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Mascarilla en el supermercado y en el autobús y más teletrabajo: las propuestas de Sanidad ante la llegada de la gripe

El ministerio abordará este jueves con las comunidades autónomas cómo afrontar la temporada de las infecciones respiratorias. Propone cuatro escenarios con actuaciones concretas para cada uno de ellos

Sanidad contempla la vuelta de la mascarilla en centros sanitarios ante la llegada de la gripe

Personas con mascarillas en el supermercado, en 2021 J. JIMÉNEZ
Elena Calvo

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Los trabajadores sanitarios, pacientes y sus acompañantes deberán llevar mascarilla en las salas de espera de centros de salud y urgencias de hospitales cuando los niveles de transmisión de las infecciones respiratorias agudas (como la gripe o el Covid-19) se consideren altos. Serán las comunidades autónomas las que decidan si se impone esta obligatoriedad de manera general o solo en centros concretos en base a su «situación específica y vulnerabilidad». Así lo propone el Ministerio de Sanidad en el documento que, junto a las comunidades autónomas, se debatirá este jueves en la Comisión de Salud Pública de cara a la llegada de la temporada de la gripe, al que ha podido acceder ABC. El objetivo es que no se repitan las imágenes de colapso que se dan en los centros sanitarios con la llegada de los virus.

El documento busca dar con criterios comunes que se utilicen para valorar el riesgo de la situación epidemiológica en cada momento y, en base a ellos, adoptar actuaciones. Así, establece cuatro escenarios basados principalmente en los datos del Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias agudas en España (Sivira), que mide la incidencia de estos virus en cada momento. En el escenario 0 el riesgo es «interepidémico o basal», en el 1 la transmisibilidad es baja o moderada, en el 2, alta y en el 3 el nivel de transmisión de las infecciones respiratorias se considera muy alto o incluso «pandémico».

Así, para cualquier escenario el documento propone recomendaciones como el seguimiento de la situación epidemiológica, la difusión de las medidas recomendadas de prevención frente a la gripe y el Covid-19 o de las recomendaciones de vacunación para todos los grupos de edad. A medida que las infecciones aumentan y se cambia de escenario, dice el documento, se añaden más actuaciones.

En todos los niveles, para las personas que tengan síntomas Sanidad recomienda el autoaislamiento. También la mascarilla, que se refuerza a medida que el riesgo crece, aumentando las situaciones en las que se tendrá que llevar. En el escenario 1, por tanto, con una transmisión baja, se recomienda la utilización del cubrebocas a personal sanitario, pacientes y acompañantes en los «ámbitos vulnerables» de los centros sanitarios, como salas de quimioterapia o unidades de trasplantados.

Bajas para los trabajadores

En este escenario se indica que las personas con síntomas minimicen sus interacciones sociales y apliquen las medidas de higiene recomendadas durante los 5 días posteriores al inicio de los síntomas. El documento también aboga por favorecer el teletrabajo de las personas que tengan sintomatología compatible con los virus respiratorios como gripe o Covid-19. En las residencias de mayores y de personas con discapacidad se intentará reubicar a los trabajadores contagiados a áreas donde no tengan contacto directo con personas vulnerables y, si no es posible, se recomienda darles la baja durante los primeros 5 días tras el inicio de los síntomas.

En el escenario 2, cuando el riesgo ya se considere alto, además de las anteriores se recomendará a las personas con riesgo de desarrollar complicaciones graves, como mayores o enfermos crónicos, que amplíen ese uso de mascarilla en espacios interiores como supermercados, tiendas o transporte público, así como en cines, teatros, salas de conciertos, gimnasios, salas de baile o eventos multitudinarios al aire libre. También se aconsejará el uso del cubrebocas de manera permanente a todos los trabajadores de los centros de mayores y personas vulnerables, pero no para los pacientes y residentes, de manera que se valorará la obligatoriedad de manera general en función de la situación de cada centro.

Cuando el riesgo se considere alto también se podrán restringir las visitas a las residencias, aunque Sanidad aboga en el documento por valorar la «repercusión emocional» que esta medida puede tener en «las personas más vulnerables y minimizando la restricción en estos casos».

«Medidas excepcionales»

En el último escenario, cuando la transmisión de las infecciones respiratorias agudas ya se considere muy alta, se reforzará la coordinación entre las comunidades autónomas mediante reuniones extraordinarias del Consejo Interterritorial de Salud, pero además el documento abre la puerta a adoptar «medidas adicionales y excepcionales» para controlar la situación.

El objetivo de estas actuaciones, dice el texto, es garantizar la coordinación entre las diferentes comunidades y ciudades autónomas aunque luego puedan estar en escenarios distintos. Además el documento también aboga por que cada región pueda implementar las medidas adicionales que considere oportunas.

Además de a través de Sivira, para valorar el riesgo se utilizarán también otros indicadores como el registro de procesos de incapacidades temporales por las infecciones respiratorias, es decir, las bajas por gripe o Covid-19, el sistema de monitorización de la mortalidad diaria (MoMo) o la ocupación de las camas hospitalarias y Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

Planes para asegurar la asistencia

El documento también hace hincapié en que se deberán revisar los planes de contingencia de los centros para asegurar su capacidad asistencial en todos los escenarios, así como las reservas de equipos de protección personal. Para ello, estos protocolos deberán contemplar planes de continuidad tanto para hacer frente a las bajas de personal sanitario y no sanitario como al aumento de los casos de infecciones respiratorias que requieran reorganizar los servicios.

A partir de que el riesgo se considere alto, asegura el documento, los centros sanitarios deberán activar si así lo requiere la situación esos planes de continuidad para garantizar la asistencia sanitaria «ante un incremento agudo» de la asistencia y de las bajas de los trabajadores.

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