Los médicos de Ceuta y Melilla, los únicos que dependen del Estado, apelan a la UE tras cinco meses de huelga

Ahora, la citada comisión debe fijar una fecha en la que debatirá el asunto, aunque al ser este un mes sin actividad puede tardar aún algún tiempo, concretan fuentes del Parlamento Europeo. En ese debate se invitará a participar a los denunciantes, es decir, a los médicos, que contarán a los eurodiputados qué les ha llevado a protagonizar la que ya se ha convertido en la huelga médica más duradera de la historia. Tras escucharlos, los europarlamentarios emitirán una opinión, que en este caso no es vinculante. Si consideran que el asunto es lo suficientemente grave como para tener que intervenir, puede pedir a la Comisión Europea que intervenga, que sí tendría la potestad para tomar una decisión, apuntan las mismas fuentes.

Y mientras, la situación sanitaria en Ceuta y Melilla es cada vez más insostenible. En la primera ciudad la huelga ha provocado ya la cancelación de 10.300 consultas y de más de 330 intervenciones. Las listas de espera han pasado a ser de aproximadamente 6 meses para consultas y de cerca de un año para cirugías, prácticamente el doble de los tiempos de espera que se daban antes de la huelga. En Melilla, por su parte, se han suspendido ya 11.000 visitas médicas y más de 200 operaciones. Las listas de espera han pasado de estar en los 38 días a más de 80, con casi 800 pacientes en ella. De ellos, además, más de la mitad esperan más de 90 días.

Noticia Relacionada

Los pediatras alemanes proponen sancionar a los padres que lleven a los niños a urgencias sin ser necesario

Rosalía Sánchez

Creen que esta medida solucionaría buena parte de los problemas de la sanidad, como las largas colas

«Las listas de espera eran la niña bonita del Ingesa -el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, dependiente del Ministerio de Sanidad y encargado de gestionar la prestación en Ceuta y Melilla- porque nos gestionábamos muy bien y presumían de ello, pero se ha desmadrado. Y es un marcador de calidad», lamenta Justo Sancho-Miñano, presidente del Colegio de Médicos de Melilla, que asegura además que la lista de espera llega a ser de más de un año en algunos servicios. Reconoce que la huelga «está haciendo muchísimo daño» a un sistema que ya estaba tensionado. El año pasado, dice, tenían solo 323 colegiados, «la ratio más baja de toda la Unión Europea», pero este año ha ido a peor y son más de 50 médicos menos.

En una situación idéntica se encuentra Ceuta, pues la imposibilidad para dar con médicos que cubran todas las plazas satura aún más el sistema. «Las condiciones laborales de los médicos distan mucho de ser atractivas», critica el presidente de su colegio profesional, José Enrique Roviralta. Una de las consecuencias de la huelga es que están derivando más pacientes para ser tratados en Andalucía que de forma habitual, cuando ya se apoyan en la sanidad andaluza por las «carencias» que el sistema sanitario ceutí tiene de por sí. En esta línea, el pasado febrero, cuenta este facultativo, el Boletín Oficial del Estado (BOE) declaró a Ceuta y Melilla como zonas de difícil cobertura médica, es decir, aquellas donde por determinadas circunstancias faltan profesionales de la Medicina para trabajar y, por tanto, necesitan aplicar medidas concretas, como incentivos. «En la práctica no se ha tomado ninguna medida. Seis meses después de ese reconocimiento oficial, seguimos igual», denuncia.

Lo que reclaman mediante este parón ininterrumpido en ambas ciudades autónomas es principalmente una mejora de las condiciones profesionales para que haya médicos dispuestos a trabajar ahí. «Tenemos las guardias peor pagadas de toda España. La guardia en festivo de un médico está peor retribuida que la de un bombero o un policía local. Y la paga extra que tenemos es inferior a la de los enfermeros», critica Roviralta, que considera que la suma de todos estos hechos son «desincentivos» para que los profesionales ejerzan su labor en estos territorios. «Desde 2002 que se transfieren las competencias en Sanidad a las comunidades todas han ido mejorando las condiciones de sus facultativos para que no se vayan a trabajar a otras y subsanando los errores. Excepto el Ingesa, que no ha hecho nada en 21 años», afea por su parte el presidente de los médicos de Melilla.

Pero antes de pedir socorro a Europa, los médicos ya habían tratado de negociar con el Ministerio de Sanidad, aunque por el momento ni hay acuerdo ni son optimistas sobre que se pueda alcanzar uno pronto. Han pasado dos meses y medio, denuncian los facultativos, desde que mantuvieron el último contacto con el Ingesa. «Es una actitud de inacción», asegura Roviralta, que su ánimo siempre ha sido el de sentarse a negociar. Incluso hicieron una suspensión del parón «como deferencia» al nuevo ministro de Sanidad -ahora en funciones-, José Miñones. Pensaron también que habían llegado a un principio de acuerdo con el Ingesa, «y después de haber suspendido la huelga fuimos a firmar algunas cosas que nos parecían positivas y tras haberlo dialogado nos dijeron que ellos no podrían firmar nada porque no tenían las competencias. Fue una tomadura de pelo, una operacion de confusión y distracción».

Volvieron a pedir la mediación de Miñones, o en su defecto de la secretaria de Estado, Silvia Calzón, «pero la respuesta del ministro fue evasiva, no nos respondió al fondo de la cuestión», sostiene el presidente de los médicos de Ceuta.

«Si tú montas una huelga en Andalucía o en otra comunidad, el consejero en cuestión se reúne con los profesionales. Pero aquí les da igual», lamenta también Sancho-Miñano. Además de a Miñones, cuenta, se han dirigido también al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, o al Defensor del Pueblo, pero no han recibido respuesta, como tampoco, en el caso de Melilla, del actual ministro de Sanidad. Sí contestó a una de sus misivas, en su día, la anterior ministra de Sanidad, Carolina Darias, aunque la respuesta no convenció a los profesionales: «Escribimos una carta a la ministra Darias pidiéndole recursos y ella nos contestó que las obras del hospital iban muy bien. Nada que ver a lo que le preguntábamos».

La intención es continuar con la huelga hasta que el ministerio atienda sus peticiones y por supuesto se comprometa a darles una solución. Lo que más les preocupa, además de los perjuicios que el conflicto está generando en los pacientes, es el sentimiento de «dejadez» que Sanidad deja en los profesionales. «Lo peor que puede quedar de esta huelga es la desilusión y la desmotivación de los médicos, que ven que el ministerio no atiende a nuestras reclamaciones», considera Roviralta. Aunque acabara mañana la huelga, añade Sancho-Miñano, con los recursos disponibles se necesitaría más de año y medio para dar la vuelta a la situación. «Sin sanidad no hay futuro», lanza.

Este periódico consultó al Ministerio de Sanidad qué posición tiene al respecto, así como si tienen previsto reunirse con los médicos próximamente para tratar de poner fin al conflicto, que aseguró que el Ingesa mantiene el diálogo y las negociaciones abiertas desde el principio.