo de unos piratas, a la escritora Maryse Choisy escribió un libro en el que relataba cómo pasó un mes en este lugar de forma clandestina haciéndose pasar por un monje.

El caso más conocido se dio cuando Miss Europa 1930, griega, consiguió pisar Athos disfrazada de marinero. Y durante la Guerra Civil griega, mujeres de un grupo de asalto entraron en Athos buscando comida. La gota que colmó la paciencia de los monjes se dio en 1953, tras la visita de una mujer griega, Maria Poimenidou vestida de hombre. Desde ese momento Grecia aprobaba una ley por la que la irrupción de mujeres en Athos sería castigada con una pena máxima de un año de prisión.

Athos no es el único lugar en el que la presencia femenina está prohibida. En el templo de Sabarimala, en la India, están vetadas las mujeres de entre 10 y 50 años. Y en Europa está el rincón rojo de Herbertstrasse, en Ámsterdam, con carteles que dicen: «Prohibida la entrada a jóvenes menores de 18 años y mujeres». Las activistas y defensores de los derechos humanos están en contra de este tipo de vetos. De modo que la verdadera prueba del monte Athos, este refugio alejado del tiempo, es saber cuánto más podrá vivir de espaldas al mundo.