Más perros que personas: así se distribuyen los canes por los municipios de España
En 366 territorios la población canina supera a la humana y en más de 1.000 equivalen a más del 70% de los habitantes
Un anciano pasea a un perro en Barcelona
Durante un paseo por más de 350 municipios de nuestro país es más probable que se cruce antes con una persona paseando uno o más perros que con alguien que vaya sin ellos; mientras, en el 90% de los territorios es casi seguro que tendrá ... la posibilidad de acariciar antes a nuestros amigos peludos que hacerle carantoñas a un niño de menos de seis años; en el 80%, encontrará antes a un perro que a un menor de edad.
Según datos recopilados por ABC, a través de los colegios de veterinarios y consejerías de Medio Ambiente de las Comunidades Autónomas, en España la cifra de canes censados rozaría los ocho millones (7.816.853), sin embargo, otras fuentes, como la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales (ANFAAC) la sitúan por encima de los nueve millones (9.313.098).
«La población de perros en España es mucho más elevada de la que está censada», señala Paula Calvo, etóloga y doctora en Antrozoología. «Cualquier protectora te dirá que la gran mayoría de los perros que entran en los refugios no tienen chip. Con lo cual, la gran mayoría de la población de perros no está identificada de ninguna manera».
Más perros que personas
De este modo, el mapa superior, elaborado con los datos oficiales, lo que estaría mostrando es el número mínimo de canes existente en cada territorio. Aún así, en un total de 366 municipios de nuestro país hay más perros que habitantes. Las dos provincias extremeñas se sitúan a la cabeza, con más de un 26% de sus municipios donde se da esta situación. Por detrás Guadalajara (con el 14,2% de sus territorios), Cuenca (13,4%), Ávila (10,5%), Soria (9,3%), Zamora (8,1%), Segovia (7,2%), Ciudad Real (6,7%), Teruel (6,8%), Salamanca (5,5%), Toledo (5,4%) y Huelva (5%).
En el extremo opuesto, la Comunidad Valenciana, donde los perros apenas igualan en número al 2% de su población -en Cáceres, primera de la clasificación, suponen el 58,9%-. ¿A qué se deben esas diferencias? «La base sociocultural pesa en el tema de la tendencia a convivir con animales», señala Calvo. «También lo que están diciendo esos datos es la diferencia en cuanto a la costumbre de cada zona, donde hay más tendencia a censar e identificar a sus perros es porque se les considera más como parte de la familia».
Un antes y después de la pandemia
Virginia M., 37 años, soltera y empleada de una importante consultora, pasó el confinamiento sola en su piso del barrio de Guindalera en Madrid. Se confiesa una enamorada de los animales y especialmente de los perros. «Hasta los 11 años vivimos con Otto y tengo un montón de recuerdos preciosos con él», relata. «El confinamiento me sirvió para reordenar mi vida, mis recuerdos, y decidí que necesitaba volver a sentir lo mismo. Hasta entonces no lo había hecho por mis horarios, pero gracias al teletrabajo todo se ha hecho más fácil (…) Ahora Lola y yo somos inseparables».
Virginia es sólo un ejemplo de cómo el confinamiento generó una necesidad en muchas personas de «poner un perro en su vida». «Ha sido un fenómeno mundial, a nivel de las sociedades occidentales, se han llegado a vaciar refugios enteros», relata la doctora Calvo.
Los datos así lo muestran. Según ANFAAC, en 2019 el número de perros en España era de 6.733.097, por lo que en 2021 se habría registrado un incremento del 38%, el más alto de la serie histórica de la que se dispone.
¿Por qué? Según los expertos consultados por ABC, el confinamiento sólo fue el último «empujón» ya que España se considera como un país «promascotas». Según un estudio realizado por fundación Affinity en 2014, el 74% de los españoles afirmaba que convivir con un animal de compañía le hacía -o haría- más feliz, sin embargo, sólo el 43% tenía una mascota en su hogar.
«¿Por qué esa diferencia? Mucha gente decía 'no es mi momento, no tengo tiempo…'. ¿Qué pasó en el confinamiento? Pues que teníamos tiempo», reflexiona Calvo.
Para el Director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud en la Univeritat Autònoma de Barcelona, Jaume Fatjó, además de ese cambio en el ritmo de vida, otro de los motivos que podrían estar detrás del incremento fue el hecho de que se trató de «un momento muy complicado para la gente, de mucha incertidumbre y los animales de compañía, como su nombre bien indica, son un apoyo importante sobre todo en un momento de dificultad».
No obstante, el profesor puntualiza que esa cifra se está incrementando incluso desde antes del confinamiento: «Lo que hay que ver ahora es qué ocurrirá en los próximos años, cuál será la tendencia de la población general».
Más perros, menos niños
Ante la caída de la natalidad y el aumento de mascotas en los hogares se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de los jóvenes estén sustituyendo sus potenciales retoños por cachorros. «No es mi caso», afirma rotunda Virginia. «Nunca quise tener hijos, tampoco ahora siento la necesidad y es una de las primeras cosas que dejo clara cuando comienzo una relación».
«Sí que parece que hay una tendencia entre los jóvenes, no sabría decirte si a nivel global, que a lo mejor sienten que no están en el momento -tanto desde el punto de vista financiero como de estilo de vida- de tener un niño, pues tienen un animal de compañía», apunta Fatjó. «Pero en general el animal de compañía lo encuentras de una manera transversal, personas que viven solas, acompañadas, que acaban de tener hijos... Hace falta un poco más de tiempo para analizar de manera seria si eso corresponde a un patrón».
Para Calvo, la teoría de la sustitución «no se sostiene». «Somos animales grupales, sociales (…). Una de las características que llevamos grabadas en nuestros genes es cuidar de otros, unos más y otros menos (…) La tendencia a crear familia, a crear grupo está ahí, estamos diseñados para ello, pero vivimos en una sociedad que por lo que sea, no te permite fácilmente tener hijos. Así que al menos, tienes el perro que te ayuda a poder desarrollar esa parte más cuidadora. Pero no es que sustituyas al hijo; es que tendrías el perro y tendrías el hijo, pero el hijo es el paso último que no das porque no puedes».
Más y mejor cuidados
En lo que se refiere al perfil de la persona con perro, desde ANFAAC dan algunas pinceladas: «el hogar poseedor de perros se caracteriza por contar con un mayor número de miembros que el de gatos, con un cuidador de más de 35 años y de poder adquisitivo medio», señala José Manuel Ruiz, director de administración y marketing de la asociación.
Para Fatjó es difícil señalar características concretas del «poseedor tipo» de un perro: «están prácticamente todos los perfiles representados (…) no se ha podido ligar con una característica de personalidad, lo encuentras en personas muy diversas. Lo que sí se ha podido constatar es el vínculo que establece la personas con el animal, cómo se integra el animal de compañía en la estructura familiar».
En este sentido el investigador asegura que «no sólo ha habido un cambio cuantitativo sino también cualitativo». «Al igual que ha cambiado la forma en la que los padres se relacionan con los hijos, la relación que establecen las personas con los animales de compañía también han evolucionado. Los perros y los gatos de hoy en día, si los comparas con su abuelos, reciben mejor atención veterinaria, tienen una mejor nutrición, educación… En cuanto a lo básico, el vínculo emocional, esto probablemente haya estado siempre ahí. Lo que cambia es cómo se manifiesta».
Los otros mejores amigos
El otro gran compañero que encontramos en los hogares españoles es el gato. Sin embargo, según los datos disponibles, únicamente en nueve municipios estos son más númerosos que los perros: dos de ellos se encuentra en Alicante (Sella y Tàrbena), otros dos en Madrid (La Hiruela y Torremocha de Jarama), y el resto en Lérida (La Floresta), Navarra (Aranguren), La Rioja (Bergasillas Bajera), Segovia (Cabañas de Polendos) y Soria (Carrascosa de la Sierra).
No obstante, apuntan los expertos, se estima que en España sólo alrededor del 5% de los felinos están censados, de hecho, la suma de los registrados se sitúan cerca del millón, sin embargo, según ANFAAC el dato se situaría rozando los siete millones.
«Indudablemente según los datos de nuestro Estudio de Censos, podemos decir que en España hay una cierta tendencia a los perros frente a los gatos, quizás factores culturales, sociales y geográficos por el clima de nuestro país, puedan inducir a las personas a la tenencia de perros en mayor medida que los gatos, aunque en muchos países de Europa la situación es totalmente contraria y los gatos son el rey de las familias», explica Ruiz.
En el siguiente mapa, se muestran las preferencias de uno u otro según los territorios y el porcentaje de ambos por hogares.
«Normalmente los países más fríos tienden al gato porque salir a pasear al perro no es fácil y suelen tener una vida más centrada en el interior de las viviendas», señala Calvo. Sin embargo, tal y como señala Fatjó, «no hay una explicación única al porqué en unos países se decantan más por unos animales que por otros».
Efectos positivos
El hecho de que año tras año las mascotas se incrementen en los hogares españoles sólo tiene «consecuencias positivas», según los expertos consultados por ABC.
«Todos los indicadores muestran que los animales mejoran la salud tanto física como mental», explica Fatjó y ejemplifica cómo un perro motiva que las personas mayores salgan a la calle y actúa como catalizador en las relaciones con otras personas.
«Además de ese factor físico, el factor más importante, es que nos ayudan emocionalmente», relata. «Hoy en día se sabe que el perro o el gato son una fuente de apoyo social para las personas con las que conviven».
En este sentido, Calvo subraya que los animales de compañía forman parte del «capital social». «Se ha visto que en aquellas ciudades, incluso barrios, donde hay más presencia de perros especialmente, pero de animales de compañía en general, hay menos índice de criminalidad, más redes de asociaciones de vecinos… En definitiva, ayudan a promover una serie de características que nos hacen ser mejores en sociedad».